Entrevista con Natalia Cardielo (Segunda parte)

Viaje de cuerpo y espíritu a la cuna del yoga

La trabajadora social e instructora local viajó por cuarta vez a la India para completar una capacitación en una destacada universidad. En esta última entrega habló de su descubrimiento en el mundo de la meditación y su mirada del yoga en nuestra ciudad

Escribe: Juan Ramón Seia (de nuestra redacción)

En cuanto a tu faceta como docente del yoga, has participado de diversos eventos tanto en nuestro país como a nivel internacional. ¿De qué manera recibís estos reconocimientos a tu labor?

-Bueno, es un orgullo para mí tener esta posibilidad y lo recibo como una gran bendición y con mucha gratitud. Es lo que me impulsa también a continuar capacitándome. En el camino uno siempre se va encontrando con personas a las que le puede ayudar directa o indirectamente y personas que le ayudan y enseñan a uno. Me sucede algo que es que mientras más conozco más siento que no sé nada. Por más que uno sienta que maneja rebien un tema siempre aparece alguien que lo maneja un poquito mejor y entonces uno se da cuenta que no sabía tanto como creía y así. Creo que está buenísimo que pase esto porque de esta manera se va sosegando el ego.

 

-Desde un tiempo a este parte la práctica del yoga se ha ido expandiendo, asimilando y aceptando. Incluso, actualmente existen diversas variantes para su enseñanza, y hasta se imparten clases en escuelas de distintos niveles en Argentina. ¿Por qué creés que el público en general se vuelca más a desarrollar su práctica o se interesa más? ¿Se ha despojado de algunos prejuicios o se han contemplado los beneficios que acarrea?

-Ya se ha hablado mucho sobre los beneficios del Yoga. Aunque a mí me gustaría responder diciendo que hoy nosotros vivimos un tiempo afortunado en tres aspectos:

1) Los avances en los medios de comunicación: esto hace que una situación que acontece en Agra (India) pueda ser conocida en Argentina en cuestión de segundos, lo que también nos hace dar cuenta de que por más lejana que parezca esa realidad de la mía, estamos todos conectados.

2) Hay un lenguaje que unifica todas las lenguas del mundo y este es el de la investigación científica. Hoy hasta puede leerse el campo áurico o energético de una persona o comprobar cómo aumenta la coherencia de las ondas cerebrales con la práctica de la meditación.

3) La disponibilidad de acceder a la filosofía con un conocimiento eterno que es la ciencia del conocimiento puro, la ciencia védica que pone a disposición de la humanidad todas las herramientas para que el sistema nervioso humano pueda alcanzar la meta última de la evolución humana, este es el estado de conciencia plena y del completo desarrollo del sistema nervioso simultáneamente.

A través de la ventana de la ciencia nosotros estaremos viendo el amanecer de una nueva era donde el estado más elevado de conciencia pueda ser verificado.

Donde este tipo de disciplinas como lo es el yoga y la meditación se volverán materias de estudio y enseñanza como lo es la matemática o la lengua. Porque de alguna manera ya está ocurriendo. Ya se está entendiendo que son herramientas fundamentales para el completo desarrollo del ser humano, para que éste tenga una vida sana y plena. Hay lugares en los que esto acontece antes que en otros, pero tarde o temprano llegará a todas partes. Villa María como ciudad viene teniendo un crecimiento sostenido al respecto. Cada vez hay más profesionales y centros de práctica, y cada vez hay más personas buscando no solo ir a una clase, sino también sumergirse en el estudio de esta ciencia. Terreno en el cual sí creo que aún falta calidad en las propuestas.

 

-Por otro lado, ¿qué le dirías a alguien que desea incursionar en los preceptos del yoga como forma de vida?

-A quien desee incursionar en los preceptos del yoga como forma de vida le diría que recuerde ante todo una cualidad que es imprescindible para mantenerse en el camino pase lo que pase, que es “la fuerza de voluntad”.

Este camino, como ya lo decía Swami Vivekananda, es para personas que tengan esa fuerza de voluntad. Quien no tenga esa cualidad no es para el yoga. Ciertamente también ocurre que la misma práctica lo va empoderando a uno y esa voluntad comienza a surgir muy desde adentro porque la práctica luego se vuelve una necesidad. También le diría que el yoga es 99% práctica y 1% teoría. Esto quiere decir que por mucho que sepamos intelectualmente si no lo aplicamos en la vida diaria no sirve, no es yoga.

En un templo hindú

Yoga para niños en Villa María

-Recordame de qué manera llegaste a incursionar originariamente en esta práctica y filosofía de vida. ¿Qué acontecimiento o episodios en particular te llevaron a dicha posibilidad? Y cuáles fueron tus primeros acercamientos y primeros maestros en tal sentido.

-Al momento de contar mi historia siempre digo que soy una buscadora desde siempre. Desde los 6 años que comencé teatro por iniciativa propia y gracias a mis padres que siempre me hacían caso, acompañándome y llevándome a donde les pedía. Allí comenzó mi vinculación con el arte y las actividades llamémosle lúdicas o recreativas que me fueron recreando, que me ayudaron a conocer otra parte de mí, a saber que somos mucho más de lo que creemos o suponemos que somos. Y a conectar con las emociones, darte cuenta que también somos eso y jugar a encarnar diferentes personajes te abre un montón de cuestionamientos.

Desde ese entonces hice de las más variadas actividades: además de teatro, danzas, gimnasia artística, acrobacia aérea, literatura, entre otras; todas éstas siempre vinculadas con el arte. Y fue en la adolescencia cuando comencé a hacerme preguntas más profundas sobre la existencia humana y el verdadero propósito por el cual estamos acá. Siempre hay un disparador interno o externo, o ambos a la vez. Creo que fue un poco de cada uno. El externo tuvo que ver con la pérdida de seres queridos, ver la muerte de cerca generó un impacto desvelador en mí. Y el interno, fue un llamado que tuvo que ver con la necesidad de encontrar respuestas.

Así fue que en la búsqueda aparece un libro en mi vida, “El poder del ahora” de Eckar Tolle y luego “Tantra yoga: La ciencia eterna” de Sri Sri Anandamurti y con ellos mis replanteos a la vida que hasta entonces estaba llevando y la vida que quería. Comencé a practicar yoga y meditación de manera autodidacta, me volví vegetariana estricta por filosofía y convicción, por compasión a los animales. Cultivé el amor por preparar mi propio alimento y buscaba recetas permanentemente para hacer y comer variado. Consulté un médico naturista para que me diera un correcto asesoramiento en la dieta y así me sumergí de cabeza en este mundo. Todo esto a los 19 o 20 años. En 2010 hice mi primera formación en yoga, así que ese año me recibí al mismo tiempo de trabajadora social y de instructora en yoga. A los pocos meses también me recibo como instructora de autoconocimiento y junto a tres amigos abrimos un centro de enseñanza, donde también se daban clases de yoga y se hacían terapias holísticas.

Al poco tiempo de tener este espacio buscando un lugar en las sierras cordobesas para realizar un retiro grupal de yoga y meditación en la montaña, descubrimos un complejo hermosísimo en medio de un bosque que estaba cerrado. Contactamos a sus dueños que vivían en Inglaterra, le alquilamos el lugar para desarrollar este encuentro y resulta que nos terminamos haciendo amigos y haciendo cargo del predio con un nuevo proyecto: la creación de una comunidad vegetariana y espiritual autosustentable.

Así fue que tuvimos nuestro primer ashram (centro de retiros) en sociedad con una argentina y un inglés radicados en el Reino Unido. Ellos habían comprado estas tierras (15 hectáreas de campo con nueve construcciones, un complejo ya armado y equipado), con ese objetivo: el de crear un ashram. Su sueño era el nuestro y el destino nos juntó para hacerlo realidad. Allí recibíamos voluntarios de distintas partes del mundo, teníamos una rutina yogui estricta, cultivábamos nuestro propio alimento, tomábamos agua de vertiente, usábamos la energía solar y las labores diarias se dividían entre todos. ¡Esta experiencia duró dos años! Con tan solo 25 años ya había cumplido un gran sueño en mi vida. Luego la naturaleza me llevó hacia nuevos lugares, un fuerte tornado en 2012 tumbó más de 2 mil pinos en toda esa zona y un incendio nueve meses después dejaron al lugar devastado. Ahí entendí que mi aprendizaje debía continuar con nuevas experiencias en otro lugar y viajé a Buenos Aires, donde me instalé un mes para continuar capacitándome y me especialicé en yoga para niños. Al regresar a mi ciudad me esperaba otra gran oportunidad que fue la de trabajar para el municipio local enseñando yoga a los niños. La primera ciudad en Argentina que impartió yoga de manera gratuita a los niños como política pública. Y fue un éxito total, con inscripciones saturadas tuvimos un grupo de 50 niños y al otro año 100 adultos. El resultado de esta experiencia fue la edición del libro “Todos a yoga”, una recopilación inédita de todas las actividades realizadas durante el taller y el primer libro escrito por los mismos niños. En 2014 inauguro mi propio centro de enseñanza en Villa María, llamado Sarasvati, desde el cual el yoga se ha podido expandir en todas direcciones, impartiendo clases, conferencias y workshops en Chile, Colombia, India, Uruguay y Estados Unidos con distintos maestros.

En el templo dorado de Amritsar

Vocabulario específico según Cardielo

Dharma: “Lo primero y más importante en el camino de la vida es conocer nuestro Dharma. Para descubrirlo es imprescindible conocernos a nosotros mismos, saber qué nos gusta y qué no, qué cosas nos hacen sentir bien y cuáles no, con qué nos encontramos cómodos haciendo y qué nos genera alegría o sufrimiento, entre otras cosas”.

Ashram: “O centros de retiro son lugares que están especialmente diseñados para colaborar con este proceso. Lugares donde uno vive con una disciplina espiritual que ayudará a conectarse con una nueva realidad interior”.

Ayurveda: “Hay muchas prácticas que forman parte de un estilo de vida yogui o védico; como vivir de acuerdo al ayurveda, por ejemplo, que es la Ciencia de la Longevidad, consumiendo alimentos satvicos (puros) y atendiendo la fase preventiva de la salud a través de una dieta balanceada y acorde a las necesidades de cada uno. Para el ayurveda el alimento es nuestra medicina  y somos lo que comemos”.

Bhajans: “Se realizan cantos como acto de devoción que ayudan a cultivar el amor, la compasión y la rendición. El  canto de mantras (palabras o fragmentos de los antiguos textos de conocimiento) te ayuda a acceder a una frecuencia más elevada de conciencia y a despertar la alegría del ser innata en todo ser humano”.

Ceremonias de la Ciencia Védica: “Una de las más importantes es la que se hace todos los días a la caída del Sol: el Aarti. Es un ritual que conocí en India y en el que tuve la posibilidad de estar en distintos lugares, siempre se siente especial. Aquí uno agradece al universo y a los dioses (o el Dios en que uno crea) por todas sus bendiciones, luego puede comer prasad: alimento que se elabora con conciencia y en un estado de bienestar y luego se entrega como una ofrenda a quienes  asistieron a la ceremonia. Al ser este un alimento bendecido es doblemente rico y nutritivo, dicen que queda libre de toda toxina y se vuelve sagrado. Y la verdad, siempre se siente delicioso”.

Vibuthi: “Es una cuestión de fe y de vivir la experiencia, como todo lo que estoy comentando. Son las cenizas que resultan del fuego en la ceremonia anterior y se untan en la frente como símbolo de bendición para una vida larga y saludable; se usan también si hay alguna enfermedad porque dicen que son curativas”.

Yagya: “Es otra ceremonia que se hace para bendecir y pedir que Dios o la divinidad acompañe ya sea un proyecto, una pareja, la concepción de un hijo, un casamiento, entre otros”.

Namasté: “Lo que nos están diciendo es: ‘Te saludo desde mí ser más puro y profundo honrando al ser puro y profundo que mora en ti’”.

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