NOTA Nº 592, escribe Jesús Chirino

Plaza Ocampo, terreno donado para plaza pública

Más allá de las diferentes argumentaciones, construidas desde posiciones previamente tomadas acerca del traspaso de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo a manos privadas, existe documentación histórica que puede aportar a la actual discusión sobre la posibilidad concreta de que la ciudad se desprenda de una de sus principales plazas o continúe siendo un espacio de encuentro, dejando de lado la función deportiva que cumplió hasta ahora. Aquí un breve repaso de alguna documentación pública generada hace muchos años. Es decir que no puede ser sospechada de encontrarse influida por las posiciones actuales. 

 

Diferentes usos y algunos nombres de la Placita Ocampo

Buscando entre la gran cantidad de rastros que la Plaza Manuel Anselmo Ocampo dejó en la historia de la ciudad, puede encontrarse que entre las primeras ordenanzas de impuestos dictadas por el municipio de Villa María, conformado en 1883, se autorizó la venta de pan, carne, verduras, leña y otros productos en las plazas Norte, Sud, y Oeste (hoy Ocampo) reservándose la plaza principal (antes Este, hoy Independencia) para paseo público. Es decir que, por aquellos años, la actual Plaza Manuel Anselmo Ocampo era una suerte de mercado popular donde podían venderse los productos mencionados.

Tiempo después, más precisamente el 12 de noviembre de 1888, se dictó una ordenanza mediante la cual quedó establecida “como punto de carga y descarga de arrias, carros, carretas, etcétera, la plaza del Oeste de esta Villa según plano”. La medida fue tomada a partir de las dificultades existentes a la hora de cobrar los impuestos a quienes transportaban mercancía desde otros lugares. Mediante la misma norma legal se ordenó que “desde el primero de enero de 1889 la parada de tropas, carros, carretas, etcétera, será en la referida Plaza de Carga y Descarga”. Leyendo la ordenanza puede imaginar el “paisaje” de aquella plaza de carretas a la cual llegaban los sacrificados trabajadores conduciendo los cansados animales que tiraban de las carretas. Pero, también, se observa que las autoridades de entonces no dudaban que ese terreno era una plaza, por más que allí funcionaba una suerte de mercado popular y paraban las tropas y los vehículos de carga de entonces. Esa certeza quizás estaba dada porque un espacio urbano para tener tal función debe ser lugar de encuentro y no, necesariamente, hace falta que cuente con mucho ornato o esté destinado al paseo.

La actual Plaza Ocampo, entonces conocida como Igualdad, cambió de designación, al igual que pasó entonces con las otras de Villa María. Fue en el año 1896, durante el mandato del intendente Fermín Maciel, la autoridad ejecutiva de la ciudad elevó un proyecto al Honorable Concejo Deliberante proponiendo nuevos nombres para las plazas de la ciudad. Gracias a ese proyecto pasó a denominarse Independencia la que hasta entonces era conocida como plaza Este y San Martín a la Sur que se ubica frente a la Catedral católica. Designaciones que aún mantienen estos espacios. También se modificó la denominación de la actual Plaza Manuel Anselmo Ocampo, que dejó de denominarse Igualdad y mediante ese proyecto se llamó Belgrano. Por último, a la que hoy conocemos como plaza Centenario, el proyecto remitido por Maciel la nombró Mercado 12 de Octubre. 

Años más tarde, en mayo de 1917, la Comisión de Obras Públicas del Honorable Concejo Deliberante produjo un despacho en el cual no hacía lugar “...a la solicitud del Club Atlético Unión Central que pedía le fuera cedida a perpetuidad la plaza del Oeste, propiedad de esta Municipalidad, con el propósito de establecer una cancha de juegos; y que en otro caso, puede aquel Centro, si conviene, solicitar la ocupación temporal de la aludida plaza mediante el oportuno contrato de locación...”. Es decir que se retorna a la antigua denominación de la plaza.

 

Terreno para plaza pública

Ante esta negativa, tiempo después, el club pidió que le cedieran la plaza por 10 años. Ante eso se volvió a expedir la mencionada Comisión y el cuerpo legislativo estableció: “Y vista la solicitud presentada por el Club Atlético Unión Central por la que pide cesión gratuita por el término de 10 años de la plaza denominada del Oeste y considerando: que la donación hecha de tal terreno especifica en términos concisos que debe destinarse a plaza pública, y que para tal objeto se hace necesario la plantación de árboles y formación de jardines cosa que no permitiría la instalación de juegos que propone el Club Atlético Unión Central...”.

El Concejo Deliberante sanciona un decreto cuyo articulado es el siguiente: 

“Art. 1: No hacer lugar a la solicitud del club.

Art. 2: El D. E. procederá de acuerdo a la oficina de Obras Públicas, creada para el año 1919, a efectuar el trazado de la plaza del Oeste en forma de hacer factible el juego atlético y ejercicio físico, con destino a los alumnos de las escuelas de esta ciudad; debiendo empezarse inmediatamente a las plantaciones correspondientes”.

En esa oportunidad el Concejo Deliberante de la ciudad utilizó la denominación plaza Oeste, que había sido dejada de lado por la normativa dictada por el mismo municipio. Pero el dato más relevante es en lo que se basa la negativa al club. Dice que la “donación hecha del terreno” fue realizada para plaza pública. Esto está registrado en la página 397 del libro de Actas del Concejo Deliberante de 1918. Es parte del Acta 23 de la sesión extraordinaria de ese cuerpo realizada el día 27 de diciembre del referido año. 

Resulta imposible que aquellos que generaron este documento, hace más de 100 años, pudieran prever las actuales discusiones desatadas a partir del interés oficial por entregar esta plaza pública a manos privadas. 

La norma referida anteriormente fue dictada en el período en que Ramón V. Pérez era intendente municipal. Allí se decidió que la plaza pública fuera destinada al ejercicio físico. En el  presupuesto del año 1919 se incluyó una partida para concretar dicho cometido. Pero el proyecto de convertirla en plaza destinada al ejercicio físico no se concretó sino en la Intendencia de Vicente Martínez Mendoza. En ese período se realizaron los llamados a licitación para la construcción de las verjas y las primeras tribunas. Para estas últimas se aceptó la propuesta de Luis P. Nelly, mientras que las verjas quedaron a cargo de Francisco Petracco. En el año 1922, el 12 de diciembre, el Honorable Concejo Deliberante incluyó en su orden del día el proyecto de ordenanza del Ejecutivo “para la construcción de la verja exterior que circundará la Plaza de Ejercicio Físicos Municipal en todo el frente de las calles San Juan y Paraguay” (actual Gobernador Sabattini).

A la luz de estos documentos, los terrenos de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo fueron donados para plaza pública. Esto no impidió que se decidiera destinarlo a la práctica de ejercicios físicos y se le colocaran verjas. Pero nada de ello le hacía perder su condición de plaza pública.

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