Primer proyecto de ley acerca del voto universal

Si bien el primer proyecto que planteó reconocer a la mujer su derecho de elegir y ser elegida para ejercer cargos políticos a nivel nacional ingresó a la Cámara de Diputados de la Nación con la firma de un hombre, fue impulsado por una mujer integrante de una organización feminista.

 

Sin igualdad política

El reconocimiento de los derechos políticos de la mujer en los estados nacionales modernos demoró muchos años en alcanzarse, luego de que los hombres gozaran de los mismos. Para quienes habitaban esos territorios, el surgimiento de las ideas de libertad, igualdad y fraternidad dio paso a luchas que impusieron dinamismo al proceso de su transformación de súbditos en ciudadanos. Pero este proceso, por años, dejó de lado a la mujer.

La construcción de un sistema representativo que reconociera la soberanía popular planteó la necesidad de establecer criterios para el ejercicio del derecho a elegir y ser elegido, algo central en la ciudadanía política. Si bien las mujeres lucharon a la par de los varones, de manera sistemática, fueron excluidas en las normas jurídicas que avanzaban en la construcción de la ciudadanía política del hombre. Existía un equivocado sistema de pensamiento que justificaba esta marginación en supuestas características innatas a la mujer que, supuestamente, la llevaba a ser subordinada del hombre. Cuando en realidad era un subordinación impuesta por un poder que veía como justos los privilegios de los varones. 

A lo largo de los siglos XIX y XX ese sistema de ideas fue cuestionado desde diferentes lugares, poniendo en debate la necesidad de sumar a la mujer para poder hablar de una real universalidad de los derechos políticos. Las mujeres lucharon y se organizaron en, por ejemplo, los movimientos de sufragistas que luego pasaron a integrar la corriente más amplia del feminismo. A mediado del siglo XIX, cuando el mundo occidental era escenario de los movimientos democráticos, nacionalistas y el nacimiento del socialismo, las mujeres encontraron nuevos apoyos. Las mujeres no sólo debatieron, generaron conceptos para ver de otra manera la realidad, sino que también construyeron organizaciones y lucharon por sus derechos.     

 

Elegir y ser elegida

El derecho a la participación política de la mujer para los años 20 del siglo XX fue logrado en la mayoría de las naciones de Europa septentrional, excepto Bélgica. Por la misma época, también en Estados Unidos de América. Un logro similar tomaría más tiempo en Europa mediterránea, es así que, por ejemplo, Francia, a pesar de haber reconocido el sufragio universal masculino en 1848, fue una de las naciones que más demoró en otorgarle el derecho de voto y elegibilidad a las mujeres, pues recién lo concretó en el año 1944.

Por su parte, en América Latina, donde las mujeres participaron en las gestas independentistas, guerras civiles y luchas por la organización política de los nuevos estados, también en las primeras décadas del siglo XX algunos países de la región aprobaron las reformas de sus respectivos códigos civiles. Quienes son especialistas en el tema distinguen tres períodos históricos en relación al reconocimiento de los derechos políticos a las mujeres en América Latina. El primero se extiende entre 1929 y 1938, durante el mismo, Ecuador, Brasil, Uruguay y Cuba se convirtieron en pioneros en la materia. El segundo período fue contemporáneo a la Segunda Guerra Mundial y abarca 1939-1945, en ese tiempo fueron varias la naciones centroamericanas que habilitaron la participación política de las mujeres. En el tercer período, que va desde el fin de la guerra hasta los años 60, la mayoría de las naciones de la región reconocieron los derechos políticos a su población femenina. Argentina integra el contingente de naciones que más tardíamente reconoció a las mujeres el derecho a votar y ser elegidas, mediante la Ley 13.010 de Sufragio Femenino, sancionada el 9 de septiembre de 1947 y promulgada el 23 del mismo mes.

 

Voto no tan universal

En 1912, en nuestro país, bajo la presidencia de Roque Sáenz Peña se aprobó la ley que otorgó el derecho al voto a todos los hombres. Se la refirió como la Ley del Voto Universal, Secreto y Obligatorio para todos los hombres argentinos nativos o naturalizados mayores de 18 años de edad. Es decir que se tardaron 35 años hasta que las mujeres tuvieran esos mismos derechos a nivel nacional, en 1947.

Existieron varios factores que pueden ayudar explicar esa demora para reconocer los derechos políticos a las mujeres en Argentina. Aunque debe destacarse que las organizaciones femeninas  siempre estuvieron peleando en el espacio público, generaron e intervinieron en debates en los campos educativo, laboral y social, incluso alrededor de la  condición jurídica de las mujeres. Aunque, debe entenderse, todas esa luchas se produjeron en un escenario montado por las ideas que dominaban los partidos políticos que controlaban el poder político de la época. Un espacio en el cual se esas ideas se debatieron fue el Congreso Nacional, donde se presentaron proyectos relacionados con el voto femenino.

Primer proyecto en Argentina

En julio de 1919, el diputado radical Rogelio Araya presentó el primer proyecto acerca de los derechos políticos de las mujeres. Este legislador por Capital Federal mantuvo contactos con Elvira del Carmen Rawson de Dellepiane, presidenta de la Asociación Pro-Derechos de la Mujer que, desde el 19, agitó por los derechos políticos de las mujeres y solicitó la presentación del referido proyecto de ley. Elvira fue una militante de la Unión Cívica Radical que participó de la Revolución del Parque en 1890. Ella era médica, la segunda mujer en recibir ese título en Argentina, que junto a otros profesionales montó un hospital de campaña para atender los heridos en la mencionada revuelta. Fue fundadora del primer Centro Feminista del país desde donde se reclamó por la igualdad de derechos civiles y políticos de hombres y mujeres. Tuvo activa participación en el primer Congreso Femenino Internacional, desarrollado en Buenos Aires en 1910. En 1919, junto a Adelina Di Carlo, Emma Day, Alfonsina Storni y otras mujeres fundaron la Asociación Pro-Derechos de la Mujer llegando a contar con 11 mil afiliadas.

El proyecto de ley presentado por Araya establecía la modificación de la Ley Electoral 8.871, otorgándole el derecho de voto a las “ciudadanas mujeres nativas y las naturalizadas desde los 22 años cumplidos...”. Es decir que planteaba diferencia con los hombres que eran electores a partir de los 18 años de edad. El legislador en la fundamentación del proyecto señala, entre otras cuestiones, que “la reforma que persigo no es una utopía. Ella ha sido aceptada por varios países y su aplicación ha dado los mejores resultados...”.  Por otra parte, escribió: “Es máxima de derecho político en las democracias que el hombre no debe acatar otras leyes que las que él mismo se ha dado... ¿Por qué la mujer ha de obtener leyes que disponen sobre su persona y bienes, si en ellas no sólo no ha tenido participación, sino que ni siquiera han sido oídas?”.

En el proyecto de Araya, que ingresó en la sesión ordinaria del 25 de julio 1919, puede leerse que “...las mujeres son más aptas que los hombres para un buen ejercicio del sufragio porque ellas en su casi totalidad no son criminales ni alcohólicas, las estadísticas demuestran evidente esta verdad”. A poco tiempo de la brutal represión contra los trabajadores en los Talleres Vasena, conocida como la Semana Trágica, ocurrida en enero de ese año, Araya escribió en su proyecto de voto femenino: “Esta intervención de la mujer es más necesaria que nunca en esta hora de desorden espiritual en que la anarquía sectaria amenaza no sólo la estabilidad comercial, industrial y de las instituciones políticas, sino aun de la familia misma”. En otra parte se fundamenta diciendo que “la emancipación de la mujer y su igualdad con el hombre no se cumpliría si es que no se le acordase a la vez con el derecho a elegir el de ser elegida. No considero necesario demostrar cómo la mujer está capacitada para desempeñar cargos públicos y por eso evito citas de mujeres que han sido jefes (sic) de Estado”.

El proyecto pasó a Comisión Constitucional, allí quedó. En 1922 se presentaría otro con la firma de Juan José Frugoni que planteó el voto calificado para la mujeres. La lucha de las mujeres continuó hasta conseguir el voto y poder ser elegidas.

Actualmente muchas mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries de todo el país están debatiendo en la 34° edición del Encuentro Nacional de Mujeres, en la ciudad de La Plata.

Entre otras tantas cosas se pondrá en debate y definirá una propuesta que viene creciendo los últimos años en torno a la incorporación de lo plurinacional y las disidencias en el nombre Encuentro. La lucha por los derechos continúa.

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