Opinión - Romeo Benzo respondió a dirigentes sindicales que cuestionaron al sector agropecuario que realiza el paro

“Si el campo pierde, matamos al único sector productivo que genera divisas”

Benzo consideró que quienes generan riqueza siempre pagan las crisis que se desatan por la mala administración del Estado, y que si este sector es asfixiado, se reduce el empleo y colapsa el circuito económico
miércoles, 13 de enero de 2021 · 08:49

Luego de que los dirigentes gremiales y sociales Oscar “Cacho” Mengarelli,  Fernando Mercado, Walter Secondino, Alfredo Ponce, Roberto Battaglia y Fernando Mosquera cuestionaran al sector ruralista que lleva adelante el cese de comercialización en rechazo a las restricciones temporales sobre las ventas de maíz impuestas por el Gobierno nacional, el concejal de Vamos Villa María y militante de la UCR Romeo Benzo les respondió. La réplica llegó a través de un escrito enviado a nuestra Redacción, en el que Benzo disiente con los dirigentes y contrapone una serie de interrogantes. 

“‘Nene rompe, papá paga’ y ‘El que rompe paga’ son dos frases muy utilizadas en el ámbito coloquial, y es que lo tenemos tan internalizado que sólo por reflejo contestamos alguno de estos dichos cuando nos preguntan quién paga lo que se rompe. Todo indica que es la regla, pero... en  Argentina todo puede ser al revés... El Estado toma deuda y el privado, el trabajador, el que invierte, tiene que pagar. Y son tantas las maneras que el Estado tiene para recaudar y pagar la fiesta, que los gobernantes han sacado de la galera toda clase de impuestos, inclusive los del viento, o las piletas, o la valija, entre otros.

Tan al revés puede ser Argentina que, volviendo al inicio, para los sindicalistas, revolucionarios, filósofos y catadores de café, la frase de cabecera es ‘Rompamos, total pagan los que generan, producen, invierten y los que han soportado por 76 años de manera ininterrumpida las crisis. ¡Rompamos, total pagan los giles!’.

Las crisis las pagan los que producen riqueza. Y las crisis se desatan por la mala administración del Estado, el descontrolado aumento del gasto público, y la continuidad de las políticas populistas. El Gobierno, en lugar de bajar impuestos para permitir incentivar la producción y el desarrollo, hace todo lo contrario.

Para reactivar la economía hace falta exportar y bajar los impuestos para ser competitivos. El consumo interno no puede ser a costa de políticas restrictivas, por el contrario, si los ciudadanos eligen el producto es porque es una opción atractiva y no la única. Si la inflación aumenta de modo descomunal, la gente solo podrá consumir comida para subsistir, hay que controlarla.

Es tedioso hacer comparaciones, pero si en otro país funciona, ¿por qué no se puede en el nuestro? En países coherentes, siempre el Estado bien administrado es la reserva que ayuda a que los sectores productivos y que generan, no decaigan.

El día 8 de enero, una nota de opinión en este matutino hacía la siguiente pregunta: ¿Quién paga la crisis: las minorías concentradas o el pueblo trabajador? Rápidamente, surgió el interrogante: ¿Quién es el pueblo trabajador al que hacen referencia?, ¿acaso quienes se adjudican el escrito? Si el sector productivo, que genera bienes y servicios del sector privado, es cada vez más asfixiado, se reducirá la generación de empleo y, por ende, colapsará el circuito económico.

Mientras que algunos sectores gozan de los feriados largos, viajes en cuotas, asuetos, y mieles públicas, en Argentina el Estado se funde y el sector privado siempre paga el ajuste para que no colapse. Cuando esto no es suficiente,  este sector privado sufre los embates discursivos, mientras el salvavidas de plomo lo hunde.

Si el campo pierde, matamos al único sector productivo que genera divisas. Pero lo peor es que lo administra un Gobierno que juega al ‘argentinian’ criollo Hood Robin, ya que le saca a los que trabajan para que ‘la Señora’ cobre pensión y jubilación conjunta de casi un millón de pesos (en referencia a Cristina Kirchner). Entonces, ¿quién será la minoría concentrada?

 

La cigarra y la hormiga

La visión sindical es la de la fábula de la hormiga y la cigarra.

Conocen con lujo de detalles las ganancias del campo, pero no se fijan en los costos de producción -ya que los insumos se pagan en dólares-, el riesgo de perder la cosecha, y el esfuerzo para conseguirlo.

El campo, ‘ese supuesto sector que fuga capital’, es el aque más aportó a la construcción en los últimos 10 años. Sin embargo, el sector que más gasto ocasiona en las arcas estatales no aporta mucha inversión ni riesgo, ni empleo digno, ni estable, por el contrario, precariza y utiliza el tráfico de influencias para pagar sobornos y compromisos con subsidios y cargos. ¡Ay, señora rebelde, de piercing y Silicon Valley!, pague los aportes, deje de explotar trabajadores, dé el ejemplo (en referencia a Victoria Donda).

¿Adónde estaban los gremios cuando se hizo este ajuste al ingreso de los jubilados? ¡¡¡Porque lo promovió este Gobierno!!! Sí, el que prometió asado y reparte polenta. En el cambio de fórmula para evitar el desajuste por inflación eran convocados a tirar piedras. Hoy callan cínicamente. ¿A qué trabajador representan?

En su nota los dirigentes gremiales dicen: ‘Son ellos o nosotros, resistencia popular’, y yo agrego: ¡Patria o delincuentes! ¡Esclavitud o libertad! ¡Impuestazo o producción! ¡Avance o atraso!”, expresó Benzo en su escrito.

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