Entrevista a Marcelo Falo, un hombre de la política cordobesa convertido en consultor internacional, que viene de participar en los equipos de campaña del presidente electo al otro lado del Río de la Plata

Así se construyó la victoria de Orsi en Uruguay

Marcelo Falo se ha vuelto un estratega de la política. Trabajó en la campaña política de Eduardo Accastello en 2023, saltó a Centroamérica, bajó a Brasil para acompañar al PT de Lula y a Uruguay para la victoria del Frente Amplio. En diálogo con nuestra radio 90.1, brindó detalles
lunes, 2 de diciembre de 2024 · 07:57

-Me gustaría comenzar presentando a quien fue el candidato del Frente Amplio, a quien ya es el presidente electo del Uruguay...

-Bueno, Yamandú es un profesor de historia. Su mamá era costurera, su papá era bolichero, tenía un pequeño negocio en el interior de Canelones, que es un departamento del área metropolitana de Montevideo. Está pegado a Montevideo. Él nació en un pueblo del interior, estudió en la escuela pública, se recibió de profesor de historia, ejerció muchos años como profesor de historia y luego ingresó al municipio. Primero, fue como secretario general de la Intendencia de Canelones. Las intendencias  en Uruguay son como provincias: son estados. Después tienen pequeñas ciudades o grandes ciudades dentro, pero los intendentes son como pequeños gobernadores de esa región. Y él comenzó así. Fue secretario general y luego intendente durante 10 años, es decir, durante dos períodos de cinco años cada uno. Renunció al cargo el año pasado para dedicarse a la campaña electoral. Primero disputó la interna con la que luego fue su candidata a vice, Carolina Cosse, que fue intendenta de Montevideo. Y finalmente ya disputó la presidencia. Así que esa es un poco su historia…

-¿Su origen partidario?

-Viene del Movimiento de Participación Popular (MPP), fundado por José “Pepe” Mujica, que forma parte del Frente Amplio, claro.

-¿Cómo surgió su nombre dentro del propio Frente?

-Tuvo una gestión muy valorada en Canelones. De hecho, llega a la presidencia pese a no ser de Montevideo, y este es un país muy centralista, donde todo gira alrededor de Montevideo. Pero pudimos asentar en Montevideo también esa imagen que tenía en Canelones, ese reconocimiento por una gestión muy buena, porque de verdad que fue muy exitoso. Hizo muchas cosas positivas, muy innovadoras y eso lo llevó a ser candidato, primero, y a ganar la elección al delfín del actual presidente, que era Álvaro Delgado, después.

  • Luego de trabajar como freelancer en campañas políticas en países centroamericanos, Falo fue contratado por Urissané, la consultora fundada por los expertos brasileños Otavio Antunes y Halley Arrais, la que trabajó para Orsi en las presidenciales uruguayas.

-¿Y cómo fue esa campaña para la Presidencia?

-Hay que tener en cuenta que en primer turno ganó la elección Yamandú, con el Frente Amplio, pero, del otro lado, la sumatoria de los partidos tradicionales, Blanco y Colorado, más algunos partidos chicos, había alcanzado más votos. Entonces, era muy difícil la disputa en el segundo turno, porque ellos se unieron todos.

-¿Tan complicada se presentaba la segunda vuelta?

-Y…, parecía que Yamandú tenía todo para perder. Pero finalmente fue una buena campaña. Él tuvo un desempeño muy bueno como candidato. El debate, que es obligatorio, fue también muy importante, porque toda la población se volcó a verlo en los distintos canales y Yamandú tuvo una participación impecable, llamativa para muchos uruguayos que no estaban acostumbrados a verlo en esas lides, porque él no viene del mundo parlamentario, no está habituado a la disputa verbal. Entonces, la gente no le daba mucha chance, y en el debate fue claramente superior. Eso creo que fue lo que terminó de inclinar la balanza a su favor, fue una elección.

-Parecía más difícil de lo que fue, entonces…

-Lo fue. Fue muy difícil. Ninguna encuestadora daba la diferencia que hubo. Todas daban medio punto o un punto para uno u otro, pero ganó por cuatro puntos y ahora Uruguay tiene la oportunidad de ver como presidente a este profesor de historia que fue un buen gobernante de Canelones.

-Sabemos que el oficialismo contaba con un ejército de trolls en las redes sociales. Ustedes también trabajaron en las redes, supongo.

-Sí, las campañas son integrales. Trabajamos en todas las plataformas disponibles, pero con campañas formales, sin ejércitos de trolls como los que tenemos que enfrentar, que son los que usan los partidos de derecha. Nosotros, además,  obviamente hacemos campañas de calle, de territorio, y para eso tenemos que hacer buena cartelería en la vía pública, buena folletería también, porque en algunos países la gente sigue acostumbrada a que le alcancen las propuestas en la mano, a que los candidatos vayan y le golpeen la puerta. Me pasó en el Sur de Brasil y también en buena parte de Uruguay.

-¿Y la televisión?

-En Uruguay había que comprar los espacios televisivos, y en Brasil, donde trabajamos para el Partido de los Trabajadores, del presidente Lula, son gratuitos; hay programas cedidos en un determinado momento del día, así que hay que trabajar también en esa propuesta televisiva y  acertar con la estrategia, acertar con el mensaje, con la mejor manera de mostrar a los candidatos. Tanto en la TV como en las plataformas existentes, hacemos campañas propositivas, que es lo que nos gusta hacer, donde mostramos al candidato con su mejor faceta, donde tratamos de convencer a la población de votar a ese candidato. Sí, hay veces en las que tenemos que hacer una campaña de crítica, fundamentalmente cuando enfrentamos a un aparato poderoso y la gente no está de acuerdo con cómo se está llevando adelante la gestión. Allí hay que hacer críticas, y por supuesto que las hacemos. Algo de eso tuvimos que hacer en Uruguay, para enfrentar herramientas que creo yo están al borde de la ilegalidad, como ese mal uso de las redes sociales, con la compra de perfiles inexistentes para golpear al adversario o inventando noticias falsas que se difunden como verdaderas, para confundir a la gente. Con eso hay que lidiar en algunas campañas políticas. En esta de Uruguay existió, pero no fue lo más grave.

-¿Qué fue lo más grave?

-Lo más grave fue la puesta en marcha de la maquinaria del Estado para hacer campaña, algo que está prohibido. Es decir, no pueden aparecer las actividades estatales en los spots publicitarios de su candidato, pero lo hicieron hasta el último día, inaugurando obras, viviendas, como si no hubiera una campaña política al medio; al borde de lo que la ley permite. Uno siente que esas cosas son abusivas. Cuando uno ve que el Estado pone en marcha esa maquinaria y no se respetan las reglas, crece el desafío de cumplir el objetivo principal, que para nosotros es que el candidato pueda hacerse conocer en su mejor faceta y con una buena propuesta de gobierno, un buen plan de gobierno y un equipo sólido.

-Por la positiva...

-Sí, la idea que trabajamos nosotros desde Urissané es la de  explotar todas las fortalezas que tiene el candidato; la nuestra fue una campaña pensando más en el futuro que en el pasado. El adversario pretendía volver mucho al pasado, trayendo algunas experiencias negativas del Frente Amplio, sobre todo en la segunda gestión de Tabaré, y nosotros siempre intentamos plantear todo lo que podía ser Uruguay con una persona honesta y responsable.

-¿Y qué puede ser Uruguay con Yamandú?

-A los Argentinos nos sorprendería esto: en Uruguay, ni las izquierdas son tan izquierdas ni las derechas tan derechas. Es un país muy volcado al centro, donde las propuestas entre uno y otro no son tan diferentes. Uruguay tiene un estancamiento económico (los últimos cinco años ha crecido un 1%, nada más) y a eso la gente lo siente. Si bien le gusta la estabilidad, le gusta con crecimiento. No tiene inflación, pero es caro y los sueldos no alcanzan. El presidente electo lo sabe y tiene propuestas para mejorar en ese aspecto. La gente así lo entendió y emitió el voto de confianza a su favor.

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