Fachadas argentinas

Frentes enrejados, mudos, tapiados, con dibujos de palmeras, de estilo morisco, coloridos, sobrios, llamativos, pretenciosos, ochavas facetadas, con columnas y con las descripciones más diversas se suceden frente a la cámara atenta de Facundo De Zuviría (foto), que llegó a tomar más de mil fotografías como parte de esta serie, cuya selección integra el libro publicado por Ediciones Larivière.

El proyecto comenzó en 2010, cuando el artista salió con su “intuición de flâneur porteño” por los barrios de la Ciudad Autónoma a fotografiar fachadas que despertaran su interés, sin la tentativa de realizar un inventario exhaustivo de tipologías urbanas, sino más bien con la de mostrar algunos rasgos distintivos, una suerte de documentación subjetiva de la arquitectura local, que en buena medida es también la nacional.

De Zuviría (nacido en 1954) ha publicado otros libros de fotografía, como “Siesta argentina”, entre muchos otros que “dibujan” al ser nacional. La calidad de sus trabajos lo llevó a exponerlos en muestras en Nueva York, Londres, México, París, Bruselas.

Además, sus fotografías forman parte de la colección permanente de prestigiosas instituciones como el Met y el MoMA de New York, la Bibliothèque Nationale de París y la Fondation Cartier, entre otras.

La siguiente entrevista concedida a nuestra agencia Télam sirve como “aperitivo” del libro que nos permitimos recomendar hoy a los profesionales.

-En sus recorridas capturó frentes de todo tipo. ¿Cómo describiría ese ejercicio de seguir observando, estando atento, a elementos que tal vez pasen inadvertidos en la cotidianeidad?

-Efectivamente miro y fotografío temas en los que casi nadie repara, y nunca sé lo que encontraré. En este caso son fachadas que me fascinan y disfruto mucho cuando las encuentro. De alguna manera tengo un archivo visual en mi cabeza y cada vez que fotografío un frente nuevo siento que agrego una imagen a mi colección.

-En el prólogo del libro se refiere a “una suerte de argentinidad manifiesta en nuestros frentes urbanos”. ¿Podría explayarse sobre esta idea?

-Hay algo muy argentino en nuestra arquitectura popular, y me refiero a aquella arquitectura que no es de arquitectos necesariamente: las casas o negocios de barrio que presentan esa austeridad tan criolla, como aquellas que registró Horacio Coppola y publicó en el Evaristo Carriego de Borges, en 1929. Sobre esta base sencilla y austera puede agregarse algún adorno, y en esos detalles está la variedad.

La fotografía

-¿Cuáles diría que son los desafíos de la fotografía hoy, en tiempos de redes sociales donde se publican millones de imágenes tomadas con el celular?

-La irrupción de la fotografía digital y su ejercicio masivo a través de los teléfonos inteligentes constituye la mayor revolución en este medio desde su creación a mediados del siglo XIX. Técnicamente cualquiera puede lograr una imagen perfecta y eso no es ningún desafío. Y la dificultad si uno pretende decir algo en este lenguaje tan accesible parece mayor, sobre todo cuando uno se obsesiona con hacer algo diferente. Y esto parece casi imposible, pues todo ya estaría hecho. Pero no creo que realmente sea así. Hay que tener un programa propio, construido sobre nuestro propio interés o gusto o intuición, fotografiar eso que por algún motivo nos fascina y ese será el tema: no hace falta que sea distinto, basta que sea auténticamente propio. Sobre esta idea básica, hay que buscar la forma, y ese es un buen camino para desarrollar el lenguaje. Y si la pasión es real y constante, uno va desarrollando premisas propias, personales, que a la larga pueden llegar a definir un estilo.