Día del Cooperativismo

Las mujeres, un sector de gran valor para el cooperativismo

Daniela Diez, La Posta, de Lincoln

La pandemia es el momento del paradigma cooperativo. A nadie se le ocurriría que la mejor forma para resolver el tema es competir con el vecino. Hasta los nacionalismos más extremos han comprendido que de nada sirve la competencia. La solución solo puede ser cooperativa”. Así lo expresó Ariel Guarco, presidente de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI). En el marco de esta situación que nos atraviesa, el COVID-19, muchos y muchas hemos comprendido que la única manera de paliar este momento mundial es a través de la cooperación entre los pares, de nada sirve el individualismo que muchas veces nos ha llevado a la concentración, la desigualdad y a la inequidad. Las cooperativas debemos ser consideradas una alternativa viable para superar la crisis socioeconómica a la que deberá enfrentarse el mundo cuando finalmente acabe la pandemia del COVID-19. Los valores y principios cooperativos deben transmitirse mediante esquemas creativos, flexibles y que se adapten al escenario y realidades de las mujeres, tomando en consideración su visión de mundo, ideas, formas de comunicarse (lenguaje) y expectativas, de tal forma que este modelo sea visto desde una óptica más cercana y cotidiana y que responde a sus necesidades prácticas y estratégicas. Las mujeres son un sector de la población que tiene un gran valor para el movimiento cooperativo, visto este desde varios escenarios: el socioproductivo, la empleabilidad, los nuevos liderazgos, participación política y técnica, entre otros. Impulsar el modelo cooperativo podría permitir y/o fortalecer el aprendizaje de las mujeres a trabajar desde una visión de equidad de género y a compartir experiencias entre sus iguales y con los hombres, también a construir y fortalecer sus capacidades y mejorar sus habilidades bajo un enfoque solidario y en esquemas que involucren la cooperación entre individuos como una posibilidad para establecer mejorías en su desarrollo personal, familiar y local. Las mujeres necesitamos programas que no solo nos enseñen qué es el cooperativismo y la equidad de género, sino que nos den las herramientas necesarias para sentirnos parte de las organizaciones cooperativas y de su quehacer, además, convencerse en la práctica que combinar cooperativismo y equidad de género es posible y efectivo.

Las cooperativas siguen siendo el mejor ejemplo de empoderamiento y trato igualitario para cada uno de sus colaboradores. Las mujeres del cooperativismo pueden estar seguras que la brecha salarial está sellada. Este es el sistema que nos da herramientas para nuestro desarrollo económico y social. En él podemos ser dueñas de nuestras propias decisiones y elegir nuestros destinos.

 

“Los valores y principios cooperativos deben transmitirse mediante esquemas creativos, flexibles y que se adapten al escenario y realidades de las mujeres tomando en consideración su visión del mundo”.

 

En Kenia, el corazón de Africa, el banco cooperativo donó un millón de dólares al gobierno de Kenia para ayudar a contener la propagación de la enfermedad. 

 

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