Una entidad señera en la modernización de la profesión a nivel nacional

Con tanta historia y mucho por realizar

El Colegio de Escribanos de Córdoba se suma a este suplemento conmemorativo. Recuerda los orígenes de la celebración y destaca el logro de ser uno de los primeros en el país en lograr la digitalización de los actos notariales

Hoy, 2 de octubre, conmemoramos el Día del Escribano y el Día internacional del Notariado. La fecha surgió del Primer Congreso Internacional del Notariado Latino en Buenos Aires, realizado en 1948.

Fue por iniciativa del argentino José Adrián Negri que el 2 de octubre de ese año se realizó en Buenos Aires el Primer Congreso Internacional del Notariado Latino, donde se creó la Unión Internacional del Notariado Latino (UINL), una organización que nuclea a todos los notariados latinos del mundo. Desde entonces, la fecha fue considerada como el Día del Escribano en la Argentina.

 Notarios cordobeses, en una de sus actividades: “El contexto actual exige que todas las escribanas y escribanos  sigamos juntos, consolidando nuestra actividad y defendiendo en cada espacio nuestra gestión...”

Entre las profesiones de las ciencias jurídicas, el escribano es el depositario de la fe pública por delegación del Estado, a diferencia de otras disciplinas del área que defienden a las partes o al Estado a través de las leyes y la jurisprudencia. El notario tiene la responsabilidad de dar seguridad jurídica a los documentos, actos o contratos jurídicos y comerciales en los que intervienen, asegurando su imparcialidad como representantes públicos de la sociedad.

 

El notariado en la historia de Córdoba

Desde la fundación misma de la ciudad, el 6 de julio de 1573, por indicación de don Jerónimo Luis de Cabrera, el escribano de Su Majestad, don Francisco de Torres, redactó lo que fue el primer documento notarial de la provincia: el acta de fundación de la ciudad de Córdoba. Desde entonces, la figura del notario fue inseparable de la vida relacional y de la seguridad de los negocios jurídicos de Córdoba, a través de la función del escribano de Cabildo.

La historia del Colegio de Escribanos se remonta a 1897, con el primer intento de colegiación, luego de la formación del Centro Notarial en el local del Ateneo de Córdoba, por iniciativa del escribano Tomás García Montaño. Sin embargo, recién 20 años después, el 26 de abril de 1917, se conformó el Colegio de Escribanos, en la notaría de Manuel Florentino de Allende, como una institución privada.

El 7 de julio de 1943, por efecto de la Ley N° 4.051 -orgánica del Poder Judicial de la Provincia de Córdoba-, la institución corporativa, que había surgido como asociación privada de notarios, pasó a ser un organismo oficial.

De esa manera, Córdoba se constituía en la primera provincia en oficializar los colegios profesionales, bajo cuya órbita quedaba el gobierno de la matrícula y la potestad disciplinaria.

 

El desafío de proponer un nuevo Colegio para todos

Para desarrollar la actividad de los notarios en los ámbitos provincial, nacional e internacional, fue necesario plasmar los principios y directrices del Segundo Congreso Internacional del Notariado Latino, realizado en Madrid, España, en 1950. Esos principios y directrices aún siguen vigentes.

Por este motivo es tan importante destacar el trabajo que cada día realizan los notarios y el Colegio de manera asociada, para fortalecer y crear espacios de intercambio profesional. Con ese objetivo, en los últimos años se trabajó arduamente para recuperar un Colegio para todos mediante una fuerte consolidación económica, financiera y patrimonial. Esto permite contar hoy con una entidad saneada, con cuentas claras y transparentes, que es reconocida por toda la comunidad.

En ese intento de poner en su lugar al Colegio de Escribanos se recuperaron y fortalecieron los vínculos con las instituciones profesionales colegas, las relaciones con los entes gubernamentales, con el fin de ser protagonistas en cada una de las conversaciones y discusiones que se plantean en la actividad notarial de Córdoba y el país.

Carlos Berberian, el vicepresidente, en un día histórico, el de la presentación del logro de la digitalización

La digitalización

Hoy, el Colegio de Escribanos de Córdoba es uno de los primeros en el país en lograr la digitalización de los actos notariales, a través de las Fojas Digitales, que ya están en uso desde agosto de este año. La tecnología usada es una de las más innovadoras y seguras de Latinoamérica.  Así como también se consolidó el patrimonio de la institución mediante la adquisición de dos nuevas sedes, en Cosquín y Laboulaye.

Asimismo, la escucha activa y el compromiso con cada escribana y escribano permiten construir puentes con todos, priorizando la gestión institucional y el bien común, sin privilegios personales ni condicionamientos políticos. Con pasión y defensa de la actividad notarial en todos los ámbitos.

Con un esfuerzo mancomunado se logró introducir al Colegio en la revolución tecnológica aplicada, acercando soluciones concretas, reales y efectivas para el nuevo rol que debe asumir el profesional notarial, en un contexto complejo que afecta a todas las actividades. Aquí se destaca el enorme logro de haber consolidado toda la digitalización del Colegio de manera simple, pero muy efectiva, para estar acorde a los tiempos que vivimos.

Todos estos cambios son posibles porque se asumió el protagonismo de la actividad y el liderazgo en el ámbito de la función, así como también se participó en las discusiones de los cambios a nivel coyuntural, operativo, estratégico y normativo.

Para lograr estos objetivos como profesionales fue y es necesaria la actualización profesional continua, mediante capacitaciones que enriquecen y son claves para el desarrollo de la actividad. Hay que destacar también la presencia del Colegio en cada rincón de la provincia, escuchando las ideas de cada profesional que hizo llegar sus propuestas. 

El contexto actual exige que todas las escribanas y escribanos  sigamos juntos, consolidando nuestra actividad y defendiendo en cada espacio nuestra gestión como notarios.

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