Pandemia

Lo “imposible”, lo posible

La grave emergencia sanitaria en la que se encuentra el mundo ha servido para tomar decisiones “sobre la marcha” que dieron lugar a proezas, pero que también abrieron el paso a soluciones imaginativas. Y en esto, el tiempo fue un factor determinante
miércoles, 25 de marzo de 2020 · 10:00

Empujada por la necesidad imperiosa de contener el coronavirus en la ciudad Wuhan, China desarrolló una hazaña de diseño, arquitectura  e ingeniería en el que entonces era epicentro del brote: en efecto, el hospital Huoshenshan, de 34.000 metros cuadrados, de dos pisos y 1.000 camas, comenzó a aceptar a sus primeros pacientes ocho días después de que se iniciara el trabajo de nivelación de tierras. La obra completa estaría finalizada tres días después.

Cientos de máquinas trabajando al mismo tiempo en las tareas de nivelación y preparado del suelo para la construcción en tan solo diez días de un hospital. Los primeros pacientes ingresaron el octavo día posterior a la firma del decreto por el cual se decidió su contrucción. Con la determinación que solamente lo acuciante puede ocasionar, “lo imposible” se convirtió en una realidad que asombró al mundo en medio de la emergencia

Es verdad que, hoy por hoy, en China “te arman una ciudad en un par de meses”. Hay datos que avalan esta aseveración casi común en el ambiente de la construcción. En tal sentido, la revista especializada en temas económicos Forbes publicó ya en 2018 el siguiente dato:  “China produjo un total de 2.400 millones de toneladas métricas de cemento, mientras que el resto del mundo produjo 1.700 millones de toneladas métricas. India fue ‘la mejor del resto del mundo’ con 270 millones de toneladas métricas, mientras que Estados Unidos produjo 86,3 millones”.

El Hospital de Campaña que se erigió en Campo de Mayo para atender posibles casos derivados de la pandemia

Así, ya ni fue novedad que una semana después inaugurara un segundo centro de salud, el Hospital Leishenshan, con 1.500 camas.

Eso sí, a las decisiones las toman con esa velocidad “castrense”, propia de una nación en guerra (aunque sea fría) permanente.

Otros países no actuaron de la misma manera por los motivos que fuera y hoy encabezan los ranking más dolorosos en lo que va del siglo.

Argentina contó con el factor tiempo a su favor. Y también, hay que decirlo, con una clase dirigente que se puso a la altura de las circunstancias (con muy pocas excepciones). Más allá de las medidas decretadas, los ejemplos de los hospitales Huoshenshan y Leishenshan se fueron “adaptando” a las posibilidades, a lo posible: “¿Tenemos hospitales?, equipémoslos por lo que pueda pasar”, “¿tenemos hospitales de campaña del Ejército?, montémoslos por lo que pueda pasar”, “¿Nos ofrecen una nave desocupada de grandes dimensiones?, salgamos a buscar camas y que los médicos digan cómo corresponde que las dispongamos”... Y así...  También valen estas soluciones que toman quienes están al frente del Estado. Y pueden llegar a ser efectivas, siempre y cuando nosotros nos respetemos y nos quedemos en casa.

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