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Dólar tango: el problema de siempre

sábado, 19 de septiembre de 2020 · 22:47

El 16 de septiembre pasado, el Banco Central de la República Argentina (BCRA) aplicaba nuevas restricciones al dólar ahorro intentando desalentar su compra. ¿Cuál es la razón que obligó al gobierno nacional a pagar semejante costo político por dichas medidas? La razón es la misma de siempre: escasez de dólares. Solo quedan unos 9 mil millones dólares de reservas netas utilizables en el BCRA (el resto son encajes y un swap chino).

Si esos 9 mil millones de dólares se agotan, el Banco Central se verá imposibilitado de ofertar dólares en el mercado cambiario, produciéndose una devaluación tan abrupta como indefinida causando un severo problema inflacionario.

¿Qué ocurrió? Errores de cálculo y un modelo económico importador cuya inviabilidad nadie quiere admitir. Eso ocurrió… 

Todo comenzó cuando el pasado 8 de julio, el BCRA autorizaba a las empresas a comprar hasta 1 millón de dólares en el mercado cambiario con el objetivo de que estas pudiesen afrontar sus deudas comerciales, deudas que poseen tanto directamente con sus proveedores de importaciones, e indirectamente con bancos internacionales mediante los cuales acceden a créditos para importar (Cartas de Crédito).

Poco antes, en junio, el BCRA ya había elevado, de 250 mil dólares a 1 millón de dólares, el monto máximo que las empresas podrían comprar para pagos anticipados (al contado) de importaciones.

El presidente del BCRA, Miguel Pesce, decidió estas medidas basándose en la expectactiva de que las importaciones de insumos industriales (bienes intermedios y bienes de capital) se mantendrían deprimidas por el descenso del Uso de la Capacidad Instalada Industrial provocado por la pandemia de Covid-19.

Ese descenso, en abril tocaba un piso del 42%, cuando en febrero (pre-pandemia) era del 59,4%. Es decir, en abril existía mucha capacidad instalada ociosa. Pero la recuperación se produjo en forma rápida y abrupta. En julio, el Uso de la Capacidad Instalada Industrial ya se situaba en un 56,8%: a pesar de que a causa de la pandemia el consumo de las familias todavía es cauteloso y restringido, el Uso de Capacidad Instalada ya se sitúa en niveles pre-pandémicos.

Es aquí donde el BCRA cometió un error de cálculo que nos puso en la situación crítica actual. El error de cálculo llevó a una mala administración de los recursos disponibles. 

Esta veloz recuperación en forma de “V” (caída vertiginosa seguida de una abrupta recuperación) se debe al incremento del gasto público (ATP, IFE, bonos, complemento de AUH, etcétera) que el Tesoro Nacional implementó a modo contracíclico con el objetivo de morigerar los efectos recesivos de la pandemia.

Este necesario incremento del gasto explica un Déficit Fiscal actual equivalente al 5% del PBI, dirigiéndose rumbo al 8% o 9% al concluir el año. Ese Déficit es cubierto en su mayoría por el BCRA mediante emisión monetaria.

En nuestro país, lo complejo no es reactivar la economía en una recesión. Es correcto incrementar el gasto y emitir moneda para financiarlo. Lo verdaderamente complejo es lograr que esa recuperación de la actividad económica, impulsada por el consumo interno, no termine ahorcando la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos, es decir, que el Déficit Fiscal (ingresos en pesos - egresos en pesos) no termine en un Déficit Externo (ingresos en dólares - egresos en dólares).

El problema comienza cuando ese excedente de dinero en pesos argentinos se vuelca al consumo de bienes y servicios haciendo que las industrias que los producen comiencen a demandar una mayor cantidad de dólares estadounidenses con el fin de importar bienes intermedios y bienes de capital para producir en una mayor cantidad y afrontar la creciente demanda interna.

Los efectos recesivos de la pandemia mantuvieron hasta ahora ciertamente deprimidas las importaciones, y posibilitaron un Superávit Comercial (Exportaciones – Importaciones) de 9 mil millones de dólares. Pero esos 9 mil millones de dólares se esfumaron cuando el BCRA habilitó a las empresas a comprar hasta 1 millón dólares para saldar deudas comerciales previas por importaciones y cuando el Ministerio de Economía decidió pagar vencimientos de deuda externa como gesto de buena voluntad mientras negociaba su reestructuración con los acreedores.

Para ser exactos, hasta julio, 9.563 millones ingresaron por Superávit Comercial, y 9.065 millones de dólares se fueron sumando pagos de deuda pública y privada. Ahora, solo quedan las reservas netas del BCRA como último dique de contención para afrontar la demanda de ahorristas e importadores.

Está claro que el problema estructural e histórico de la economía argentina es la dependencia de importaciones que, en concepto de repuestos, maquinas, e insumos, posee nuestra industria liviana. Argentina no es un país que pueda permitirse importaciones en estos niveles y lo que acabo de explicar en los párrafos anteriores no es algo nuevo; es una gran parte de la historia económica argentina y de las crisis acontecidas en ella. 

Resulta entonces incomprensible que se sugiera culpar a un trabajador por comprar 200 dólares mensuales para resguardar sus ahorros de la inflación (el otro gran problema). En concepto de dólar ahorro solo egresaron unos 1.800 millones de dólares. Por supuesto, ahora con el agua al cuello, cualquier cantidad de dólares por insignificante que sea posee una relevancia absoluta.

Durante meses tuvieron el problema importador en sus narices, no se dieron cuenta y erraron los cálculos. Por la pandemia, tuvieron además la oportunidad de disponer de un holgado Superávit Comercial cuyo saldo pudiesen haberlo utilizado para encarar un plan integral de sustitución de importaciones. Pero no lo hicieron…

¿Seguirán permitiendo a las empresas importar a troche y moche? ¿O seguirán esquivando el problema importador hasta que un día nos levantemos con la noticia de que las arcas del BCRA quedaron vacías? Hay que ser un poco más responsables…ya no hay margen de error.

Ernesto Bertoglio
Analista económico-financiero
DNI 36.793.900

 

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