El padre Alberto Bustamante habló de la pobreza que nos atraviesa, más allá del mensaje del Gobierno nacional

“No percibimos lo que dice el comunicado” de Pettovello

El presbítero de la Diócesis no ve que baje la cantidad de pobres y recordó una vieja frase del Negro Brizuela:?“Hemos fracasado con éxito”
lunes, 28 de octubre de 2024 · 07:00

El presbítero Alberto Bustamante, una voz muy buscada dentro de Iglesia en la ciudad y la provincia, viaja constantemente hacia las diferentes localidades que componen la Diócesis local, y conoce muy de cerca la situación preocupante que generan las políticas económicas actuales.

Antes de partir a Cruz Alta, el licenciado dejó algunos conceptos sobre esta realidad. 

“En la provincia de Córdoba, hay seis Diócesis, una de ellas somos nosotros, la de Villa María. Están Cruz del Eje, Deán Funes, San Francisco, Córdoba y Río Cuarto”, explicó en un principio.

“Siempre ejemplifico que, si la provincia fuera la camiseta de Boca, la Diócesis de Villa María sería la franja amarilla, porque cruza a la mitad la provincia. Limitamos con San Luis, al oeste, y con Santa Fe, al este”.

“Cruza prácticamente todo lo que es ruta 9 y la ruta provincial 6. Es decir, nacemos como Diócesis en la zona de La Calera, Río de los Sauces, La Cruz, El Quillinzo, Los Cóndores... Cruzamos toda la provincia y,  sobre la autopista, la última es General Roca;?sobre la ruta provincial 6, Cruz Alta y, un poco más al Sur, Camilo Aldao. Somos 53 parroquias, muchas con sus capillas rurales”.

-Iglesias, capillas y también colegios...

-Sí, en nuestra Diócesis somos 31 escuelas católicas. En algunas poblaciones, único servicio educativo, fundamentalmente en el nivel secundario. Estamos hablando de una población de unos 31 mil alumnos, unos 1.200 o 1.300 docentes.

 

La pobreza

-El Ministerio de Capital Humano, de Sandra Pettovello, sacó un comunicado y dice que hay un descenso histórico de la pobreza. Pero hablemos de lo que ustedes perciben a través de la Diócesis. ¿Cómo está la situación? ¿Qué es realmente la pobreza?

-Diría que la pobreza es la condición penosa de las personas que impide desplegar un proyecto de vida.

Las razones son siempre múltiples dimensionales. De todas maneras, en el territorio diocesano, podemos distinguir lo que es marginación y lo que es pobreza, en términos de que la exclusión es una expresión de la vida humana donde ni siquiera se es considerada.

Un viejo sociólogo distinguía entre excluidos y explotados, y decía que el excluido era considerado un nada, y que iba a llegar el momento en la historia de la humanidad que el excluido iba a decir:?‘Explotame’, porque el explotado era un incluido. Al menos al explotado lo necesitaba, aunque sea, para esa denigrante condición.

En nuestro territorio, los centros urbanos más importantes no son tantos, más allá de su extensión;?son Marcos Juárez, Bell Ville, Villa María, Río Tercero, Almafuerte.

En nuestras poblaciones más pequeñas, la posibilidad de contención, acompañamiento y en términos cuantitativos, la expresión de pobreza puede ser transitada, si pudiéramos hablar así, en términos de mayor atención y dignidad.

En los centros urbanos que mencionamos, sin llegar a las condiciones socioeconómicas en que se vive en el conurbano bonaerense o la periferia de grandes ciudades, es donde se vive con mayor crudeza la situación. Y es ahí, con distintos dispositivos, como Cáritas, algunos comedores, centros de apoyo escolar, que tienen una atención más integral, la pobreza es más intensa.

Si me preguntás, sin hacer estadística, lo que expresa el comunicado del Ministerio de Capital Humano, diría que no lo percibimos. Y?no lo expreso como una descalificación del comunicado, sino porque entiendo que ha sido tanto el nivel de pobreza, hablando de un 57%, que si desciende un 49%, en la proporción es difícil poderlo percibir en la cotidianeidad.

Por ejemplo, si atendemos 50 chicos en un comedor escolar, decir que atendemos 43... No se nota un cambio significativo.

-El comunicado no da números, simplemente concluyen con las políticas de estabilización fiscal, inversión...

-Claro. La no percepción puede ser no solo por el término escandaloso al que llegó nuestro país, por los porcentajes de pobreza, sino porque el impacto de esta situación se ha dado de una manera importante en la clase media, que se ha ido corriendo hacia ese lugar. Entonces, esos límites ya no son tan fáciles de detectar.

Las limitaciones a las que se tuvieron que restringir sectores medios, que pasaron de ese umbral de media a media pobre, es imposible de percibir porcentajes. Uno lo ve incluso hasta en un contexto familiar.  Por ejemplo, mi hermana podía venir a visitarme con su sobrina, en su autito, y hace un tiempo largo que ya no puede. Entonces, la modificación de ese tipo de experiencias familiares hace que cueste percibir lo que dice el comunicado.

Desde mi lugar y la edad que uno ya tiene, digo que uno siente como dijo el Negro Brizuela una vez, cuando había jugado muy mal el ocho de Talleres:?“El 8 fracasó con todo éxito”.

Más allá de la humorada, uno, poniéndose en lugar de dirigencia, hemos fracasado con todo éxito. Yo pensaba, cuando uno es joven, albores de la democracia, ideales de justicia, de lucha contra la pobreza, a veces, cierto romanticismo revolucionario, propio de una época, de la Guerra Fría, de un mundo bipolar... Cantábamos ‘para el pueblo lo que es del pueblo, para el pueblo liberación’, y hacíamos misiones en barrios humildes de la ciudad de Córdoba. Y en ese momento hablábamos del 7% de pobres, algo que queríamos modificar. Había un llamado interior y decíamos?“esto no es posible”.

Uno mira ahora y dice cincuenta y pico por ciento de pobreza... Está claro que algo no hicimos bien. ¿Qué hicimos tan mal todo?...

-Para fracasar con tanto éxito...

-Exacto. Ahí hay una corresponsabilidad ineludible de quienes hemos transitado todos estos años. A?uno le parte el corazón, sobre todo porque cuando se consolidan algunas condiciones que sostiene la pobreza y que genera la pobreza, se convierte en estructural y no en coyuntural.

En lo coyuntural, uno la puede ayudar a paliar. Después hay dispositivos para que, como la Iglesia dice, cada uno pueda ser artífice de su propio destino. Pero cuando se convierte en estructural, donde prácticamente se hace un callo social, hay una gravedad que hiere.

La pobreza que se hace estructural, lo que más hiere es la dignidad de la persona humana, en términos que hasta pierde las fuerzas para luchar. Quisiera decir por esto que, por más penosa que sea nuestra condición, nunca perdamos la dignidad del esfuerzo del trabajo.

Recuerdo a mi papá que, en su momento, almorzaba y no cenaba para darnos de comer a todos. De niño no me daba cuenta, pero de grande lo supe y él respondía:?“Los grandes comemos para mantenernos, y los chicos comen para crecer”.

Ya cuando había alguna incipiente ayuda por parte del Estado, un día mi padre me dice:?“Mire m’hijo, vamos a crear una cosa:?su padre soy yo, no el Gobierno, y de esta casa vamos a comer lo que pueda poner sobre la mesa o nos morimos de hambre todo”. Me quisiera quedar con eso.

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