Susana Amblard - La psicóloga, docente, investigadora y escritora local fue reconocida como Ciudadana Destacada 2024 por el Concejo Deliberante

Psicología y educación en armonía

Con sorpresa, pero con mucho orgullo, recibió el reconocimiento el jueves pasado, motivo por el que elDiario charló con ella sobre su trayectoria y muchas cosas más
lunes, 16 de diciembre de 2024 · 08:30

Susana Amblard nació en Villa María luego de que su padre llegara a vivir a la ciudad desde Ballesteros y se casara con una Seppey, de la famosa familia que tenía la casa de ramos generales acá. Y es también acá donde ha crecido, donde ha estudiado, donde ha trabajado y donde se ha desarrollado personal y profesionalmente, siempre, siendo la menor de 4 hermanos, tres mujeres y un varón. Al primario y al secundario los hizo en el Instituto del Rosario y, por lo que ella cuenta, desde aquellos tiempos, el deseo de estudiar y profundizar en el tema de la psicología ya estaba creciendo dentro de ella.

Muchos piensan que es psicopedagoga, aunque hay que decir que con el tiempo se especializó igual en esta área, pero en realidad estudió Psicología, e incluso creó un método que llevó exitosamente a la práctica en el Rivadavia, así como en muchas otras escuelas, y también en la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), donde igualmente fue docente e impartió innumerables cursos, seminarios -como el Seminario sobre Psicopedagogía de la Niñez o el de Teoría del Aprendizaje, entre muchos otros-, charlas y conferencias, además de escribir varios libros editados por Eduvim, entre los que se pueden mencionar “Portarse mal en la escuela, un libro para docentes”, “Aquello que la crianza no puede cambiar”, “Más ingenioso que ingenuo, un estudio sobre el juego”, o el más reciente, “La cuarentena adolescente”.

En fin, el currículum de Susana Amblard es muy extenso y abarca muchas áreas, como también el ser una de las y los fundadores del Colegio de Psicólogos local, allá por los 70, siendo parte de la primera Comisión Directiva. Ella, sin duda, tiene  una carrera muy exitosa, y que definitivamente ha dejado una huella imborrable y enriquecedora, no solo en Villa María, sino en la provincia de Córdoba e incluso en el país. Razón por la cual, el Concejo Deliberante de Villa María la reconoció como Ciudadana Destacada 2024, y este fue el mejor pretexto para entablar una rica y amena charla a través de este mano a mano.

-Susana, evidentemente tu apellido es de origen francés, ¿sabes de qué región específicamente?

-Sí, es de la campiña francesa, del norte de Francia.

-Así que tus orígenes se remontan a una de las regiones con los mejores vinos del mundo.

-Sí, exactamente. Será por eso que soy gustosa de ellos, je. Intenté alguna vez ir a esa zona para saber más de mis orígenes, y estuve cerca, pero como no tengo más familiares no lo logré. Solo pude ir a Italia a conocer el lugar de origen de la familia de mi marido, con quien tengo cuatro hijos. Lo que sí sé es que mi abuelo vino de ese territorio francés y se instaló en Ballesteros, en donde nacieron mi padre y mi tía.

-¿Y cómo llegó la psicología a tu vida?

-Desde muy chica me interesó el tema. Siempre tuve una inquietud sobre lo humano y, sobre todo, una gran curiosidad de las motivaciones humanas sobre determinadas conductas. Además, siento que siempre he tenido una sensibilidad para los temas sociales, creo que tengo como una especie de alma justiciera indeclinable. Así que desde entonces sabía  que iba a estudiar Psicología. Cosa que finalmente hice al irme a la capital de la provincia y estudiar en la Universidad Nacional de Córdoba.

-¿Y la parte de la psicopedagogía, de la que, de alguna manera, te has vuelto de alguna forma una especialista?

-Mientras estaba estudiando en Córdoba empecé a interesante profundamente en la historia de Antonio Sobral, más o menos en la misma época en que él se murió. La verdad, que era y soy una admiradora ferviente. Así que, cuando terminé la carrera, justo había un cargo en el colegio Rivadavia, donde fui psicóloga toda la vida, prácticamente.

-Es decir que más allá de la idea que tenías originalmente de hacer psicología per se, o sea,  a través del consultorio, se te abrió un mundo más amplio e interesante, ideal para  ampliar tus conocimientos y tu profesión.

-Sí. Ahí fue donde empecé a interiorizarme en todas las cuestiones psicológicas que incidían en el aprendizaje escolar. Yo, en realidad, no me puedo llamar psicopedagoga, porque eso no estudié en la universidad, aunque sí he trabajado, estudiado, investigado y escrito sobre el tema.

-¿Podés ahondar en este punto?, porque mucha gente quizás  no entiende la diferencia entre eso y lo que vos has hecho, y sobre todo, en lo que te has especializado.

-La psicopedagogía trabaja con problemas de aprendizaje, y yo trabajo con los trastornos psicológicos y emocionales en el desarrollo de las chicas y los chicos, y que incide en lo escolar. Todo esto que comencé a hacer en el Rivadavia también determinó que me haya salido bastante del consultorio para ver más a fondo toda la incidencia de lo social y cultural en las conductas y las emociones humanas.

-Así que el Rivadavia ha sido clave en tu vida profesional.

-Absolutamente. El Rivadavia siempre  me dio todo el espacio para que hiciera lo que se me diera la gana; tuve total libertad. Yo estuve en una época en la que, después de ser muchos en el gabinete psicopedagógico, terminamos siendo pocos por falta de presupuesto, solo cuatro. Y entonces me dije que tenía que hacer algo al ser la única psicóloga para tres mil alumnos. Y de ahí partió que me inventé un método, que se llama “Detección de aspectos subjetivos que inciden en la escolaridad a través de las anamnesis”, con el que hasta el día de hoy se ha trabajado.

-¿Y de qué trata este método?

-El método trata de advertir tempranamente aquello que podría ser un problema en las alumnas y los alumnos, previniendo, antes de que ese potencial problema aparezca.

-¿Alguno de tus varios libros habla específicamente del método?

-Está en todos mis libros y atraviesa todo mi trabajo, fundamentalmente con muchas escuelas y muchas y muchos docentes, no solo con el Rivadavia.  El método es  hoy un instrumento base para advertir de manera temprana los problemas sociales y de aprendizaje en la escuela.

-¿Y cuál es el espíritu y la forma del método?

-Es muy simple: es una entrevista, con determinadas preguntas que son claves en lo que se va a producir durante el desarrollo del pensamiento y de la inteligencia, y sobre la capacidad de aprender en la escuela. Yo propuse que esta entrevista se le tome a todos los ingresantes; en el caso del Rivadavia, desde el jardín, aunque ahora se está tomando en todas las escuelas, porque este cuestionario muestra aspectos específicos del desarrollo que, si se atienden en el jardín, no pasan a ser un problema en el primario, y mucho menos en la adolescencia. Y, por otra parte, esto se trasladaba de ciclo en ciclo, de grado en grado, y me daba la posibilidad a mí, si surgía un problema, detectarlo a tiempo y ver  lo que se tenía que hacer, siempre en un trabajo en conjunto con las familias, porque esa entrevista se las hago también a ellos.

-Hablemos de Sobral ¿Qué significó para vos?

-Desgraciadamente, no me tocó conocerlo, porque cuando yo entré al colegio él llevaba poco tiempo de haber muerto. Pero a mí, como psicóloga, lo que me interesaba fundamentalmente, apenas recibida, era cómo incidía esto que él proclamó tanto respecto de la democratización de la enseñanza, de la inclusión de chicas y chicos desfavorecidos, no solo económicamente, sino con diferentes dificultades. Y también  el tema de las visitas domiciliarias que se hacían en aquella época, o el papel del director de curso, que excedía al de un preceptor, así como el trato superhumanista que él propuso y que me atrajo tanto, y siento que de alguna manera seguí su línea.

-¿Y cómo fue que saltaste a trabajar en el Nivel Superior? ¿En qué momento y de qué manera se da?

-Mi mayor producción en escritos, publicaciones y difusión pública tuvo que ver con las posibilidades que me dio la Universidad Nacional de Villa María como docente e investigadora. Mi equipo y yo trabajamos, precisamente, aquellos aspectos psicológicos que inciden en la escuela, algo que se pudo investigar, categorizar y trabajar, y armamos algo que ya no está desde que me jubilé, y que me apena muchísimo, ya que para mí fue grandioso, que fueron unos ateneos, desde las cátedras, como parte de Extensión Universitaria, para que todos los y las docentes de Villa María y la región que se quisieran anotar vinieran con sus entrevistas, para que nosotros pudiéramos detectar aquellas dificultades que podrían ser salvadas desde otros puntos de vista que no fuera desde la psicopedagoga o la docente auxiliar, y eso fue maravilloso.

-Sin embargo, incluso ya jubilada, seguís muy activa.

-Sí, por supuesto, con seminarios y capacitaciones. Porque hay ciertos aspectos de la capacitación docente en donde no hay mucho material bibliográfico para poder integrar lo psicológico con lo psicopedagógico. Y este trabajo de investigación que hemos hecho durante este tiempo y toda la experiencia en el Rivadavia hace que muchas escuelas me llamen para capacitaciones y seminarios de la integración de estos dos aspectos.

-Contame un poco de tus libros y cuál sería tu preferido.

-Primero tengo que decir que también hice uno con Sonia Oddino, que se llama “La electroescritura y sus problemas”, que no fue editado por Eduvim, donde publiqué todos mis demás libros. Y de  esos hay dos a los que le tengo especial cariño: “Portarse mal en la escuela”, que presenté el año pasado,  y que es la continuación un poco del que se llama “Aquello de la crianza que no deben cambiar”. Y en este planteo que, con los cambios educativos que hay, existen cuatro aspectos que no deben cambiar, como lo es el vínculo padres e hijos y como inciden en la escolaridad. Y en el último, que es más para docentes,  teóricamente fundamento, a través de cinco casos que atendí, todas las cosas que el docente puede hacer para resolver los problemas y dejar de patologizar todos los problemas de los chicos, mandándolos por cualquier cosa al neurólogo, al terapeuta, al psicopedagogo y demás, cuando son cosas simples que se puede resolver entre la familia y la escuela. Un libro que dice todo lo que pienso.

-También la pandemia atravesó tu trabajo, y hasta escribiste un libro sobre el tema.

-Sí, mi último libro, “La cuarentena adolescente”, habla de que la pandemia no hizo más que acentuar lo que ya estaba sobre los problemas de los chicos, y  es muy importante analizar el tema de la pandemia según la edad de ellos. Es muy distinto cómo impactó en los del Nivel Inicial, en el primario y en la adolescencia. En pandemia trabajé muchísimo vía Zoom con las y los docentes, que estaban desbordados porque era una situación nueva, inédita, y los problemas que tenían normalmente en el aula se les multiplicaron. Y el tema de la convivencia social, que siempre fue un problema, se acentuó muchísimo en primaria y adolescentes; y en el jardín, problemas de desarrollo. Y claro, cuando pudieron, salieron, pero salieron desbordados, sin contención, y eso lo señalé en un artículo sobre ese tema que escribí, donde creo que falló la contención del Estado, no ayudando a las familias. La impulsividad propia del adolescente hizo que al salir no pudieran controlarse, queriendo comerse el mundo, vivir la vida toda en un ratito, desbordados, quizá asumiendo lo efímero de la existencia muy rápido, sin el debido proceso.

-Bueno, ¿y estás satisfecha con todo lo que has  logrado?

-Sí, absolutamente, lo volvería a hacer todo tal cual, acentuando algunas cosas, pero eso uno lo sabe con la experiencia, pero volvería a trabajar en el Rivadavia, en la UNVM, investigar, escribir mis libros y también, claro, tener la familia que amo, mi marido y mis dos hijas y dos hijos. Me siento completa.

-¿Y qué sentiste cuando supiste que te reconocieron como Ciudadana Destacada 2024?

-Una sorpresa que ni te cuento. No tenía ni  remotamente expectativa, ni de ser nominada y muchísimo menos ser reconocida. Porque uno hace una tarea artesanal tan puertas adentro, o adentro de las escuelas, adentro del Colegio de Psicólogos, que ni lo imaginé. He hablado en tantos lugares frente al público, ya sea dando clases o conferencias,  y todos me dicen que el día que recibí el premio, por primera vez, sintieron mi voz cortada. Es un honor y agradezco mucho al Concejo Deliberante. Y además, me conmueven las voces que me han ido llegando de la gente con la que me he cruzado en estos días y que me van contando las marcas que he ido dejando en ellos con mi trabajo, y eso, por un lado, es muy reconfortante, y al mismo tiempo es una gran responsabilidad.

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