Informe - Entrevista a referentes provinciales que trabajan en la prevención del suicidio

“Es una respuesta definitiva a una situación temporal”

La comunidad de Villa María está conmovida por una serie de suicidios. Decidimos presentar este informe consultando a expertos sobre las señales que pueden dar las personas con conducta suicida y, también, sobre las razones por las que no se puede decir “se mató porque”, dado que no hay una causa
domingo, 3 de julio de 2022 · 08:09

En el mes de junio, seis mujeres en Villa María se quitaron la vida. Sus edades iban de 25 a 50 y atravesaban problemas, más o menos graves, que pudieron haberse convertido en un factor que impulsó la fatal decisión, pero nunca en una única causa.

Así lo explica la psicóloga Alejandra Rossi, quien es vicedecana de la facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y especialista en el tema.

“No hay nunca una respuesta a la pregunta de por qué se suicidó. Si ustedes escuchan las respuestas, van a ver que son situaciones que les pasa a la mayoría de la gente, probablemente todos los días”, comenzó diciendo. “El suicidio es multicausal y se necesita una conjunción de factores para que la persona tome esa decisión”, agregó.

“Desalentamos buscar el porqué, la razón, porque no es el mecanismo de la conducta suicida. Pensemos en las respuestas que escuchamos y razonemos: a quién no lo dejó una pareja, quién no ha tenido un diagnóstico desfavorable de salud o contraído una deuda alguna vez en la vida. El suicidio no se relaciona a una causa, sino más bien al concepto de crisis y al no saber o no encontrar una estrategia saludable para afrontarla. Y si no hay una ayuda para poner en la balanza las razones para vivir y las razones para morir, sale ganando esta última opción. Por eso, es importante que la comunidad esté entrenada para escuchar lo que la persona, que muestra esa conducta suicida, grita a voces.

-¿Cuáles son las señales de conductas suicidas a las que tenemos que estar alertas?

-Siempre decimos que hay dos tipos, verbales y no verbales. Las primeras hacen referencia a la situación ante el mundo: “Mi vida no sirve para nada”, “no encuentro oportunidades”, “todo es negativo”. Y verbalizaciones hacia uno mismo: “Soy un fracaso”, “todo me sale mal”.

Muchas veces uno naturaliza esas expresiones porque estamos acostumbrados culturalmente a que, si se me quema la ropa que estoy planchando decimos: “Me quiero morir”. Entonces, lo damos como algo natural, sin advertir que muchos lo dicen porque lo están vivenciando.

-¿Cómo distinguimos las expresiones, digamos, vanas, de las profundas?

-No podemos a simple vista. La única herramienta que nos ayuda a entender es hablar, preguntar. “¿Qué me querés decir cuando señalás que no servís para nada?”. Es la forma de entender si es una expresión es casual o profunda.

Es por eso que nosotros decimos que hay que hablar de suicidio, porque si hablamos, si sale en los medios, estamos psicoeducando a la población para saber detectar señales y conocer los recursos disponibles.

-Otro tema relacionado con el suicidio es el de la culpa que queda entre los deudos. Los que se preguntan qué no vieron o qué no detectaron para evitar esa fatal decisión.

-Sí, por eso nosotros, como dijimos ante la pregunta con la que iniciamos la nota, es que desalentamos preguntar por qué, dado que no hay una respuesta. Siempre decimos que el porvenir de los deudos es poco certero. Por la falta de respuestas, por la culpa y en tercer lugar, porque tiene que empezar a transitar un duelo que es más difícil que el duelo que se transita cuando se pierde a un ser querido en otras circunstancias.

En las etapas del duelo que se conocen en psicología hay una que es la de la ira, que significa que en algún momento hay que enojarse con la persona que se ha muerto y en el caso del suicidio no se da. El que ha decidido morir por mano propia no es cuestionado por el deudo, entonces el duelo se vuelve complicado, porque hay una fase sin poder trabajarla,

-¿Ante pensamientos suicidas, qué se puede hacer?

-Primero, saber que lo que está pasando va a pasar. En este punto, probablemente quien tenga una conducta suicida vea el futuro con una visión de túnel -una única salida- o que vea el árbol y no el bosque. En ese bosque puede haber muchas situaciones que no está observando, que puede ser desde un familiar o un amigo o compañero de trabajo que pueda escuchar sin juzgar, o bien acceder a un servicio especializado.

Quiero resaltar que la conducta suicida no tiene que ver con la locura o la falta de salud mental.

-¿En cuánto afectó la pandemia a la problemática?

-Influyó. Si bien no manejo estadísticas, porque tanto en Argentina como en muchos países están flojos de números y en los que los hay siempre son engañosos, porque caen en las cifras negras, dado que muchos suicidios pasan como otros tipos de muerte, que se consignan en las partidas de defunciones como accidentes o paro cardiorrespiratorio.

Así que, entendiendo que mi respuesta no se basa en estadísticas, te digo que sí vemos datos clínicos de cómo las personas han necesitado recurrir a un servicio de salud mental tras el aislamiento. Porque se perdió en muchos casos el contacto afectivo, porque hubo gente que vivía bien en un departamento interno sin ventanas, porque solo iba a dormir, pero cuando tuvo que estar 24 horas en esas condiciones, la vida se hace precaria.

Otro problema que notamos en pandemia fue el uso excesivo de la tecnología, de repente, el celular pasó a ser el medio de comunicación por excelencia. Esto se vio reflejado en lo social y lo individual, con personas que se volvieron más retraídas”.

 

En definitiva, hablemos, escuchemos y estemos alertas a las señales para que, como comunidad, sepamos prevenir.

 

La clave

Una definición para destacar de Alejandra Rossi es que “mucha gente se mata constituyéndose esto en una decisión irreversible; cuando las condiciones de vida en las que tomó esa determinación son reversibles. Se trata de una elección definitiva ante una circunstancia que puede ser temporal. Porque todos sabemos que de las crisis salimos de una manera u otra. Se sale más roto, más dañado, pero se sale. Porque las personas no pueden vivir en crisis toda la vida.

Sabemos que aquel que está atravesando una crisis le da una dimensión subjetiva. Alguien puede entrar en crisis porque se le secó una planta que es lo único que cuidaba o porque se fue su gato o, bien, porque falleció el ser más querido. El impacto de esas situaciones es subjetivo, lo dimensiona quien lo vive. Pero hay que saber que a la larga o a la corta, esas situaciones se incorporan a la trama de la vida, se aceptan. Si uno se apura en terminar un proceso y toma estas malas decisiones, no está viendo que esta crisis que vive pasará.

 

Un espacio para concientizar y capacitar

Carolina Re, integrante del equipo 

 

Misael Moreno Frías, coordinador del programa provincial

Entrevistamos también al coordinador del Programa Provincial de Prevención del Suicidio, Misael Moreno Frías, y a la integrante del equipo, Carolina Re.

Explicaron que el programa cuenta con un dispositivo de atención que funciona en Córdoba capital (en el viejo Hospital San Roque), donde atienden a grupos de jóvenes y adolescentes.

“Actualmente no contamos con una línea telefónica de asistencia, pero es posible que eso cambie a partir de la reglamentación de la Ley Nacional de Prevención del Suicidio”, dijo Moreno Frías a El Diario.

“También realizamos capacitaciones a equipos de salud y referentes comunitarios. Asimismo, también trabajamos mucho con colegios secundarios cuando lo requieren”. En ese sentido, informó que en Villa María estuvieron trabajando con los equipos del Hospital Pasteur y también con los Bomberos Voluntarios.

Los interesados en solicitar capacitaciones o encuentros pueden contactarse a través del siguiente link: https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSfv22lpNgCqlEMRkq_KRXioXpjZEfuQYMEFRpEV9QV7D_0RkA/viewform

“Nuestras acciones tienen que ver con capacitación y fortalecimiento de los equipos locales”, indicaron Moreno Frías y Re.

“Si encontramos estas señales de alerta -ver gráfico y nota central-, lo primero que necesitamos hacer es mantener la calma y atender a la problemática con mucha seriedad. Es importante ofrecerle a la persona un espacio para que pueda contar lo que le pasa y ser escuchada sin que se la juzgue. Dentro de ese entorno, es importante que nos animemos a preguntar si la persona ha pensado en algún momento en quitarse la vida. Es una pregunta incómoda y se debe hacer con ciertos cuidados, pero es una pregunta necesaria para que pueda hablar en un entorno íntimo y respetuoso. Si la respuesta es sí, es decir, si ha pensado en tener comportamientos suicidas, lo siguiente es intentar persuadirle de no hacerlo y de buscar ayuda. Indagar sobre cuáles son las razones para vivir, qué cosas valiosas tiene en su vida la persona, preguntarle a la persona qué cosas le importan y usar eso como un argumento para comprometer a la persona a mantenerse con vida una vez que tenemos el compromiso, el siguiente paso es ayudarla a encontrar ayuda profesional”, indicaron.

Finalmente, hablaron de que en el proceso de la conducta suicida, llega el momento de la decisión tomada: “Paradójicamente es un momento de calma, parece que está todo normal, la persona siente algo de alivio por haber tomado esa decisión que ha resuelto su dilema, entonces empieza a pensar en despedirse, en no preocupar al resto”, dijo, haciendo la apreciación de que esas situaciones se repiten en las historias, pero con la salvedad de que no todos los casos son iguales.

 

El servicio en el Hospital Pasteur

En el Hospital Regional Pasteur si bien no hay un dispositivo específico de prevención al suicidio, cuentan con el consultorio ambulatorio que forma parte del Servicio de Salud Mental, donde se accede por turnos como el resto de los servicios del centro público de salud. También, hay una guardia permanente para los casos de crisis puntuales. A nivel municipal tampoco hay un programa para abordar la problemática.

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