Un baile donde las normas las ponemos nosotras

Twerk y liberación femenina

Escribe: Ailin Peirone
ESPECIAL PARA EL DIARIO

El twerking es una herencia de la cultura afroamericana en la que se practica el Mapouka, baile que con el paso de los años se fue difundiendo en diferentes partes del mapa. Así, llega a Villa María como a cada punto del país para reafirmar una danza en la que entran todas y todos los cuerpos. Una danza que busca romper con los estereotipos de belleza y donde la mujer ya no está ahí para seguir modelos y pautas. Así, muchas mujeres, disidencias y algunos hombres se empapan de un baile donde se mueve la cola como una forma de liberación, dejando los prejuicios de lado.

Mileva, María, Brenda, Pamela, Melisa y Elisa, son profesoras y estudiantes del twerk que al danzar nos transmiten placer, liberación, sororidad, ganas y una alegría que nos invita a bailar.  Las entrevistamos para que nos cuenten qué es el twerk, cómo comenzaron a bailarlo, cuáles fueron sus transformaciones gracias a ese baile y  cómo se sienten al hacerlo. Expresaron  que el baile las empoderó y que gracias a él se pudieron conectar con su cuerpo, aceptarlo,  gustarse y habitarlo de una manera feliz. “Tenemos estrías y rollos, y amamos eso porque es nuestro”, afirmaron.

Son mujeres que llevan el ritmo como bandera de la liberación femenina ya que para ellas “el twerking es un movimiento revolucionario”.  Explican que les genera una sensación de libertad, donde nadie te puede decir cómo bailar y qué ponerte. Se trata, según las entrevistadas, de una herramienta que las hace sentirse cómodas, sin importar los cánones establecidos.

 

Mileva Andreossi y su propio encuentro a través del twerk

Mileva Andreossi  se define como bailarina, profesora y alumna, tiene 22 años y comenzó a bailar twerk en 2015. Comentó que fue a su primera clase sin saber bien de qué se trataba. “En esa clase sentí que me encontré yo misma.  Es tanto lo que disfruté que no pude salir de ese mundo twerquero”, relató.

“El twerk logró que me ame, que me guste y que me ponga la ropa que quiera”, refirió. El uniforme de las pibas que twerkean cuenta con rodilleras, medias de red,  zapatillas, short y top.  En ese sentido Mileva explicó: “Cuando vas a una clase todas están vestidas de la manera que quieren, todas son distintas,  nadie se critica con nadie y podés vestirte como se te cante”.

A su vez, mencionó que el twerk es algo sanador que genera confianza. “Es una disciplina sensual; la gente piensa que es un baile en el que la mujer seduce; la realidad es que no bailamos para nadie, bailamos para nosotras” refirió Mileva. “Yo me pongo un cancán de red y un culote porque me veo linda. Es un baile con el que podemos hacer lo que queramos y nos da poder”. A su vez, comenta que no importa qué digan los demás, lo hacen con amor y eso las hace libres.

Sobre sus clases Mileva explica que “se genera una energía linda, son chicas que recién arrancan; si no sale algo está todo bien, se vuelve a explicar, nos reímos”. Relata que lo principal que advierte en sus clases es la confianza que se genera, las inseguridades que se van eliminando y el surgimiento de las ganas de seguir aprendiendo.  “Tengo alumnas que se van animando con las clases a ponerse pantalones cortos, cancanes. Se van conociendo a ellas mismas. Me encanta que se amen y que eso se produzca en las clases”, explicó.  Mileva se asume como “una profe exigente para que puedan aprender”.   “Es un baile muy difícil donde necesitas tener destrezas, flexibilidad, resistencia física, fuerza de brazos y piernas”, aseguró.

 

María Balanza (Nut) “celebrando el ritmo, el cuerpo y el espacio”

María Balanza (Nut) es bailarina y profesora de twerk desde 2015. Para ella el twerk es expresión y como toda danza es “celebración del ritmo, del cuerpo y  del espacio”.  Al bailar se siente libre ya que hay una liberación del ser expresándose y cree que la danza es un canal para eso.

Por otro lado, consideró que el twerk es una danza que está todavía en creación y disfruta fusionarlo con otras disciplinas que practica y de las cuales forma parte, “todo estilo de danza tiene una historia y la del twerk la estamos haciendo”.

La entrevistada relató que en la disciplina encontró sobre todo diversidad en la gente que se anima a bailarla. Explicó que el auge de la lucha de las mujeres por ocupar espacios ayudó a la expansión de este estilo y considera que es un sello argentino usar este baile como una forma de liberación y empoderamiento de la mujer y del cuerpo. “Nuestra tarea es que se puedan ver colas sin que haya una cosificación o una violencia hacia eso”, agregó. “La danza ha hecho revolución, quizás no acá pero tenemos la posibilidad de hacerlo”, finalizó.

 

Experiencias empoderadas

Pamela Rojas, practicante del baile, nos dice que “el twerk es una danza que consiste en mover las nalgas con técnicas que hacen que, al ritmo de la música, solo ellas se muevan. Se baila de manera provocativa, sensual pero no para un otro, sino que lo bailo y muevo para mí”.  Para Pamela, el baile se relaciona con la liberación femenina porque siente satisfacción al verse bailando, sin estereotipos “todas y todos podemos aprender a moverlo no importa tamaños, peso ni celulitis”, refirió.

Explicó que en las clases se fue amigando con su cuerpo, recuperando la autoestima y energizándose porque “bailar te da alegría”.  “Es una danza para las disidencias porque rompe con los mandatos sobre el cuerpo femenino”, relató. Entiende que es un baile que va en contra del patriarcado, “bailamos en un ambiente de apoyo y unión femenina, en sororidad, buscando terminar con tabúes y mandatos sobre  nuestro cuerpo y nuestra sexualidad”, enunció.

Brenda Pinto y Elisa Budassi relatan que para ellas es una danza que le permite a la mujer expresarse de manera erótica, provocativa y sensual despojándose de los prejuicios sociales y permitiendo expresar no solamente la liberación sino el empoderamiento.  “El cuerpo de la mujer fue desprestigiado y maltratado por los medios de comunicación y a nivel social durante siglos.  En el twerk  encontramos una danza donde la mujer y las disidencias se expresan independientes de un sistema opresor, muchas veces violento”.  Expresan que para ellas es una danza para los cuerpos disidentes. Sobre esto, Melisa Linares opinó que cree que la sensualidad y lo que respecta al baile, siempre ha sido patrimonio de los cuerpos hegemónicos. “Lo que viene a romper el twerk es justamente eso. Independientemente del tamaño de la cola, del cuerpo o el género,  todas y todos podemos movernos y explorar nuestra sensualidad”.

Y agregó, “creo que nunca estuve bailando con tan poca ropa, entregada a merced de la gravedad, de los movimientos del baile sin ningún tipo de pudor ni vergüenza. Y sabiéndome además, sensual. Y eso, para mí es liberador.  Un cuerpo gordo y disidente sacudiendo la grasa y explotando la sensualidad que nos ha sido negada por siempre, es resistencia, es revolucionario”.

Para hacer una breve referencia de la historia del twerk, Nut mencionó: “Tiene sus orígenes en razas negras de hace mucho tiempo y llega a nosotras a través de las redes sociales”. En este sentido, el Mapouka -que nació al oeste de Africa- es revivido en Estados Unidos. Sobre esto, Mileva explicó que la disciplina nombrada como twerk viene de los años 90 de Nueva Orleáns, aunque ya desde hace mucho tiempo en diferentes lugares se bailaba con esos movimientos. Ahí se bautizó el estilo con esa palabra que significa rotar y sacudir los movimientos de baile que despliegan alegría, sensualidad y vitalidad.

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