Otras voces, otra historia - “Ni una menos” y una necesidad urgente

Por una reforma judicial feminista

miércoles, 24 de mayo de 2023 · 08:54

Cada 3 de junio, desde el año 2015, organizaciones y movimientos feministas salen a las calles, como una expresión masiva destinada a visibilizar la violencia por motivos de género. Año a año, la fecha vuelve a promover la necesidad de seguir trabajando en contra de las distintas expresiones y modalidades de la violencia. En estos espacios, uno de los temas que resuena, que pasó de ser necesario a ser urgente, es la reforma judicial feminista. Se trata de una demanda que surge de la preocupación existente entre los feminismos que bregan por cambiar el actual sistema judicial patriarcal y sesgado.

La evidencia empírica debiera guiar el proceso de reforma; Natalia Gherardi (directora ejecutiva de ELA -Equipo Latinoamericano de Justicia y Género-) nos dice: “no se trata de imaginar cómo quisiéramos que sea, sino de analizar, en base con los datos concretos, cómo está funcionando y respondiendo (o no) a las necesidades de la población”. Así, y sabiendo que el lenguaje no es neutro, hablar de reforma, con lo que el significado de la palabra conlleva,  requiere que, desde la Sociedad Civil, las diferentes áreas del Estado, organizaciones, las universidades, los colegios profesionales, y el ámbito territorial, nos sentemos a pensar de una manera profunda qué Justicia queremos. Preguntarnos y preguntar a la sociedad cuáles son las percepciones de la Justicia,  y democratizarla.

Citando una frase muy célebre de Simone de Beauvoir: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”. Poder interpelar a un Poder Judicial, que pareciera ser que no quiere cambiar para estar más cercano a la propia ciudadanía, que le queda más cómodo sentirse supremo, vivir en el “Palacio de Justicia”, sin duda va a ser un gran desafío.

Por esto, discutir las preguntas ¿Qué se quiere cambiar del Poder Judicial? ¿Cuáles serían las modificaciones estructurales? ¿Quiénes plantearían el contenido de la reforma?, y demás preguntas que nos hagamos, deben ser desde la mirada de la ciudadanía. Estos cambios vendrán del reclamo que se consiga organizar con otros colectivos que demandan también cambios profundos.

Es preciso considerar no solo cómo está integrado el Poder Judicial, sino también los ministerios públicos (de Defensa y fiscalías), cómo se distribuyen, con qué recursos financieros, humanos y técnicos cuentan para responder a las necesidades de la población, y de las mujeres y disidencias en particular. 

En la ciudad de Villa María, desde hace varios años, distintas organizaciones e instituciones públicas demandan la necesidad de que se constituya una Unidad Judicial Especializada en Violencia Familiar y de Género, que se ubique en otro lugar, que sea adecuado y accesible, que les sumariantes sean realmente capacitades para evitar la gran demora en la toma de las denuncias, que actualmente promedian entre cuatro a cinco horas, aunque hay mujeres que  manifiestan que han estado diez horas y hasta noches enteras esperando para radicar una denuncia. Esta situación conlleva a otras, tales como la desestimación a realizarla  y el retorno al lugar donde el agresor se encuentra, un desgaste psicológico al momento de relatar los hechos, etcétera.

 

¿Por qué una reforma judicial feminista?

La respuesta a esta pregunta es siempre provisoria, abierta, en debate, y está atravesada por  mi condición de abogada, en contacto directo con la problemática,  en la escucha de las mujeres. Uno de estos argumentos es muy elocuente:  el registro de femicidios de la Oficina de la Mujer de la Corte Suprema de Justicia de la Nación mostraba que en el año 2022, del total de 242 víctimas directas de femicidios, 46  contaban con denuncias por hechos de violencia previos. Esta proporción indica dos cosas: que solo el 19% de las personas en situación de violencia confió en que el Poder Judicial podría ofrecerle algún tipo de respuesta y que, al mismo tiempo, no la obtuvieron. Pero ¿Cuáles son, cualitativamente, los problemas más frecuentes que llevan a las personas en situación de violencia a no confiar en el Poder Judicial?

Como lo decía más arriba, no siempre se toman las denuncias, o si las toman, a veces se pone énfasis en el golpe, en la marca, o se perfila a  la “buena víctima”, y  aquella que rompa los estereotipos de “buena madre”, “buena esposa”,  “mujer honesta, trabajadora” es revictimizada mientras atraviesa todo el proceso hasta la obtención de una decisión judicial, o incluso después, cuando tiene que iniciar la gestión de régimen de alimentos y régimen comunicacional.  Sea que se trate de juzgar, de impulsar la acción desde la Fiscalía, o incluso en el ejercicio de la defensa, se advierten ciertos preconceptos que dificultan el acceso a la Justicia de las mujeres involucradas.

No se trata de plantear solo críticas ante un sistema, el judicial, sino de plantear desafíos: sabemos que el recurso humano es escaso, que generalmente en nuestra unidad judicial se encuentran dos o tres personas que receptan las denuncias y además están a cargo de diferentes operativos, que los ministerios públicos de Defensa y Fiscalía están superados en su capacidad de respuesta, que la Asesoría está dando turnos a dos meses, por eso la importancia de instalar este debate.

Será necesario impulsar la paridad de género en todas las dependencias y organismos del Poder Judicial y la inclusión de personas del colectivo LGBTI+ en los ámbitos de  la administración de la justicia, y de garantizar la capacitación permanente de les funcionaries  y empleades del Poder Judicial en, y con, perspectiva de género, entre otras medidas. Una reforma judicial  transfeminista tiene que tener el objetivo de remover patrones socioculturales y estereotipos que están inmersos en la cultura de los decisores del Poder Judicial: jueces, camaristas, secretarios, decisores en distintos niveles -hasta un simple prosecretario-, para desarraigar prácticas burocráticas que perpetúan la violencia y la discriminación sistemática.

Una reforma transfeminista tiene que tener un importante contenido democratizador y popular.

 

La lucha es de todxs

Repensar la formación de les abogades, que tenemos una formación bastante contraria al paradigma del acceso a la Justicia, porque dentro de la mayoría de las carreras de Derecho de nuestro país, Derechos Humanos sigue siendo una materia opcional. Desde hace unos años, varias abogadas de la ciudad conformamos la Red de Abogadas Feministas y planteamos que estas discusiones y esta formación sean llevadas al resto de los colegiados de la ciudad.

Por último, las actividades en el marco del 3 de Junio, cada año se organizan desde la   Asamblea Transfeminista de la Ciudad de Villa María y Villa Nueva, espacio de formación colectiva y diversa. Desde ese espacio, ayer nos encontramos para pensarnos como seguir visibilizando, construyendo y luchando este año por la sociedad que queremos, por el grito de NI UNA MENOS, VIVAS NOS QUEREMOS.

mujeresotrasvoces@gmail.com

(*) Abogada – MP4-912

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