El esfuerzo fiscal argentino convence en Washington

Después de las últimas reuniones que ha tenido en Washington representantes de la cartera de economía, este es uno de los titulares que han copado los medios internacionales.

Para el FMI, el esfuerzo fiscal que está llevándose a cabo en Argentina tiene buena aceptación ya que, según los datos del Banco Mundial, es una de las economías más importantes de América Latina.

Uno de los grandes escollos en los que se está centrando ahora mismo la nueva ministra es en solucionar el problema estructural del campo. Si el sector agrario exige un dólar unificado, es el gobierno el que necesita poner en marcha los cambios para que sea viable la negociación y no se imponga la divisa específica que quieren instaurar.

Son muchos los agricultores que están planteándose solicitar préstamos de varías cantidades, por ejemplo, préstamos de 10000 euros, para poner en marcha ciertos automatismos que vendrían fenomenal para sus plantaciones. De hecho, se espera que sean las nuevas cosechas las que marquen el cambio y que puedan paliar la devaluación de una divisa que ha puesto en jaque la rentabilidad de los cultivos.

La soja y el grano son los grandes productos que el gobierno quiere liquidar, sin embargo, una de las exigencias desde el campo es hacerlo dependiendo de sus necesidades financieras y no de golpe, lo que supone para ellos perder la gestión financiera propia.

La economía argentina necesita de un plan de acción que palíe, desde el campo a las familias, una situación inflacionista que no tiene pinta de que vaya a frenar en los próximos meses.

De hecho, uno de los objetivos de las reuniones que los representantes del país han mantenido en Washington tiene que ver con la aprobación o visto bueno de medidas que ayuden a planificar una contención económica que no repercuta en otoño más aún en la economía familiar.

Si se gestionara bien el conflicto agrícola, se podría convertir Argentina en uno de los graneros internacionales ante la falta de suministro.

Sin duda, los mercados internacionales están buscando proveedores que sean capaces de suplir la escasez de grano y, de hacerse bien, podría beneficiar en las exportaciones argentinas como nunca antes.

“La situación internacional exige cambios que están empezando a hacerse a nivel macroeconómico. El comercio está cambiante y cada estado deberá buscar la forma de contribuir a su economía con sus materias primas y productivas. En el caso de Argentina, el campo y los metales pueden ser una tabla de salvación si se gestiona bien la contratación” explican desde el sector.

Tras la reunión con el FMI, que ya permitió a principios de año negociar un nuevo programa EFF, es necesario seguir en la senda de la consolidación y equilibrio fiscal, salvo que se renegocie, para que en menos de 4 años todo el déficit tenga un cifrado diferente.

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