“Este viaje me renovo 20 años”

Su deseo por conocer nuevos horizontes la motivó a buscar la forma de poder viajar. Como no tenía dinero para hacerlo, Elva se anotó en un programa de voluntariado y con 80 años emprendió un viaje a Europa por más de dos meses, ofreciendo capacitaciones en costura a cambio de hospedaje.
domingo, 10 de noviembre de 2019 · 11:12

“Siento que me han dado un tratamiento para refrescar mis energías que me va a durar un buen tiempo. Viajar es hermoso y te renueva”.

Así describe la villamariense Elva Dora Ratero, más conocida como “la abuela viajera”, lo que siente a pocos días de comenzar su viaje por más de dos meses por el continente europeo. Pero este es un viaje especial, ya que se animó a recorrer distintos países haciendo un voluntariado donde la llamaran y le dieran un hogar a cambio: “Salí el 7 de septiembre de Ezeiza rumbo a Inglaterra y ahí me quedé 32 días, en la casa de una familia que me invitó para hacer un voluntariado. Yo le tenía que enseñar a coser a su hijita de 11 años y ellos me ofrecieron su casa maravillosa. Era gente de 10, quedé enamorada y me trataron tan bien”, contó a LaRevista sobre los inicios de su viaje.

“De ahí me fui al sur de la isla y estuve con un chico escritor, Leandro, que es cordobés. Ahora me vine a Palma de Mallorca a la casa de otra gente joven que me invitó. Así que ahora estoy en la casa de Agustín”, continuó contando, minutos antes de ponerse a preparar una tortilla de papas para los jóvenes de Palma.

Desde su Instagram “Abuela Viajera” comparte sus recorridos, su día a día, los lugares que conoce, la gente que la acompaña y de la que se hace amiga, las comidas que prueba y que prepara y especialmente los detalles que la sorprenden.

“El domingo me voy a la casa de una médica que también me invitó. El miércoles parto para Valencia, donde voy a estar ocho días más o menos, también haciendo un voluntariado con una familia con unos niños. El 2 de noviembre me voy a Sevilla, donde me encuentro con mi nieta Sofía (Toribio, la artista villamariense radicada en Florencia, Italia). Ella es la maga que me ayudó en todo esto del voluntariado y del viaje fabuloso que estoy haciendo”, relató.

Su nieta Sofía vive hace un par de años en Italia y Elva pudo ir a visitarla en 2017, pero tenía muchas ganas de volver. El problema era conseguir el dinero para poder hacerlo: “Yo quería volver a verla. Estuve en 2017 visitándola, pero no me alcanzaba para volver. Soy maestra jubilada, así que como es de imaginar no llegaba a juntar el dinero y no podía hacer milagros. Ella fue la que me dijo que haga una pequeña reseña de mi vida para subirla a su Instagram y pedir un voluntariado”.

“En 2017 estuve ocho días en Barcelona con mi nieto Juan Cruz, que se quedó a hacer un curso, y después me fui 20 días a Florencia con mi nieta. Eso es lo que conocí esa vez, nada más. Ahí me quedaba con ella y comíamos ahí y lo pude hacer con menos dinero”. Pero quería ir por más.

Ahí fue cuando Elva se puso a escribir, en castellano y en inglés, que era maestra jubilada y que tenía ganas de viajar, pero no podía por los medios: “Lo primero que apareció fue la invitación para Inglaterra, también recibí invitaciones para Portugal, Dinamarca, Alemania y para Barcelona. Pero cuando fue la tercera invitación saqué pasaje porque había juntado unos euros y no me animé a sacar la vuelta para más que el 10 de noviembre. Si hubiera sabido que esto iba a resultar tan exitoso y maravilloso y se iba a generar la cadena de invitaciones que tengo, me hubiera quedado más tiempo”.

Ahora, pronta a volver a nuestro país, se prometió que va a empezar a ahorrar para viajar otra vez: “Tengo todo eso pendiente y además hace dos días me invitaron también a Suiza. Poniendo buena voluntad, ganas y deseo, se fueron cumpliendo todos mis sueños”.

 

Voluntariados que se

convierten en amigos

En las casas donde va parando le dan un dormitorio y todos los que viven ahí colaboran con la casa, la limpieza y la cocina: “Todo el mundo pone buena voluntad. Así caminamos, con mates de por medio y unas medialunas, fuimos a pasear por un castillo y a conocer la Catedral de Palma que es fantástica. Hoy anduvimos toda la tarde caminando y conociendo”.

“Ahora ya conocí Londres, Brighton, Palma de Mallorca, estos chicos me han llevado a todos los lugares que se puede ir. Ahora voy a España y con mi nieta pensamos visitar Sevilla, Granada y voy a Barcelona para tomar el avión de vuelta”, detalló sobre los lugares donde puso estar en esta oportunidad.

Elva tiene 80 años y va a cumplir 81 en el último tramo de su viaje, el 6 de noviembre, en Granada o en Sevilla, cuando esta entrevista sea publicada.

“Soy grande y recién ahora pude hacer esto, pero es fantástico. Te aseguro que vuelvo con 20 años menos. Entre la suerte de relacionarme con chicos jóvenes y el hecho de venir a Europa te abre la cabeza. Si pueden pagar el vuelo, que lo hagan. No se van a arrepentir nunca. Yo me voy adaptando y acomodando a la gente que me invita, sin pretensiones. Pero es tan lindo... En Inglaterra viví como si fuera una inglesa más, concurrí a cursos de fonética porque sé inglés, pero me costaba eso. Hice cursos para extranjeros y almorcé en un lugar gratuito que era de lo que sería la Municipalidad. Además, conocí la escuela Waldorf de los chicos de la casa donde estaba parando, fue hermoso. Cuando me bajen línea del cielo para acá, no hay reclamo que valga”, manifestó.

 

“Viajar te abre la cabeza”

Consultada sobre qué la sorprendió más de todos los lugares que conoció, Elva aseguró “más allá de los lugares maravillosos”, si tuviera que elegir algo que la ha sorprendido “es que los europeos son organizados”: “Tienen miles de problemas como tenemos nosotros, pero son muy organizados en el tránsito, muy respetuosos de las personas, cruzás y los autos se paran, la gente pide por favor y disculpas, los ingleses son sumamente educados. No digo que sean el modelo del mundo, pero tienen otro comportamiento”.

“Son mucho más respetuosos. Acá en Palma son un poco más salidores, pero yo quisiera que Argentina, en especial Villa María, por favor, tuviera un poco ordenado el tránsito. Mis amigas me decían que no ande en bicicleta, porque a mí me gusta andar. Yo les decía que el peligro es andar en Villa María en bicicleta. Ni en España ni en Inglaterra es peligroso, acá te respetan y te cuidan. Tenemos que tomar de modelo lo organizadas que son en el tránsito. Creo que con eso arreglaríamos la mitad de nuestro mundo argentino. Yo amo mi patria, amo mi país, pero es así”, agregó.

Cuando vuelva a Argentina, no se terminarán los viajes para Elva: “Ya tengo un viaje armado para irme a San Juan, cerca de la cordillera. Además, tengo invitaciones en Europa, así que tengo que volver y ponerme a ahorra los euros y en nuestra Patria están caros. Mientras tanto, ya acepté ese viaje a San Juan y hay otro pendiente a las sierras. Mientras pueda y mi físico me dé, voy a seguir. Hasta ahora, las piernas me respondieron excelente. He trepado montañas, subido piedras, caminé, anduve en bici, en moto, de todo. Voy a seguir hasta que el cuerpo me diga pará”.

Sobre las repercusiones que generó su viaje y el hecho de que ahora la conozcan como “la abuela viajera”, Elva sostuvo que “siempre anduve metida en algo y mi familia lo sabe”: “En la escuela me prendía en todas, después estuve en la Cooperadora del Hospital, tengo un taller de costura y me encanta relacionarme con la gente y hablar con todos. A toda la repercusión no la tomo muy en serio, es más importante para el periodista que para mí. Estoy agradecida a Dios de la oportunidad que me dio. Eso ya colma mi alma y mi espíritu. Colaboro con los que me preguntan, pero no se me sube el agua a la cabeza”.

Para finalizar, manifestó su deseo para nuestro país: “Deseo que los argentinos no nos tratemos mal y es lo que les pido a mis compatriotas, que aprendamos a vivir en paz. Acá la gente, si bien tiene muchos problemas, en las reuniones no mezcla la política con la vida diaria. Aprendamos eso también. Vivamos en paz y disfrutemos la vida, que es lo mejor que tenemos”.

Y para los que tienen el sueño de viajar y por alguna razón no se han animado, instó a que lo hagan, que busquen las alternativas porque siempre se puede lograr: “Hay que animarse porque uno no se va a arrepentir. Es lo único que nos llevamos”. 

 

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