La arquitectura del reciclaje - La Nave Tierra del Fin del Mundo

Reynolds en Argentina

miércoles, 22 de enero de 2020 · 10:30

La historia de Michael Reynolds es la de un arquitecto visionario y rebelde que ha impulsado una serie de iniciativas experimentales alrededor del mundo, desafiando lo establecido y promoviendo un nuevo tipo de arquitectura en base al reciclaje y la autosuficiencia.

El proyecto “Tol-Haru, la Nave Tierra del Fin del Mundo" -ubicado en Ushuaia (en un terreno céntrico donado por el municipio)- se ha construido completamente con materiales reciclados y tendrá la capacidad de calefaccionarse y refrigerarse a través de energía eólica y solar, de reutilizar el agua de la lluvia y hasta de reciclar sus propios residuos.

La propuesta, bautizada como “la primera vivienda autosustentable de Latinoamérica”, comenzó su construcción durante los primeros días de enero de 2014 y fue impulsada por los actores Mariano Torre y su mujer, la actriz y cantante Elena Roger, integrantes de la Fundación NAT (Naturaleza Aplicada a la Tecnología), además de contar con el aval del intendente de entonces, Federico Sciurano.

 

Reynolds, quien forma parte de Earthship Biotecture, una organización dedicada a fomentar este tipo de edificaciones a nivel global, eligió esta ciudad en el “fin del mundo” como un símbolo de “una nueva relación entre el ser humano y la tierra, que no sea tan destructiva”, asegura Torre.

Como parte del proyecto, el arquitecto realizó en la ciudad la primera “Academia Internacional de entrenamiento para la construcción autosustentable”, destinada a 50 alumnos seleccionados por él y a un grupo de diez fueguinos interesados.

 

El proyecto

La vivienda ha sido levantada por más de 60 personas (provenientes de diferentes partes del mundo) a través del reciclaje de 333 neumáticos, 3.000 latas de aluminio, 5.000 botellas de plástico y 3.000 botellas de vidrio. La construcción consta de dos volúmenes cilíndricos de 50 metros cuadrados y un armazón de cristales que permite que la vivienda mantenga una temperatura constante de entre 18 y 22 grados, ahorrando energía eléctrica. Los constructores cuentan que la sostenibilidad del proyecto se define en base a la refrigeración y calefacción mediante masa térmica (evitando la utilización de combustibles fósiles) y la construcción con materiales naturales y reciclados, además de integrar la recolección, filtrado y limpieza del agua de la lluvia, el tratamiento de las aguas residuales, la producción sostenible de frutas y verduras, y el abastecimiento energético por medio de energía eólica y solar.

Elena Roger -promotora de la “Nave Tierra”, como se ha dicho- ha comentado: "Para nosotros fue más que importante llevar a cabo ese proyecto porque vemos que las ciudades están completamente saturadas y creo que Ushuaia está a tiempo de revertir eso. Esta construcción demuestra que podemos aportarle al planeta en vez de saturarlo”.

Un ejemplo que viene de lejos y que sirve para demostrar que hay maneras alternativas de hacer las cosas.

 

Texto José Tomás  Franco Referencias: Earthship / Río Negro / Nuevo Diario Web Santiago del Estero Fotografías © Earthship Biotecture

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