El poeta (nuestros poetas)
Por Eduardo Belloccio
Fui Bruno Ceballos un día y, otro, Pablo González.
Infinitas veces yo, y otras tantas… fui otros:
Fui el abril paisano de Kestli,
y Monti y Capdevilla y Castillo y Parajón.
Pero no alcanzó.
Quise ser Bernardino y Tomasini,
la suma de la presión y la ternura.
Fui el Rüedi matinal del colibrí
y el sauce amoroso de Moral.
Pero no alcanzó.
Fui el fraseo del Tocho Alvarez
y el grito estremecido de Rubén
Fui el nochero cantor de Gabriel del Río,
y la voz apagada del Gogó.
Pero no alcanzó.
Fui el inspirado poeta de versos encendidos,
que no deja de pensar en vos cada mañana,
cada tarde y cada noche de pesadas agonías
y de sueños y vigilias.
Pero no alcanzó.
Fui escritor de tus muros desvelados
con heridos versos.
Pero no alcanzó.
Quién habré de ser ya muerto,
poblado de olvidos y silencios,
de voces y recuerdos, para amarte.
Como ahora. Fatalmente.
Y para siempre, Villa María, conquistarte.