NOTA Nº 629, escribe Jesús Chirino

En memoria de Margarita “Coca” Sobrino

Escribe: Sonia María Oddino

 

El jueves 22, a las 10 de la noche, falleció Margarita Sobrino. Mujer villamariense destacada en el terreno político y educacional. En la ciudad de Buenos Aires, con 82 años, respiró por última vez Coca Sobrino, quien fuera hermana de la socióloga Encarnación Sobrino, con la cual compartió trabajo y compromiso en el terreno de la educación. Para recordar la figura de Margarita, convoqué a la licenciada en Ciencias de la Educación y magíster Sonia Oddino, destacada educadora con un importante recorrido en lo académico que compartió vivencias con ella  

 

Margarita sobrino: la profesora villamariense que fue ministra de Educación

Corría el año 1983, no lo olvidaremos. Recuperábamos la democracia y las instituciones republicanas y con ello, el sentimiento explícito de volver a pensar la educación en un marco de libertad. Así lo sentimos quienes transitábamos las aulas por esos momentos. Muchos años de represión, de autores y teorías vedadas, voces silenciadas. En ese marco, Margarita Sobrino, “Coca” para los que la conocimos, nuestra compañera de trabajo del Instituto Rivadavia y de la Escuela Normal Víctor Mercante llegaba, con el gobierno de Eduardo César Angeloz, a ocupar el Ministerio de Educación de Córdoba, primero como subsecretaria de Educación y más tarde como ministra.

Necesito escribir en primera persona y así contar mis vivencias para recordar a Margarita Sobrino. La conocí como alumna primero, luego como compañera de trabajo y más tarde por ser integrante de una de las direcciones educativas creadas por su gestión.

Si el doctor Sobral se ocupó de formar retoños, creo que Margarita fue uno de los más dilectos. Aprendió de su maestro a pensar la educación en grande, con mayúsculas. Como maestra, profesora y directora de Curso, brindó su ejemplo, y luego, como ministra de Educación, propuso la Reforma Educacional de Córdoba, incluyendo transformaciones e ideas de renovación del sistema educativo cordobés, que más tarde se plasmarían en la Ley de Educación 8113.

Durante su gestión se desarrolla un concepto central, emanada del gobierno de Raúl Alfonsín, democratizar las instituciones educativas, al tiempo que, en la provincia de Córdoba, se impulsaba un proceso de descentralización y regionalización del sistema educativo, para adecuarlo a las necesidades y demandas de desarrollo social, cultural y económico de las distintas latitudes de esta provincia.

Se propone la incorporación de representantes de la comunidad -docentes, padres y alumnos-, integrando los Consejos Escolares, para gestionar la educación en cada una de las instituciones, reconociendo, de este modo, que la educación es función y responsabilidad de la comunidad, respetando las particularidades culturales, al mismo tiempo que impulsa su propio desarrollo. 

La promoción de los Centros de Estudiantes en las escuelas secundarias, la presentación de listas y las elecciones libres entre los educandos, es otra muestra de la escuela abierta y participativa que se pretendía desde el Ministerio del cual era responsable.

Defensora de la educación pública y gratuita, exenta de dogmatismos de cualquier naturaleza, consideró a los principios constitucionales y a la ciencia como rectores del acto educativo, así como los derechos y deberes de docentes, estudiantes y padres.

Acompañó la implementación del Paicor -Programa de Asistencia Integral de Córdoba, cuya finalidad consistió en la atención sistemática de las necesidades alimentarias de los estudiantes de menores recursos económicos, cuya realidad los ponía en situación de riesgo de repitencia y/o abandono escolar. Este programa que, además de alimentos proveía material didáctico, calzado y guardapolvos, que luego sumó salud, cultura, deporte y huertas comunitarias, posicionó, a través del impulso de Margarita Sobrino, a un Ministerio de Educación apoyado en una concepción ética de la solidaridad, con un fuerte afán de erradicar el analfabetismo y el fracaso escolar.

Durante su gestión ministerial se crean tres direcciones novedosas en ese momento. La Dirección de Innovaciones e Investigaciones Educativas -DIIE-, la Dirección de Apoyo Escolar Interdisciplinario -DAEI- y la Dirección de Educación del Adulto -DEA-.

La primera de estas direcciones tuvo a su cargo la formación permanente y el servicio de los agentes educativos, brindando capacitación continua a directivos, docentes y personal de apoyo de los centros escolares. Se diseñaron propuestas innovadoras, que luego se multiplicaban en las aulas, además de publicar y divulgar materiales de lectura.

La Dirección de Apoyo Escolar Interdisciplinario, integrado por equipos de profesionales, fue una propuesta de apoyo a las instituciones y a los docentes, desde una organización descentralizada y transversal al sistema educativo, con el objetivo de abordar las problemáticas que surgen en la comunidad escolar, así como de desmitificar la relación entre pobreza y capacidad para realizar aprendizajes, es decir, la creencia de que quienes menos tienen menos aprenden. Se implementaron diversos programas orientados hacia el acompañamiento a las escuelas. Entre otros, cabe mencionar la prevención de la violencia en los ámbitos educativos.

La educación de adultos fue un tema de relevancia en el Ministerio gestionado por Margarita Sobrino. No solo se crea una dirección específica, sino que, además, se fortalecen los centros de educación  primaria, secundaria y de capacitación laboral. Será Villa María quien ofrezca la primera y única carrera de Educadores de Adultos, a partir del reconocimiento de que estos docentes debían tener una formación específica.

Creyó en la autonomía escolar y de los docentes para que se generen los mecanismos necesarios para enfrentar el fracaso escolar. De este modo cada centro educativo podría definir los puntos críticos, generadores de las problemáticas escolares, convirtiéndose en propulsores de innovaciones, a partir del reconocimiento de las realidades de los estudiantes y sus familias o responsables de su crianza.

Fomentó el desarrollo de las bibliotecas escolares incorporando la literatura infantil en el currículum, considerando la necesidad de que desde las escuelas, se despertara el placer por la lectura.

Estas propuestas de su gestión, que recuerdo aquí brevemente, me permiten aseverar que Margarita Sobrino desarrolló una política educativa incentivada por la necesidad de transformar y dinamizar el sistema, aunque no siempre encontró eco, también tuvo resistencias.

Margarita Sobrino no escatimó su colaboración para la creación o fortalecimiento de diversas instituciones de educación. En nuestra ciudad vale la pena mencionar su apoyo al nacimiento del Instituto de Educación Superior del Centro de la República -Inescer- y de la Universidad Nacional de Villa María.

Es este mi humilde homenaje, que me atrevo a decir será el de muchos amigos que la conocimos y a quienes nos honró con sus enseñanzas y sus acciones.

 

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