Hubo, además, 10 menciones - Con un buen marco de público durante la inauguración
La memoria de un guardapolvo
Con “¿Hablar es correr el riesgo de mentir?”, Constanza Ruibal ganó el Premio Adquisición del?Salón de las Mujeres.?En la obra intervino el primer guardapolvo que usó su madre como docenteTodavía falta para que se hagan las 9.30 de la noche y en la planta baja del Museo Municipal de Bellas Artes Fernando?Bonfiglioli, Lorena Salcedo, la responsable del espacio, se pare frente al público micrófono en mano y anuncie a la artista ganadora del Premio Adquisición de la edición 2023 del Salón de las Mujeres Marina González de Lucchini.
Ahora son las 20.30 y recién están llegando algunos que van de una sala a otra, de una obra a otra, que suben y recorren, también, el primer piso, donde hay más producciones. Hay tres mujeres que caminan entre los demás, pero no recorren como los demás: están revisando que todo esté como debe. Son Carina Cagnolo, Gabriela Manfredi y Sofía Sartori, referentes de las artes visuales y juradas del Salón.
Sartori, la más joven del trío, habla de su experiencia como jurado y dice: “Fue superenriquecedora para mi trabajo como artista”.
Cagnolo, por su parte, cuenta: “Primero vimos todas las obras que participaron en la convocatoria de manera virtual. Vimos las carpetas, las fotos, las imágenes, las memorias conceptuales y una vez que llegamos al espacio, ya con la primera selección hecha, pudimos ver las obras in situ para hacer el último trabajo, que es la premiación de la obra seleccionada”.
Y sigue: “Hay una gran diversidad: no solo de temas, sino también de procedimientos, de lenguajes, de formatos, de medios. No podemos ver una línea temática fuerte, definitoria en el conjunto”. Lo que ven es inevitablemente plural porque es lo que proponen, con frecuencia, los salones de arte contemporáneo. También explica: “Obviamente, hay intereses, uno va viendo ciertos compromisos o ciertas coherencias entre lo que el artista quiere o dice en su memoria conceptual y lo que pasa en la materialidad. Esa congruencia es un criterio de evaluación”.
Manfredi, luego, comenta: “Es clave para el arte conceptual que haya una memoria. La materialidad de la obra sola no se sustenta si no hay un escrito que acompañe”.
***
Cada vez llegan más y cada vez falta menos. Entonces, alrededor del micrófono que tomará Salcedo en unos minutos para los anuncios que todos esperan, se reúnen las autoridades: el secretario de Educación, Cultura y Promoción de la Ciencia, Rafael Sachetto, la secretaria de Inclusión Social y Territorio, Celeste Curetti, el secretario de Planeamiento, Relaciones Institucionales y Vinculación Comunitaria, Otto Wester, el presidente de la Agencia Córdoba Cultura, Raúl Sansica, junto a Silvia Longo también como representante y Marcos Andrada de la Cooperativa Obrera.
Sachetto habla del “compromiso con el arte”, de la “participación comunitaria que tiene el museo”, de la colección del Bonfiglioli como aquella “con el mayor porcentaje de obras de mujeres” en la provincia, de la importancia de esta muestra “desde lo simbólico” y de la necesidad de sostenerla en el tiempo, del trabajo que se hace “con convicción”. Él es el primero y el que más se extiende. Los demás no se salen de los esquemas, son breves. Así, llegan los aplausos. Y el momento de que se sepan los nombres.
***
Salcedo anuncia, primero, 10 menciones: de Córdoba se premia a Mariana Guagliano con “Hasta entonces, todo había sido blanco”, a Guadalupe Dean Eguia con “Creo que vivo en el futuro”, a Jessica Gómez con “Entre”, a Victoria Liguouri con “El grito de Luci”, a Mariana Ramírez con una obra sin título, a Emilia Di Pascuale con “Gemelas” y a Romina Castiñeira con “Zona de confort”; de Río Cuarto a Ileana Gonella con “Lo que queda del día”; de Alta Gracia a Paola Sferco con “Tríptico” y de Villa María a Aylén Perossi con “Registro: metamorfosis”.
***
Hay gritos y abrazos cuando Salcedo la nombra: se llama Constanza Ruibal, es cordobesa y gana el Premio Adquisición con la obra “¿Hablar es correr el riesgo de mentir?” La producción presenta un guardapolvo blanco sobre un fondo negro y pertenece a su proyecto “Desarmario” en el que presenta uniformes de diferentes oficios, para mostrar la relación entre el cuerpo y el vestuario.
En este caso, interviene el primer guardapolvo que usó su madre cuando empezó a trabajar como docente.