¿Qué es la masonería?

domingo, 14 de julio de 2019 · 12:37

Hacia fines del siglo XVII, en Europa, la masonería (o francmasoneria) se formó como una institución secreta (algunos dicen que, por el contrario, es “discreta). La misma, posee aún los mismos caracteres. 

Tiene mucho de filosofía, armonía, actos de iniciación, discreción, simbolismo (ver aparte), presencia internacional, articula una función humanista y posee una estructura federal. 

Algunas fuentes afirman que tal orden “tiene como objetivo la búsqueda de la verdad, el estudio filosófico de la conducta humana, de las ciencias y de las artes y el fomento del desarrollo social y moral del ser humano, orientándolo hacia su evolución personal, además del progreso social”.

En nuestro país siempre se afirmó que José de San Martín, uno de los mayores próceres, pertenecía a tal grupo. Pero no solamente habría sido él.  

La forma de pensar se presenta a sí misma como una herramienta de formación, con un método particular que, basado en el simbolismo de la construcción, permite a sus miembros desarrollar su capacidad de escucha, de reflexión y de diálogo, para transmitir estos valores a su entorno. 

La existencia de diferentes puntos de vista sobre temas particulares, han dado lugar al desarrollo de distintas ramas o corrientes masónicas, que a menudo no se reconocen entre ellas.

Dentro de cada espacio hay compañeros, aprendices y maestros; todos regidos de una manera gradual. 

 

En Argentina

“Igualdad y progreso” es el nombre que posee oficialmente la institución a nivel nacional. 

Allí, se encuentran los “requisitos” para formar parte de tal sociedad que se define a sí misma como apuntada a la ciencia, justicia y trabajo además de manifestarse enemigos del fanatismo, la codicia y la ignorancia. En tanto, también aseguran enfrentarse a los regímenes opresores y despóticos.

Respecto a su llegada al país, el autor Emilio Corbiére en “Política y Sociedades Secretas” define que: “Viajeros, comerciantes, militares, intelectuales procedentes de Inglaterra, España, Francia y Portugal, difundieron las logias en América del Sur. En Buenos Aires, las primeras noticias de la hermandad se remontan a fines del siglo XVIII. La primera logia en territorio argentino fue la “Logia Independencia”, con protocolos de autorización otorgados por la Gran Logia General Escocesa de Francia. Dicha autorización data aproximadamente de 1795 y su sola denominación acusaba en sus integrantes una concepción autonomista para las tierras americanas.

Según refirió Francisco Guilló en su libro Episodios patrios, la logia funcionaba en un semi-arruinado caserón, donde tiempo atrás el presbítero Juan Gutiérrez González y Aragón había levantado la Capilla de San Miguel, que posteriormente fue abandonada ante las dificultades que los grandes zanjones oponían para que los feligreses pudieran llegar a ella durante y después de las lluvias”.

 

Enfrentados con la Iglesia  

Asimismo, a nivel mundial y con el pasar de los años, los integrantes de tales acciones han sido afectados e incluso rechazados por la Iglesia Católica, quien rechazó sistemáticamente la afiliación.

Papas tales como Pío XII, Pío X, San Pío X o León XII, son algunos de los ejemplos que incluyeron palabras en sus encíclicas, constituciones o cartas apostólicas.   Algunos representantes de la fe cristiana llegaron a definir que son “inconciliables”. n 

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