A cinco años de la muerte del exgobernador Juan Manuel de la Sota
“La política como anunciadora de futuro ha fracasado con todo éxito”
Lo dijo durante su homilía el sacerdote villamariense Alberto Bustamante. Además, sostuvo que los dirigentes deben reconocer que no estuvieron “a la altura de las necesidades” del puebloEl viernes 15 de septiembre se conmemoró el quinto aniversario del fallecimiento del tres veces gobernador de Córdoba, Juan Manuel de la Sota.
En esas circunstancias, se ofició una misa en la iglesia Santo Domingo, de la que participaron, entre otros, el sacerdote villamariense Alberto Bustamante. Amigo del exgobernador, el cura ofreció una homilía en la que reflexionó sobre la coyuntura actual.
“Todos teníamos puestas las expectativas de que una vez recuperada la democracia podríamos celebrar más realizaciones que frustraciones y ahora vemos con claridad que el sistema democrático, como eco temporal del evangelio, es el marco necesario para el desarrollo de la Patria, pero que no alcanza, que en definitiva todo se juega en lo que hay en el corazón de las personas, de los ciudadanos y, de una manera especial, en los dirigentes”, comenzó.
Y siguió:?“Humildemente, como dirigentes políticos, sociales, sindicales, empresariales, religiosos, reconocemos que no hemos estado a la altura de las necesidades de nuestro pueblo, que le hemos fallado, que lo hemos decepcionado. La política como anunciadora de futuro ha fracasado con todo éxito. En este marco, sería una pretensión absurda y soberbia creer que algunos hemos tenido el monopolio del éxito y otros el del fracaso. Somos corresponsables. No viene al caso recordarnos las deudas sociales, todos las sabemos e incluso, a quienes no viven en el tupper insultante de los privilegios del poder, también los golpea. No hace falta que te la cuenten o que te pasen estadísticas abstractas sin rostros”.
Luego, apuntó:?“José Manuel falleció providencialmente el día que la fe cristiana celebra la Exaltación de la Santa Cruz y de la Bienaventurada Virgen María de los Dolores. El pasaje del Evangelio nos pone ante la dramática y conmovedora escena de la Madre a los pies de su Hijo crucificado. Esta escena encierra en su dramatismo la más maravillosa belleza. Aquella que nos dice que la peor de las realidades encierra la mejor de las posibilidades. Ahora bien, la posibilidad de que de las frustraciones de la Patria saquemos realizaciones no es mágica ni automática”.
Y remarcó:?“A la República la van a salvar los dirigentes que se dejan crucificar y la condenarán los dirigentes crucificadores que inmolan la vida de su pueblo en el altar de sus vergonzosos y escandalosos privilegios e intereses personales”.
“¿Qué belleza salvará al mundo?”
Después expresó:?“Bajo el estímulo de tan numerosas demandas de la realidad, debemos encontrar en esta escena evangélica una imagen que unifica el camino del desarrollo. Y que se sintetiza en la pregunta que Fedor Dostoievski, en su novela El idiota, hace por labios del ateo Hippolit al príncipe Myskin: ¿Es verdad, príncipe, que dijisteis un día que al mundo lo salvará la belleza? Señores -gritó fuerte, dirigiéndose a todos-, el príncipe afirma que el mundo será salvado por la belleza... ¿Qué belleza salvará al mundo?”.
Y contó: “El príncipe no responde a la pregunta, igual que un día el Nazareno, ante Pilato, no había respondido más que con su presencia a la pregunta '¿Qué es la verdad?' (Jn 19,38). Parece como si el silencio de Príncipe Myskin -que con infinita compasión de amor se encuentra junto al joven que está muriendo de tisis a los dieciocho años- quisiera decir que la belleza que salvará al mundo es el amor que comparte el dolor”.
Más adelante, en su homilía destacó:?“No basta deplorar y denunciar las fealdades. No basta tampoco, en nuestra época desencantada, hablar de justicia, de deberes, de bien común, de programas. Es preciso que nosotros hablemos con un corazón cargado de amor compasivo, experimentando la caridad que da con alegría y suscita entusiasmo; es preciso irradiar la belleza de lo que es verdadero y justo en la vida, porque solo esta belleza arrebata verdaderamente los corazones y los dirige a Dios.: "¡Qué hermosos son los pies de los que anuncian buenas noticias!" (Rom 10,15). Es hermoso dar la vida por los hermanos. Así, y solo así, la política recuperará su misión de ser anunciadora de futuro”.
De este modo, hacia el final, Bustamante dijo:?“Que el conmemorar este quinto aniversario de la partida de José Manuel nos lleve a preguntarnos: ¿mis pies de dirigente, qué anuncian para esta hora de nuestra Patria: buenas noticias o nuevas pesadillas? Nosotros tenemos la respuesta. Que nuestra respuesta sea como la de Jesús, un rey sin corona o, mejor, con una corona de espinas, un rey sin oropeles de lujo, con la desnudez de su cuerpo torturado como vestido y la cruz como palco. La única vez que Jesús miró de arriba a su pueblo fue desde la cruz de su entrega generosa”.