El Día Mundial de la Depresión se conmemoró el pasado 13 de enero y es importante recordar sus causas y efectos

La depresión es un tema serio

Este padecimiento de salud mental tiene cada vez más preponderancia entre población, y hay que estar muy alerta a los síntomas, porque muchas no son visibles

El 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Depresión,  dedicado a concientizar sobre una de las condiciones de salud mental en el mundo. La depresión afecta a millones de personas, alterando su estado emocional, físico y social.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es distinta de las variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud serio, especialmente cuando es de larga duración y de intensidad moderada a grave, y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y familiares. En el peor de los casos puede incluso llevar al suicidio, siendo la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.

Respecto a la sintomatología, la depresión se caracteriza por presentar un descenso marcado en el estado de ánimo, pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar, y reducción de la energía, que produce una disminución de la actividad; todo ello, durante un mínimo de dos semanas. Muchas personas con depresión también padecen síntomas de ansiedad, alteraciones del sueño y del apetito, sentimientos de culpa y baja autoestima, dificultades de concentración e, incluso, síntomas sin explicación médica. Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden clasificarse como leves, moderados o graves.

Hay diversos factores que contribuyen a la aparición de este trastorno. La depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. Por lo tanto, quienes hayan pasado por circunstancias vitales adversas (desempleo, traumatismos psicológicos u otras causas) tienen más probabilidades de sufrir depresión. A su vez, la depresión puede generar más estrés y disfunción, y empeorar la situación vital de la persona afectada. Existe, además, una relación entre la depresión y la salud física; así, por ejemplo, las enfermedades cardiovasculares pueden producir depresión, y viceversa.

Para prevenir la depresión, la OMS recomienda programas que apunten a su reducción. Entre las estrategias comunitarias eficaces para lograrlo se mencionan los programas que promueven un modelo de pensamiento positivo, mantener un estilo de vida saludable y contacto social. Además, según su clasificación y teniendo en cuenta el criterio profesional, se podrán llevar a cabo tratamientos combinados entre terapias psicológicas y/o tratamientos con psicofármacos. Asimismo, debe considerarse la eficacia de los tratamientos psicosociales y la necesidad de apoyos en el acompañamiento durante el tratamiento para garantizar la integralidad del mismo.

Consideramos de relevancia hablar de la depresión como parte fundamental para iniciar el tratamiento. La estigmatización de las enfermedades mentales, incluida la depresión, sigue siendo un obstáculo para que las personas de todo el mundo pidan ayuda. Hablar de la depresión, ya sea con un familiar, amigo o profesional de la salud, o en contextos más amplios (como la escuela, el lugar de trabajo y los entornos sociales), así como también en el ámbito público (medios de comunicación, redes sociales, etcétera), ayuda a eliminar dicha estigmatización, contribuyendo a que las personas afectadas inicien un tratamiento adecuado.

 

Síntomas

    Tristeza persistente: sentirse triste, vacío o sin esperanza durante un período prolongado es uno de los síntomas más comunes de la depresión. Esta tristeza no desaparece fácilmente y puede empeorar con el tiempo.

Fatiga y falta de energía: las personas con depresión suelen sentirse extremadamente cansadas, incluso después de descansar. Esta fatiga puede afectar su capacidad para realizar actividades cotidianas.

Pérdida de interés en actividades placenteras: las personas deprimidas pueden dejar de disfrutar de cosas que solían ser agradables, como pasar tiempo con amigos, practicar deportes o realizar hobbies.

Alteraciones en el apetito y el sueño: la depresión puede afectar el apetito, causando tanto aumento como pérdida de peso. También puede alterar los patrones de sueño, provocando insomnio o hipersomnia (dormir demasiado).

Sentimientos de culpa o inutilidad: las personas con depresión a menudo tienen pensamientos negativos sobre sí mismas, sintiendo que son responsables de sus problemas o que no valen lo suficiente.

Pensamientos suicidas: en casos graves, la depresión puede llevar a pensamientos de suicidio o autolesiones. Si una persona muestra signos de pensamientos suicidas, es crucial buscar ayuda profesional inmediatamente.

 

En Villa María: un tema presente y que crece

elDiario consultó a dos psicólogas locales sobre este tema y cómo afecta a la gente de la ciudad: “Hablar sobre estos temas siempre ayuda, y hacerlo de manera cuidada, a través de profesionales. Estamos en una época muy complicada, donde la comunicación reviste ciertas características de precariedad. Desde la práctica clínica no ubicamos a la depresión como un trastorno del “estado de ánimo” ni como un episodio afectivo de tristeza, sí lo pensamos como un conjunto de afectos que afectan al sujeto. Este incluye a la tristeza, la inhibición, el abatimiento, el desgano, el llanto, la angustia, la frustración, el aislamiento, la desesperanza, el desamor, la decepción y más. Esto tiene un lugar preponderante en el sujeto en un momento determinado y toma las características de algo abrumador. Y por eso, en la práctica clínica, buscamos pasar más por la palabra, no tanto por el acto, sobre aquello que afecta a la persona, y no solo como una confesión, sino intentar hacer responsable al sujeto”, señaló Silvana Pons, psicóloga y expresidente del Colegio de Psicólogos de Villa María.

Explicó que habría que preguntarse “¿qué es lo que hace lazo?”, a lo que responde “los afectos, y que estos pasen por la palabra, y que esta se transforme en discurso, y ese lazo es con el otro. Y hoy nos encontramos frente a una ruptura del lazo social, que tanto afecta a los afectos en la actualidad. Entonces está la imposibilidad de que el discurso circule, y de que esos afectos empiecen a circular para que la angustia ceda un poco”, y ante la pregunta si, ante la situación económica actual, la depresión crece localmente, al menos respecto a lo que ella ve en su experiencia clínica, dijo que “depende de cada persona, porque hay algunos a los que le afecta más que a otros, depende de las estructuras de personalidad, y ese es un tema aparte. Lo que sí afecta es la ruptura del lazo social, y dentro de esta hay una variable que tiene que ver que con la inestabilidad económica y la incertidumbre”.

Por su parte, la psicóloga Rocío Toranzo afirmó que la depresión “es uno de los diagnósticos más comunes entre los cinco principales que manejo en el consultorio. Lo que más me llama la atención es que se presenta de una manera muy diversa y compleja, y en muchos casos se da de forma crónica, y refleja una tendencia creciente en nuestra sociedad a través de factores como el estrés constante, la sobrecarga emocional, el aislamiento social, las presiones económicas, junto con el impacto que tiene hoy las redes sociales. Todo esto juega un papel crucial en la aparición y la perpetuación de lo que es el diagnóstico de depresión”.

“Considero que en el contexto actual, de la vida digital y la conectividad constante, lejos de ofrecer bienestar, a menudo esto agrava la conexión emocional y genera más ansiedad.?Sí, las personas pueden estar conectadas más que nunca a través de dispositivos y las redes sociales, pero a la vez experimenta una profunda sensación de soledad o insuficiencia, en la comparación, contribuyendo al desarrollo de los síntomas depresivos”, explicó.

Indicó además que “la depresión, actualmente, se presenta de una forma muy sutil, porque anteriormente se tenían en cuenta síntomas y factores muy puntuales, como la tristeza profunda o perdida de interés en las actividades que generaban placer, y se muestran menos evidentes, a través de la fatiga o poca concentración. Además, el tratamiento no puede limitarse solo a la persona tratada, sino que también involucra al entorno más cercano, como familia y amigos. Incluso, hacer un abordaje integral, trabajando a veces, incluso, con psiquiatras”.

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