La manada

Francisco García Ibar nació en Zárate. Durante su infancia se pasó los veranos y los fines de semana en el campo de su abuelo. En esa casa había lagartos, un mono y, por supuesto, vacas, ovejas, caballos y una jauría. Fue ahí donde observó la diferencia de comportamiento entre sus perros, que en la semana estaban en el patio de la casa, ladrando a los desconocidos, y los sábados y domingos se ponían mansos con el resto de la manada.

A los 18 se mudó a Capital Federal a estudiar cine, pero siempre le tiraron más los animales.

“Les tiraba la pelota y enseguida los perros se enganchaban conmigo mientras sus dueños estaban quietos esperando que el perro se distrajera solo”, contó.

García Ibar empezó entonces paseando a un perro, después a otro, y llegó a tener 70 en recorridos simultáneos. Así nació su nueva vida. Y hoy es el hombre de Argentina con una de las “colonias para perros” más admiradas del mundo.

El espacio La Manada fue abierto por García Ibar, se encuentra ubicado en la ciudad de Lima, partido de Zárate, y es un campo adecuado para la ocasión. Allí los perros -que llevan los dueños para el cuidado de Francisco- no están atados y corren por el barro, por el maíz o por el césped. Y cuando quieren, también se tiran a una gran pileta, todo para ellos.

“Mi vida es una vida de perros. Duermo con perros, como con ellos, mi ropa está llena de pelos, el olor ya no lo siento. Cuando me quedo en el campo, los perros que llevo de huéspedes son de departamento, están acostumbrados a dormir adentro, en un sillón o una cama, así que vivo rodeado. Y me encanta”, señaló el paseador más famoso del país.

Conocido ahora por ser la pareja de Eugenia Tobal (con quien tiene una beba), García Ibar prefiere mantenerse en las afueras de la ciudad.

“El perro está atado en la urbe, no puede tomar decisiones, acá sí”, afirma, sentado en el campo.

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