DÍA DEL CORREDOR INMOBILIARIO - Gisela Gil, de GMG Servicios Inmobiliarios, compartió la historia de su negocio
Una profesión de padre a hija
Heredó el gusto de esta profesión de su progenitor, y aunque en un principio la idea era abrir juntos el negocio inmobiliario, la vida no lo permitió. Sin embargo, ella lo hizo sola y muy joven, con el fuerte apoyo de toda la familiaLa historia de cómo Gisela Gil creó su inmobiliaria, tal como ella lo dice, “es muy emocionante y muy personal”.
“Mi papá trabajaba en una inmobiliaria acá en Villa María, Invernizzi Krosting, de Alejandra Manelli, una persona que a mí siempre me ayudó, y a quien aprecio un montón. Era allá por 2003, tiempo en que estudiaba la carrera, y porque la idea era poner la inmobiliaria con mi padre, que tenía muchísima experiencia en el rubro”, señaló.
Explicó que hasta la ley de 1983, quien se dedicaba al rubro inmobiliario no tenía necesidad de estudiar, y se matriculaban en base a su labor y a su experiencia, “y, además, trabajó con varias inmobiliarias de acá, como con Rosa Beatriz, una inmobiliaria histórica”.
“Yo me recibí en 2003, y un año después mi papá falleció. Y quedé con el título, pero sin el apoyo de él, ni económica, ni emocional, ni nada. Yo tenía 20 años. Además, tengo dos hermanas, una de las cuales trabaja conmigo. El tema es que la vida siguió. Trabajé en muchas cosas, entre ellas en Droguería Argentina, donde junté una platita con la que me compré un auto y ahí me largué con mucho coraje en el rubro inmobiliario, y me alquilé un localcito en la calle Salta 44”, expresó.
Eso fue en 2007. Y desde ese año tiene la inmobiliaria GMG, “siempre creciendo, siempre con mucho apoyo de mis colegas, de mi familia, de mi pareja y actual marido, pero muy contenta de estos 17 años que tengo en este emprendimiento”.
Clientes y nuevos tiempos
Gil contó que su cartera de clientes es bastante buena, “y no solo de Villa María, sino de toda la región. Y es gente que más que clientes son familia, amigos, con quien tengo una atención muy personalizada y cercana”.
Sobres los nuevos tiempos, muy distintos a los del año pasado cuando todavía regía la ley de alquileres, antes del DNU de Javier Milei, que la derogó, explicó lo siguiente: “Mirá, cambió para bien. Ahora, lo que es venta está bastante quieto, estamos esperando todos que haya una buena cosecha en el campo, porque cuando esto sucede hay más plata y la gente compra más”, dijo.
Indicó que el mercado estuvo muy parado con la antigua ley, “porque no beneficiaba a nadie, sobre todo al propietario, porque el valor de los alquileres quedaban muy desfasados. El tener un capital, o una propiedad donde se le sacaba poca renta no era negocio. A la gente no le interesaba comprar para luego alquilar. Ahora, las reglas del juego cambiaron, y es más flexible para ambas partes, porque son más claras, y con subas cada 4 meses. Y si de pronto el alquiler sube mucho de acuerdo al índice IPC, las partes muchas veces llegan a un acuerdo y se puede negociar, sobre todo porque se entiende que quien alquila también la tiene difícil porque los salarios no acompañan. Todos los propietarios están abiertos a negociar y encontrar un punto de equilibrio”, explicó.
Futuro prometedor
A pesar de que no se vende mucho, Gisela, dice que “hay interés, la gente pregunta, y eso es un signo alentador para el rubro. Veo un 2025 con empuje, prometedor. Veo que vendrán muchos chicos a estudiar (se abrirá una nueva universidad) y eso abrirá el mercado del alquiler. Siento que, aunque hay incertidumbre, hay más estabilidad, donde uno puede prever mejor todo, es otro paradigma. Deseamos que así continúe. Disfruto mucho mi profesión y el trato con la gente, a pesar de los líos y los imprevistos”.
“Envío un saludo a mis colegas con quienes tengo la mejor, un abrazo a todos”, finalizó.