LAS CALLES - Mercedes Sosa
La voz de las calles
El nombre de la calle fue impuesto por Ordenanza Nº 7.698, con fecha 16 de abril de 2021, bajo la Intendencia (interina) de Pablo RossoMarta Haydée Mercedes Sosa Girón nació en San Miguel de Tucumán, el 9 de julio de 1935.

Su padre, Ernesto "Tucho" Sosa, la anotó como Haydeé Mercedes en el registro civil. Su madre, Ema del Carmen Girón, decía que él lo hizo a propósito para no ponerle Marta Mercedes, tal como ella había elegido. Ella lo explicó mejor: “Al final, puertas adentro, las cosas son como las madres quieren, y puertas afuera son como la gente manda. En mi casa, definitivamente soy ‘la Marta’ y para la gente, definitivamente soy ‘la Negra’”.

La niñez de la Negra, transitada en Tucumán, fue de extrema pobreza. Su madre lavaba y planchaba “para afuera” y su padre trabajaba en los hornos de los ingenios azucareros y aserraderos. “No teníamos nada, pero teníamos el amor de nuestros padres. La pobreza y el casi hambre, cuando hay amor, duelen, pero no dejan las heridas del resentimiento”, dijo oportunamente alguna vez la Negra.
Mercedes tenía 12 años y memorizaba las canciones que oía en la radio de algún vecino, de algún amigo, y las cantaba. La radio era un lujo para su familia. Lolita Torres, Lola Flores y Miguel de Molina eran de sus preferidos. “Busco en mi pasado y siempre me veo cantando. Cantando en mi casa, cantando en la escuela, cantando en los velorios, cantaba porque sí; sin darme cuenta, porque me salía”, expresó Mercedes.
Su primera aparición frente al público fue interpretando el Himno Nacional Argentino en la escuela. Su profesora Josefina Pesce de Medici vio en Mercedes atributos para la ópera. Más allá de esta apreciación, el destino de Mercedes sería otro: “Por suerte me convertí en una cantante popular”, expresó.
Cuando tenía 14 años fue con sus compañeras de escuela a la radio local, donde se desarrollaba un concurso para cantantes desconocidos, y ganó. Se presentó como Gladys Osorio para que su padre no la reconociera. Gladys se llamaba una de sus mejores amigas y Osorio era apellido de la chica abanderada de su escuela. Siguió cantando en la radio hasta que su padre la descubrió.
Al mes, tras reiteradas insistencias del director de la radio, don Sosa accedió a que Mercedes firmara su primer contrato.
La obra futura de Mercedes en el canto latinoamericano fue tan vasta como prolífica, cantando con innumerables figuras de renombre internacional.
En 1957 se radicó en Mendoza a raíz de su matrimonio con el músico Oscar Matus, quien la abandonara en 1965 y con quien tuvo un hijo, Fabián Matus. Ella diría mucho después: “Yo no dejé ese matrimonio, él me dejó. Me abandonó con Fabián, con mi chiquito, una chica tucumana se casa para toda la vida. Eso me destruyó”, remarcaba.
Fue innumerable la cantidad de distinciones que recibió la tucumana, tanto a nivel nacional e internacional, por su trayectoria musical.
A partir de la década de 1980, su sonido se enriqueció con aportes del tango, el jazz y el rock. Discos significativos de ese nuevo período fueron Mercedes Sosa en Argentina (grabación en directo registrada en el Teatro Ópera de Buenos Aires, en 1982, tras su regreso al país), Como un pájaro libre (1983), ¿Será posible el Sur? (1984), De mí (1991) y Misa criolla (1999).
Una obra intachable
Entre las interpretaciones con que se ha destacado en el cancionero latinoamericano se encuentran Canción con todos, Alfonsina y el mar, Como la cigarra, Solo le pido a Dios, La maza, Todo cambia y Duerme negrito, por citar algunas.? Entre sus discos se destacaron Canciones con fundamento, Yo no canto por cantar, Mujeres argentinas, Homenaje a Violeta Parra, Cantata sudamericana, Mercedes Sosa interpreta a Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa en Argentina, Alta fidelidad, su interpretación de la Misa Criolla, y Cantora, su último trabajo, lanzado poco antes de su muerte, que es un álbum doble donde interpreta 34 canciones a dúo con destacados cantantes iberoamericanos y que cierra con el Himno Nacional.
Durante la dictadura argentina instaurada en marzo de 1976, trató de permanecer en el país pese a las prohibiciones y las amenazas, hasta que en 1978, en un recital en La Plata, fue cacheada y detenida en el propio escenario; y el público asistente, arrestado.
Se exilió en 1979, primero, en París (llegó a cantar en La Ópera), y luego, en Madrid. Durante la dictadura militar, y mientras se encontraba censurada, lanzó varios álbumes.
El exilio fue muy doloroso para Mercedes Sosa, su segundo esposo, Pocho Mazitelli, había muerto el año anterior, en 1978, y ella contó que en ese momento llegó a pensar en suicidarse.
Cuando decidió volver del exilio, en febrero de 1981, realizó trece conciertos seguidos en Buenos Aires. Su gran amigo León Gieco retrató perfectamente ese tiempo: “Cuando volvió, en el 82, creímos que se venía la democracia porque Mercedes vino a tocar en plena dictadura y a quedarse en Argentina. Sentía que algo estaba pasando. Por eso, para mí, Mercedes es un ícono de la democracia”.
Falleció en Buenos Aires el 4 de octubre de 2009.

Ella trajo la misma democracia
El empresario del rock Daniel Grinbank tuvo que ver con su regreso, organizó los icónicos recitales de la vuelta de la Negra. “Con el regreso de la mami a Argentina, se desató la verdadera pendiente en la caída del dominio de los militares sobre la cultura”, contó Fabián Matus, su hijo, 35 años después. “Con una pistola arriba de la mesa, tuve que negociar con un oficial de la Policía que nos dejase interpretar casi todo el repertorio de la mami, excepto Fuerza, de José Luis Castiñeira de Dios y Susana Lago, y La carta, de Violeta Parra.
No hubo caso, se plantó con esos dos temas. Pero sí se pudieron interpretar Fuego en Anymaná, Canción con todos, Cuando tenga la tierra, Guitarra enlunarada, Sueño con serpientes y Triunfo agrario, entre muchas más”.
La Negra en nuestra ciudad
La Negra prestigió con su presencia el primer Festival de Peñas de Villa María, realizado en enero de 1968 (foto). Había hecho su aparición en Cosquín de la mano de Jorge Cafrune, cuando comenzaba su prolífica carrera. Y fueron varias las presentaciones que la tucumana realizara en nuestra ciudad, ya sea en el Anfiteatro o acompañando a músicos amigos, como el recordado concierto que dio Charly García en Club Ameghino, en noviembre de 1999.