NOTA Nº 590, escribe Jesús Chirino

Ochenta años del edificio de la Asistencia Pública

Este año se cumplieron 80 años de la inauguración de la actual sede de la Asistencia Pública Municipal situada en la esquina de las calles Catamarca y Lisandro de la Torre
domingo, 24 de noviembre de 2019 · 11:36

El acto 

El acto inaugural tuvo lugar el 16 de julio del año 1939. Presidió la ceremonia Amadeo Sabattini, entonces gobernador de la provincia. El vecindario tenía claro que se trataba de un gran acontecimiento, las flamantes instalaciones sanitarias serían destinadas al cuidado de la salud de los sectores más pobres de la ciudad. Los organizadores del acto tuvieron éxito y la concurrencia de hombres y mujeres de la ciudad fue masiva. 

Esa inauguración significó un importante cambio para el servicio municipal de salud. En esa fecha inició la historia de la Asistencia en esa esquina. Durante las últimas ocho décadas, en el mismo edificio que ocupa actualmente y con la impronta propia de las distintas administraciones municipales, se atendió la salud de gran parte de la comunidad local y regional. La actividad que el personal municipal pudo realizar en ese edificio ha sido central para el desarrollo de las diferentes políticas locales de salud. 

 

Cambio de nombre

Pero el inicio de la Asistencia Pública municipal, como institución, tuvo lugar varios años antes. El médico y escritor Roberto Sayago, quien realizó importantes aportes a la historia de la medicina local y regional, en uno de sus libros señala que “a partir del año 1926 la Sala de Primeros Auxilios que funcionaba en Perú N° 345 (hoy General Paz) se convierte en Asistencia Pública, para dar mayor cobertura de atención sanitaria a los habitantes de la ciudad, no solo en las emergencias, sino también en prestaciones ambulatorias de afecciones agudas y crónicas”.  Por otra parte, el también historiador Bernardino Calvo en su libro Historia de Villa María y sus barrios, escribió que esa sala fue inaugurada en 1915, pero luego el mismo lugar sería denominado Asistencia Pública. Cambió la denominación aunque las subvenciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Nación continuaron llegando a nombre de la Sala de Primero Auxilios. Es decir que hace alrededor de 93 años que la Sala de Primeros Auxilio cambió de nombre y pasó a denominarse Asistencia Pública.

 

El 22 de diciembre del año 1937 el municipio firmó la documentación mediante la cual se convirtió en propietario del terreno ubicado en la esquina de Montevideo (actual Lisandro de la Torre) y Catamarca. Hasta entonces esa porción de tierra, de 1.182 metros cuadrados, perteneció a Elisa Cardama de Pereira.

Con los papeles en orden y firmados, el Gobierno del Estado local mostró que estaba dispuesto a atender la demanda de un edificio más grande y mejor diseñado para el funcionamiento de ese importante centro de salud. No puede dejarse de mencionar que por entonces la administración municipal también tenía a cargo otros centros de salud como era el caso del Dispensario Antivenéreo y también el Dispensario de Lactantes que funcionaba en las instalaciones de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo.

 

Con apego a la ley

Los estudios necesarios para iniciar la construcción del nuevo edificio fueron encargados al ingeniero Pablo Baratelli. El profesional entonces ejercía como jefe de Obras Públicas del municipio, bajo la Intendencia de Emilio Seydell, quien sucedía en el cargo de intendente a Eugenio Parajón Ortiz. Este último mandatario encabezó una administración municipal que tuvo problemas con la obra pública. La cosa adquirió una gravedad tal que llevó algunos concejales y al propio Parajón Ortiz a tener que sentarse en el banquillo de los acusados e incluso pasar un tiempo en la cárcel.

En cambio, en la administración liderada por Seydell, con la Presidencia del Concejo Deliberante ejercida por Oscar Turchi, la obra pública fue tomada con más apego a la ley y mesura en los gastos. Es así que la importante obra que significaba el edificio para la Asistencia Pública fue encarada con los papeles en orden y con recursos propios del municipio. Cuestión que marcó una importante diferencia con la administración anterior que terminó dejando las cuentas municipales al rojo vivo.

Pero desde el inicio del emprendimiento se presentaron problemas. Es así que por falta de oferentes que se ajustaran a las condiciones, el llamado a licitación fue repetido tres veces. Tal vez para curarse en salud, la administración municipal preparó un puntilloso pliego de condiciones en el cual se dejaron muchos detalles para que nadie tuviera duda alguna acerca de cómo debía ser la construcción. Se dejó bien estipulado el tipo y cantidad de material que debía ser utilizado en cada parte de la obra. Allí también surgió la diferenciación con las amañadas licitaciones realizadas durante la Intendencia de Parajón Ortiz, cuando las obras eran objeto de constantes modificaciones y aumentos de costos. 

  En relación al presupuesto de la nueva edificación encontramos que en el diario provincial Los Principios, en la página 16 de su edición del 25 de mayo de 1938, se publicó que costaría “aproximadamente la suma de pesos 80 mil”. En el mismo artículo se destaca que la obra tendría un “corte moderno” a la vez que se la dotaría “de todas las comodidades que requiere un establecimiento de esta índole”. En relación al equipamiento, el diario dice que en cuanto “al instrumental quirúrgico, las autoridades municipales son del criterio de que la misma posea todo lo que sea necesario”. Atendiendo estos datos, debe entenderse que el diario publicó eso en un espacio contratado por el mismo municipio, es decir que se trataba de la visión de la administración de nuestra ciudad. El gobierno de Seydell, por esa difusión en Los Principios, pagó 250 pesos, mediante recibo N° 26.586 fechado el 24 de mayo de 1938.

 

Planos, dirección técnica 

Lo importante es que luego de adquirido el terreno, se realizó la licitación a partir de los planos “para la construcción del edificio para la Asistencia Pública y departamento del mayordomo…”  fechados en mayo de 1938. Esos planos, aprobados en el Concejo Deliberante el primer día de julio de 1938, poseen las firmas del intendente, su secretario y de dos personas más pero, debe dejarse claro por ciertos equívocos que han circulado, ninguna pertenece al ingeniero Salamone.  

Por otra parte la dirección de la obra estuvo bajo la responsabilidad de Abraham S. Ruiz, en tanto que Juan Bertella tuvo a su cargo la carpintería metálica y Antonio de Palau fue quien se responsabilizó de los revestimientos de mármol.

A los largo de las ocho décadas de la actual esquina que ocupa la Asistencia, una importante cantidad de personal municipal cumplió funciones en el lugar. No siempre bajo las mejores condiciones laborales, pero esa es otra historia que ya escribiremos.

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