ENTREVISTA CON Natalia Cardielo (primera parte)

Viaje de cuerpo y espíritu a la cuna del yoga

La trabajadora social e instructora local viajó por cuarta vez al país asiático para completar una capacitación en una destacada universidad junto a referentes de distintas partes del mundo. En su estadía pudo entrevistarse con el líder espiritual ­­­Sri Sri Ravi Shankar

Escribe Juan Ramón Seia
De nuestra Redacción

- Has viajado a India en varias ocasiones pero esta vez desarrollaste una formación especial en la universidad Swami Vivekananda Yoga Anusandana Samsthana (S-VYASA). ¿Con qué propósitos emprendiste este nuevo trayecto educativo o cómo se te presentó la oportunidad?

- Este es mi cuarto viaje a India y ha sido para mí uno de los más significativos de mi vida porque he tenido la posibilidad de realizar un entrenamiento de yoga intensivo para  profesores de 300 horas en un mes. India es la cuna del yoga, donde todo nace, por eso si hay un lugar para mí donde tengo que ir a buscar más conocimiento es en India. Personalmente busco formarme, especializarme, conocer más acerca de esta filosofía milenaria porque soy muy sedienta de estos conocimientos ancestrales, porque siento que esto contribuye a mi crecimiento interior y espiritual en primer lugar y  por añadidura a mi crecimiento profesional con lo cual poder ayudar luego a otros. Desde que me conecté con el yoga a mis 19 años, este ha sido para mí un camino de ida, es mi filosofía y estilo de vida.

Imaginá que India es una de las civilizaciones más antiguas del mundo y el yoga tiene cinco mil años, más de tres mil antes de Cristo y nosotros conocemos apenas los últimos 200 años. Hay muchísimo por conocer y me considero una incansable buscadora, porque creo que ya tenemos todas las respuestas solo que las olvidamos por eso uno viaja no para evadirse de algo, si no para recordar quienes somos verdaderamente.

También el 17 de abril de este año estaré emprendiendo un nuevo y gran desafío para mí que es la coordinación de la Diplomatura en Ciencias del yoga  con certificación universitaria en Argentina. Será la primera carrera con estas características en Argentina que se dictará en Córdoba en las instalaciones de la Asociación Mutualista del Docente (pleno centro de la ciudad), con cursado intensivo de un fin de semana al mes. Es para todo público y si bien dura tres años en total, tiene certificaciones intermedias cada año. Hace tiempo venimos trabajando con un importante equipo interdisciplinario de profesionales para esto y en lo personal quería sentirme preparada para estar a la altura de las circunstancias, por eso esta capacitación en India me vino justo.

La oportunidad se presentó por que hace más de cinco años que pertenezco activamente al Foro Permanente de Yoga Córdoba, desde el cual trabajamos junto a unos 50 profesores, aproximadamente, para difundir el yoga en cada localidad del interior del país donde se nos presenta la oportunidad con diferentes eventos culturales, todo sin fines de lucro. Es un trabajo ad honorem. Y este año el Consulado General de India presento la oportunidad  de aplicar para esta beca a todos los integrantes del Foro, siendo los únicos requisitos hablar inglés  y tener claramente, disponibilidad de tiempo para poder estar afuera un mes como mínimo. Aplicamos seis personas de las cuales solo tres fuimos seleccionadas. Tuvimos que presentar muchos papeles, exámenes médicos y todo de un mes para otro, no hubo mucho tiempo para pensarlo.

Yo contaba con que Sarasvati (mi centro de yoga en Villa María) continuaría abierto a cargo de la profesora que está trabajando conmigo, Silvina Bertune, y mudé mi casa en una semana, porque a la otra ya la había alquilado. Así fue que cuando me di cuenta ya estaba en Buenos Aires reunida con el embajador de India que nos recibió para darnos algunos consejos y sus buenos deseos para este viaje, junto al grupo de argentinos que partíamos a India, en pocas horas ya estaríamos arriba del avión comenzando a vivir la experiencia.

 

Cardielo junto a la hermana de Ravi Shankar, Bhanumathi Narasimhan, junto a dos amigos de la villamariense

 

- ¿Cómo resultó dicha capacitación y el encuentro con colegas de distintas partes del mundo? Has contado en publicaciones que se trató de una capacitación bien intensiva, con una vida cotidiana muy regular y casi idéntica día tras día, en cuanto a clases, horarios y alimentación.

- La capacitación fue un antes y un después para mí. Por todo lo que significó y generó en mí vivir de acuerdo a los principios de un yogui en todo sentido. Esto no era un curso más de yoga de esos que venden en India a montones a los extranjeros. Estábamos en una universidad, hubo que volver a ponerse el uniforme, cumplir con el programa, no faltar a las clases para no perder el porcentaje de asistencia, rendir exámenes, presentar trabajos, exponer, hasta una tesina tuvimos que hacer sobre un tema que a cada uno le tocaba (sin posibilidad de elección), y con la complejidad añadida de que era todo en inglés.

La rutina era de lunes a lunes de 4.30 am a 9 pm. Comenzábamos con una hora de Asanas (posturas), una hora de Pranayamas (ejercicios de respiración), luego una hora de canto de los textos sagrados (Sutras de Patanjali y el Bagavad Ghita) y luego de todo esto nos daban media hora para tomar una ducha y media hora para tomar el desayuno recién a las 8.30 am. Como si todo lo anterior fuese tan solo una preparación para comenzar el día (que de hecho lo era), después del desayuno arrancaba la otra parte de la mañana,  las clases teóricas, dos o tres de una hora o dos cada clase; para que finalmente llegara el almuerzo y un pequeño break donde casi siempre volvíamos al cuarto, o se aprovechaba el tiempo para tirarse un ratito al sol y avanzar con la lectura de los manuales de estudio.

Luego volvíamos a tener una o dos clases de teoría, dependiendo de la carga horaria y una clase práctica de Asanas (posturas) avanzadas. Un nuevo break para té o café, la práctica de Bhakti Yoga y después una meditación de una hora. Tocaba la cena y algunas noches teníamos además (después de cena) un “happy asambly”, donde hacíamos actividades grupales, juegos o celebrábamos algún cumpleaños (pasamos cuatro o cinco cumpleaños) y recibimos el Año Nuevo de Bután durante este mes, que se conoce como “Happy Losar”. Así todos los días.

La comida también era igual todos los días, variaba muy poco una o dos cosas y generalmente los latinos no podíamos tomar todas las opciones por lo picante, así que nos limitábamos a arroz, papa, yogur tipo griego, sandía o piña, y algún poroto mungo. Eso sí, en las habitaciones, estábamos muy cómodos, al edificio le decíamos “El hotel” porque se sentía realmente así, teníamos una habitación con cama doble, baño privado, balcón para tender la ropa que lavábamos en el “laundry”, sillones y escritorio para cada uno, heladera, pava eléctrica, no faltaban el agua mineral, te, café y fruta para tomar y comer.

Este tiempo fuimos como una familia, todos juntos hacia un mismo lugar, compartiendo días enteros de clase y estudio, momentos de presión cuando tocaba la entrega de trabajos o prepararse para los exámenes, nos la pasábamos estudiando realmente y compartimos esto, el amor y la pasión por el yoga, por el conocimiento.

Armamos el grupo de latinos con el que nos juntábamos a estudiar así podíamos hablar un poco en español y debatir en nuestro idioma, ya que entre el inglés y tantas palabras en sánscrito había días que parecía que se te enredaba el cerebro (risas). Así que usábamos mnemotecnias (técnicas de memorización), muy graciosas para acordarnos de todo lo que veíamos, y nos divertíamos mucho disfrutando del proceso.

Nos juntábamos en los cuartos al terminar el día porque era el único momento que nos quedaba disponible y entre café  y té nos pasamos más de una noche en vela. ¡Fue como volver al secundario, pero del yoga y en India! Algo que siempre soñé y se me hizo realidad.

Ahora tengo muchos nuevos países que no conozco para visitar, porque me quedaron compañeros en todas partes. Se sintió como la Torre de Babel, en el sentido de que distintas culturas, de países diferentes, religiones diferentes e idiomas diferentes coincidimos en un mismo momento y en un mismo lugar con un propósito común que nos unió, que es el yoga. Había momentos en que se armaban subgrupos en donde cada uno hablaba su lengua, pero seguíamos conectados. Esto fue sumamente enriquecedor en todo sentido.

- ¿Qué experiencias rescatás de esta nueva visita a ese mundo mágico y espiritual, que también contempló otras poblaciones cercanas, en cuanto a visitas a templos, comunidades, organizaciones religiosas?

- Conocer variedad de culturas, comunidades y religiones en India, como en cada lugar que visito me tienta a querer adentrarme en el conocimiento de la manera en que tienen cada uno de tomarse la vida. Me interesa como ser humano primero y como trabajadora social también. Me es inevitable ver cómo se organizan, cómo tejen redes, cómo se desarrollan socialmente, cuáles son las estrategias que usan para lo que académicamente llamamos la reproducción de la existencia. Cuáles son sus necesidades, con qué recursos cuentan y con cuáles no. Me gusta observar en India la búsqueda que cada persona tiene detrás de su práctica religiosa, espiritual  o estilo de vida. India es muy diversa y creo que aquí “todo es posible”, no hay lugar más preciso para darte cuenta que los límites solo están en la mente. Aquí, en la tierra del Veda, solo reza un lema que es: “SAB KUCH MILEGA” (“Todo es posible”).

 

“Fue la primera vez que visité el Ashram de Sri Sri Ravi Shankar y fue también la primera vez que tuve la posibilidad de reunirme con él en privado. Pude comentarle de la importancia de abrir una Clínica Ayurvédica en Córdoba y él me estuvo haciendo algunas preguntas sobre eso”, contó 


 

Sri Sri y el Arte de Vivir

- ¿Cómo llegó la posibilidad de entrevistarte con el Sri Sri Ravi Shankar? ¿Era la primera vez que hablabas con él?

- Sí, esta fue la primera vez que visité el Ashram de Sri Sri Ravi Shankar en Bangalore y fue también la primera vez que tuve la posibilidad de reunirme con él en privado. Había estado muy cerca en 2012 cuando Ravi Shankar visitó Argentina y brindó una conferencia masiva en el Campus de la Universidad Siglo XXI en Córdoba. Recuerdo este evento como si hubiese sido ayer, fue de esos momentos que uno vive con mucha presencia. Y ahora haber llegado hasta acá y que él nos reciba personalmente fue un gran regalo. Hay muchos devotos que esperan toda una vida este momento o que pagarían lo que sea para poder tener una reunión con él y no lo logran. Para nosotros fue totalmente inesperado, por eso digo que lo sentí como un regalo. Llegamos al Ashram con dos amigos que veníamos viajando juntos luego de la formación, por recomendación del doctor Sergio Lais Suárez, quien es amigo de Sri Sri porque cuando eran jóvenes estudiaron juntos en India, entonces el dio aviso de que irían tres personas de Argentina de su conocimiento, pero solo eso.

Resulta que cuando llegamos nos dieron trato de invitados especiales, nos hicieron pasar a una sala VIP donde nos sirvieron el tradicional chai, el té más rico que había probado después de un mes de estar en India y nos anunciaron que en la tarde nos teníamos que presentar a determinada hora en tal lugar que Sri Sri nos iba a recibir. Nosotros realmente no sabíamos en qué iba a consistir esta cita, mis amigos me preguntaban a mí, y qué le vamos a decir (risas). Así que nos pusimos ropa adecuada para la ocasión, compramos unas flores para obsequiarle a Sri Sri y allí estuvimos. Fue un momento sin dudas muy especial, que creo terminaremos de dimensionar y apreciar su real poder y alcance  con el tiempo.  Nos regaló a cada uno un chal de pura seda, un pequeño paquete de cereales y una manzana, lo que en India se considera Prasad (es comida bendecida y el remanente de los dioses). En el encuentro pude comentarle de la importancia de abrir una Clínica Ayurvédica en Córdoba y él me estuvo haciendo algunas preguntas acerca de eso. También visitamos a su hermana (Bhanumathi Narasimhan), una persona muy amorosa y carismática que nos obsequió a mí y a mi amiga Luz, un sari y bombones.

 

- En los últimos años, sobre todo cuando el Arte de Vivir ingresó con fuerza a la Argentina, desde algún sector salieron a criticar o menospreciar su filosofía por entenderla como naif o superficial. ¿Creés que, por desinterés o ignorancia, no se ha profundizado en sus conceptos y teorías?

- El movimiento creado por Sri Sri Ravi Shankar es muy grande a nivel mundial y tiene una presencia en Sudamérica muy importante. Tienen un gran número de seguidores. En general considero que el ser humano es muy prejuicioso. Muchas veces hablamos sin conocer en profundidad el tema sobre el que vamos a opinar y sin embargo avanzamos como si tuviésemos una vasta experiencia. Hay de todo. Personas que aman y admiran su labor y otras que no comparten. En lo personal el trabajo social que el movimiento de Sri Sri ha desarrollado en las cárceles me ha resultado muy inspirador, tan es así que cuando me encontraba cursando mi carrera allá por  2008 archivé un artículo que había salido en una revista que hablaba sobre este tema puntualmente.  Lo tengo guardado hasta el día de hoy. Fue como un disparador que me hizo dar cuenta  en aquel entonces que yo quería hacer eso: ayudar a personas en situación de vulnerabilidad desde el yoga y la meditación.

No es casual para mí que el año pasado eso se haya podido concretar y entonces haya podido realizar mi primera experiencia de enseñar  yoga y meditación en la Penitenciaría de Bouwer en el pabellón de adicciones. Y que seguidamente a esto Sri Sri me reciba personalmente en “su casa”. Sin duda le puso un sello a este sueño que me había planteado en 2008 y que para mí recién comienza.

La segunda parte de la entrevista se publicará el domingo que viene.

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