24 de marzo, Día de la Memoria - A modo de introducción

Por más y mejores derechos para todes

Generalmente, el concepto de derechos humanos se asocia casi de manera excluyente con lo acaecido durante la última dictadura cívico-militar que asoló a la Argentina y a América Latina en los años 70 y parte de los 80 del pasado siglo. Y está muy bien que así sea, ya que tales dictaduras violaron de manera sistemática, deliberada, perversa y siniestra los más elementales derechos de las personas. Y está bien que así sea, también, porque para combatir aquel horror se crearon en el país las Madres de Plaza de Mayo, y las Abuelas, y los HIJOS y otros organismos de Derechos Humanos que no claudicaron (ni claudican) en sus luchas y trabajos para que el Estado, en democracia, los escuchara y comenzara a juzgar a los genocidas. Y recuperaron identidades, y resignificaron sitios para mantener viva la memoria, para que Nunca Más sea Nunca Más; para que, a pesar de que aún haya quien intenta negarlo y pretende poner en dudas los 30 mil detenidos desaparecidos, la memoria colectiva no los olvide; para que los hasta ahora 130 nietos recuperados puedan ser más; porque fueron más de 400 los bebés apropiados ilegalmente por los genocidas. Para que Nunca Más tengamos que contar los números del horror. 

Pero también hay otros números que debemos considerar hoy, a 44 años del golpe de Estado, a 37 años de la recuperación de la democracia, números vinculados también a los derechos humanos; números que deben preocuparnos y de los que debemos ocuparnos: 66 femicidios en 2020; 299 femicidios en 2019; 8 niños wichis muertos por desnutrición en Salta en 2020; 16 millones de personas son pobres en la Argentina (el 40,8% de la población del país); la indigencia, en tanto, impacta en el 8,6% de la población: niños y adolescentes son los más afectados; y cuántos presos por causas políticas... Números que duelen y a los que habría que decir también “Nunca Más”.

Y ya que hablamos de números y de derechos, contemos el 1, 2 y 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos:

 

Artículo 1.

Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.

 

Artículo 2.

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

 

Artículo 3.

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Las mujeres asesinadas en femicidio; los niños wichis que mueren desnutridos; las personas del colectivo LGTBQ+ que necesitan mayor inclusión; los trabajadores que se quedan sin trabajo; los que no pueden ir a estudiar, los dirigentes sociales y políticos que son perseguidos mediante artilugios judiciales poco claros, no ya en dictadura sino en democracia, nos convocan no solo a hacer memoria para que el pasado siniestro y dictatorial no vuelva Nunca Más, sino también a reflexionar, desde la memoria, viva y activa, sobre los desafíos que debemos asumir, tanto como Estado como en nuestro rol de ciudadano común en materia de derechos humanos hoy, para tender un puente hacia un futuro más o menos cercano, con más y mejores derechos para todes.

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