Opinión desde el justicialismo

Amadeo Sabattini: su papel en la historia

sábado, 29 de febrero de 2020 · 08:32

Escribe Nora Bedano
Presidenta de la Agencia Córdoba Cultura

Volver la mirada sobre la vida y obra de Amadeo Sabattini, cuando se cumplen 60 años de su fallecimiento, no significa preguntarnos solamente por lo que ha sido, sino, fundamentalmente, sobre cómo queremos que sea  lo que vendrá. Forjó su pensamiento político a partir de los postulados reformistas de 1918 y en esa atmósfera sociocultural abrazó la causa de la Unión Cívica Radical, identificándose especialmente con Leandro Alem e Hipólito Yrigoyen. 

A partir de aquella adhesión sostuvo que la democracia para ser plena tenía que ser social y participativa. Bajo estos preceptos, cuando asumió como gobernador de Córdoba (1936-1940), reglamentó la organización y el funcionamiento de los partidos políticos con el objetivo de afirmar el sistema parlamentario y consolidar el sufragio popular. Ello, al mismo tiempo que  impulsaba mecanismos de democracia semidirecta (iniciativa, referéndum y destitución de autoridades electivas) en los municipios.

Aquellas medidas instituidas en el plano institucional fueron acompañadas por otras en el plano social: se organizó el Departamento Provincial del Trabajo y se reglamentó el trabajo doméstico y domiciliario. En tanto que, el propio Sabattini, participó personalmente en la resolución de numerosos conflictos laborales.

Otros aspectos que marcaron el perfil que asumió su administración está íntimamente relacionado con el lema con el que el líder  radical llegó al gobierno: “Agua para el norte, caminos para el sur y escuelas para toda la provincia”.

Sabattini estaba convencido de que la industrialización de Córdoba, al igual que en el país, solo sería posible a partir de su  desarrollo agrícola. Por este motivo, promovió la conformación de una amplia clase media rural, construyó los caminos necesarios para sacar la producción de la pampa gringa rumbo a los puertos de Rosario y Buenos Aires, propició su comercialización a través de cooperativas e inició  la construcción de los diques de Cruz Del Eje, La Viña, Nuevo San Roque y Los Alazanes para dotar a la provincia de la energía eléctrica que requería.

Al terminar su mandato, Sabattini había inaugurado 173 escuelas, entre ellas muchas de arte y de oficios, había aumento la cantidad de docentes, incrementado en un 50% el sueldo de magisterio, y creado guarderías, cantinas escolares y colonias de vacaciones para niños. No obstante ello, cuando retornó a su casona de calle Mariano Moreno en Villa María parafraseó el concepto: “Del gobierno a la calle”, dando muestras que estaba dispuesto a seguir educando. Esta vez desde el llano, con el ejemplo.

Pudo ser dos veces senador nacional, pero rechazó aquellos ofrecimientos. El hombre que mantuvo el control político de una de las provincias más importantes del país, prefirió  convencer y persuadir a sus correligionarios mientras atendía a sus pacientes enfermos. No le interesaba el dinero, como tampoco la figuración, el sensualismo del poder o el halago fácil de la sociedad. Era un médico de campaña, que había vivido gastando muy poco, con las costumbres de un campesino de la primera mitad del siglo XX. Que se veía a sí mismo como un auténtico “descamisado”.

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