Veinticinco años, pieza por pieza

La Asociación de Maquetistas cumplió 25 años. La historia se remonta a un grupo de hombres que decidió empezar a mostrar lo que creaban en sus hogares. “Este grupo es unido porque nunca hubo competencia”, destacan

Escribe Daniel Rodríguez
Especial para El Diario

Corría el año 1994 y un grupo de hombres comenzó a forjar una historia que no tendría fin. El pasado 23 de noviembre, la Asociación de Maquetistas de nuestra localidad llegó a los 25 años desde su creación. En ese tono, y conteniendo el mismo impulso, ya son 23 las muestras que se vienen llevando a cabo de forma ininterrumpida.

Cuenta la historia que hace un cuarto de siglo, dos hombres se cruzaron en alguna callecita de nuestra ciudad. Ellos, con distintos destinos hasta ese momento, observaron que cada uno llevaba bajo el brazo una revista de aeromodelismo. Se trata de Carlos Capdevilla y el ya fallecido Héctor Acedo.

Al día siguiente se reunirían, al tercero publicarían un póster compartiendo su interés y 24 meses más tarde ya se estaba desarrollando una muestra hasta el momento inédita, y ahora de carácter nacional. 

En diálogo con El Diario, Jorge Barbagallo, Luis Angeletti y Miguel Pereyra, integrantes actuales del grupo, recuerdan los primeros momentos, a la vez que valoran el crecimiento que ha ido teniendo con el paso de las ediciones.

“La primera muestra fue en el espacio ubicado en la esquina de bulevar Sarmiento y San Martín, el viejo centro cultural que ahora es el Museo Bonfiglioli”, reflexiona Angeletti (parte de la línea fundadora).

Al momento de ser consultados sobre la intención de resaltar tales actividades, todos coincidieron en que es importante que “quede una constancia de que en la ciudad se inició con una actividad que hasta el momento no se conocía. Hablamos del maquetismo estático (más tarde llegaría el dinámico)”.

“Con el paso de los años se fueron agregando cosas y hoy es una muestra a nivel nacional que tiene su espacio y se hace en el mes aniversario de la ciudad; la fecha de la realización fue elegida para que coincidiera con ese mes”.

“Unos días atrás hicimos una muestra en Ausonia, en la plaza del pueblo, por una invitación que nos hizo el CENMA, y quedó previsto para el año que viene volvamos a ir”, agregó Pereyra.

Esta banda viajera, que durante la última muestra reunió a más de 122 expositores (65 de Villa María), ha andado por Córdoba capital, por pequeños pueblos del interior provincial e incluso fueron invitados al envío televisivo que conduce Guido Kaczka por Canal 13.

“Es importante siempre recordar a Capdevilla y a Acedo. Nosotros tres fuimos los iniciadores, luego se empieza a sumar gente, se formó una comisión y se trabaja para la muestra”, subraya Angeletti.

Siempre de viernes a domingo, los hombres ponen manos a la obra (hoy en el salón Bomarraca) varios días antes. A veces alguna tormenta los arreció y allí debieron hacer de tripas corazón para cuidar su mundo, pieza por pieza.

De igual modo, existe de alguna forma un impulso que lleva a cada uno de estos hombres a acomodarse en torno a una mesa y colocarse sus lentes de aumento o lupas. Es que detrás de la maqueta presentada se mece una historia de vida, una anécdota y un cariño latente que respira conjuntamente. Como en el caso de Barbagallo, creador de la célebre instalación donde un tren recorre un sinuoso camino. En su momento, trabajó en el ferrocarril y aquella cuestión quedó latente.

Asimismo, sobre la franja etaria reconocen que tales “actividades son recreativas y en términos generales es gente adulta”.

“El joven tiene una etapa donde deja todas las actividades y se dedica a ser joven. Eso que dejó lo retoma cuando se asienta... a los 30 años, para redondear un número, y retoma los hobbies”.

“Mucha gente me pregunta si lo tomo como un cable a tierra y, en realidad, es como toda recreación... si lo tomás como una obligación, no sirve”, especificó Luis.

 

Grandes y chicos esperan la hora señalada en el salón Bomarraca para que el ferrocarril se ponga en marcha y recorra distintos paisajes

 

Tipos de géneros

¿En qué momento exacto uno se da cuenta de  que la tarea está finalizada?, es la pregunta. Ante esto, ellos responden que “las maquetas se terminan”.

“El objetivo es hacerlo y terminarlo. Dentro del maquetismo hay distintos géneros o maneras de trabajar. Podés comprar una (maqueta) desarmada en donde viene un kit en plástico que le llamamos ‘armar de caja’; luego hay otra forma: la armás y las reformás”. Tal es el caso de Angeletti, que se dedica a los aviones y entre obra y obra ha conocido mucho de la historia y de los años en las que se realizaron.

“También hay otros modos, como partiendo de la nada, así fuera un palo o un pedazo de madera, y terminás en un vehículo u otra cuestión”.

Siempre es importante destacar que cada muestra tiene actividad y es foco para grandes y chicos; allí se mezclan las sorpresas con la nostalgia. A esta cuestión, Barbagallo, quien comenzó desde la quinta convocatoria, define que el evento “es atractivo porque es una actividad artística, representar objetos que uno ve la vida real en miniatura. Es universal”.

Enfatizando la unidad de los integrantes, no dudan en que la persistencia a al paso de los años se da “porque no hay competencia”. “Hay algunas que compiten, y no duran... como las de Diorama, se pelean. Nosotros compartimos técnicas de trabajo”.

 

Las películas de ficción y las pasiones son “piezas” habituales de cada muestra

 

La llegada de nuevos expositores

Lo que en un inicio fueron figuras a escala fue creciendo. Ahora también hay coleccionistas y nuevos interesados que quieren integrarse para exponer lo que poseen.

“Permitimos a todos. Tanto al que recién se inicia o como al profesional. Podés encontrarte a profesionales como un señor que hace barcos en botella y nos visita desde Cañada de Gómez (provincia de Santa Fe). Justamente él, el anteaño pasado apoyo que un chico nuevo se pusiera a su lado”.

 

Anécdotas

La persistencia y el largo camino recorrido han dejado miles de historias para comentar. A modo de ejemplo, Pereyra se acuerda de cierta ocasión en el Centro Cultural Leonardo Favio. “Una vez llegó un hombre que había hecho un arado a los 20 años y tenía 80 u 85 años.

“Llegó con su creación dentro de una bolsita y nosotros le dimos un espacio para que la exponga”.

“Al mismo tiempo le pedí el nombre, hablé con los chicos, le hicimos un certificado y cuando se lo entregué se largó a llorar; luego agarró el arado y se fue”.

“No lo vimos más. Creo que nunca se imaginó que le iban a dar un reconocimiento. Y esas son las cosas lindas que tiene la muestra”, reflexionó.

 

 

El tren

Jorge tiene su tren. Una enorme mesa de casi 10 metros de largo por tres de ancho. Tal espacio, donde una máquina viaja entre los paisajes, no ha nacido de un día para el otro. En un primer momento fue estático. Más tarde llegaría el movimiento. 

En los días antes de la apertura de la muestra, Barbagallo relata: “En el caso del armado, con el tren arranco el jueves a las 7 de la mañana y recién empiezo a hacerlo funcionar a las 6 de la tarde, siempre con la ayuda de los compañeros”.

En la actualidad el tren tiene horarios. Por esa misma cuestión, familias enteras se reúnen alrededor de la obra de arte a la espera de que un nuevo viaje inicie. 

Allí están, y allí van. Con los deseos de “contagiar” a aquellos que se emocionan igual que ellos. Con los mismos nervios minutos antes de que una nueva muestra se inaugure y con las mismas ganas de que el tradicional evento se repita por mucho tiempo más.

“Cuando pedimos el Bomarraca, que es el espacio más grande que hay en la ciudad, pensamos que nos iba a quedar enorme”, se sincera. Mas no fue así.

“También queremos agradecer a los vecinos, a los comercios locales que nos ayudan con los volantes publicitarios”, coincidieron a modo de cierre. 

 

Valorar noticia

0%
Satisfacción
0%
Esperanza
0%
Bronca
0%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

Comentarios