Eduvim y Caballo Negro editan la poesía reunida de Edith Vera

Para volver a apretar un libro contra nuestro pecho

Silvia Giambroni, curadora y prologuista de “El silbido de los vientos lejanos”, se refirió al proceso para recolectar todo su material y poder publicarlo. “Es una buena noticia para todos los que buscamos la difusión de su obra”, destacó
domingo, 29 de mayo de 2022 · 10:20

Hace días se anunció la publicación de “El silbido de vientos lejanos”, un volumen de casi 300 páginas que contiene la poesía reunida de Edith Vera bajo la curaduría de Silvia Giambroni. Y esto trae algo más que una buena noticia para los amantes del género (y de Edith).

Edith Vera, ilustrada por Raul Olcelli 

Tal material -necesario para la poesía argentina-, fue editado por los sellos Eduvim y Caballo Negro y trae algo especial para los amantes de la “matriarca” que tiene la lírica local. Es Edith en estado puro. Sin saltos, sin tener que bucear para encontrar su material -muchas veces inconseguible e incunable- y en un orden cronológico que hace más suave el viaje por su naturaleza descriptiva y tierna.

El volumen puede conseguirse tanto en formato físico como virtual

Todos los caminos conducen a Edith y a su tarea. Con sus matices, sus luchas y su deseo incansable de escribir. Así, entre tantas obras infantiles que aparecen y explotan -como fuegos artificiales- su obra sigue aquí, intacta. 

Entre sus tapas el ávido lector se encontrará con libros ya editados como “Las dos naranjas” (su primera placa editada en 1969, premiado en 1960 por el Fondo Nacional de las Artes, 1er. Premio de Poesía “Campaña por una Buena Literatura para el Niño), “Pajarito de agua”, “El libro de las dos versiones” y “La Casa Azul”, además de la plaqueta “Cuando tres gallinas van al campo”, la antología escrita por Marta Parodi, titulada “Con trébol en los ojos” y una recopilación de poemas publicados en diferentes revistas y blogs. A su vez, también habrá poemas inéditos y sueltos, además de canciones registradas en el Centro de Difusión e Investigación de la Literatura Infantil y Juvenil (Cedilij), rescatados por Mariano Medina.

El Diario dialogó con Giambroni, quien fue profesora en Literatura Infantil en el Profesorado de Educación Inicial del Instituto Superior Víctor Mercante y además trabajó en la escuela Rivadavia. Allí, donde Vera ejerció la docencia.

Tal cercanía es la que posiblemente la llevó a encontrarla y le generó el fuego necesario para armar proyectos con tal obra. Desde ahí, y gracias a las letras que reúne a las personas, como a los primeros hombres alrededor del fuego, se comenzaron a compartir poemas y a generar lazos con tantas otras personas como Normand Argarate, quien en su gestión como director de Cultura Municipal intentó conseguir los derechos para editar a Edith y en 2020 publicó “El libro de Edith”, donde cuenta sus experiencias con ella y analiza su obra. Beatriz Vottero, quien junto con su cátedra en la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) inició su ritual de festejar el cumpleaños de Edith cada 27 de agosto. También podemos nombrar a Gustavo Borga, Silvina Mercadal y Carina Sedevich, quienes también encuentran y se encuentran en ese espejo literario.

“Esta es una tarea que hice voluntariamente y que fue empujada y llevada a cabo por el deseo de que la obra de Edith se publicara”, inició la docente entrevistada.

“En 2018, después de un pequeño trabajo, salió la edición facsimilar de “Dos Naranjas”, el primer libro, y teníamos toda la intención de seguir publicando la obra completa. Pero hubo cambios en políticas, con achicamientos y los financiamientos se hicieron más complejos para las universidades. Por esto el proyecto quedó parado”, aseveró.

La llegada de la obra “El Libro de Edith” de Normand Argarate (Editorial Apócrifa, 2020) fue tal vez un puntapié para volver a poner a Edith en escena. Y así lo asimila Giambroni, quien lo marca como “un hito muy importante en el deseo de publicar”.

En Córdoba, durante la presentación de la obra antes mencionada, los caminos hicieron que Alejo Carbonel, editor de Caballo Negro, dialogara con Giambroni y consiguieran todo lo necesario -en cuanto a derechos- para que pudiera emerger compartiendo sello con la editorial de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM).

“Yo tenía un material que ya habíamos estado trabajando con Emanuel Molina (editor de Eduvim) y él me fue pidiendo fotos de viejos libros; pudimos acceder a más material en la Biblioteca y Medioteca Mariano Moreno, en ese espacio que atesora Anabella Gill”, rememoró agradecida.

Es que cuando la salud de Edith desmejoró, ella debió ser internada y su casa ardió en llamas. “Cuando empezaron a vaciarla, se pudieron rescatar algunas cosas, separarlas y tenerlas. Por eso, algunos papeles todavía tienen consigo el aroma del fuego. Pero se encontraron papeles, collages y originales que se conservan en la biblioteca”, matizó.

“Lo que vino después fue una tarea de un trabajo muy complejo de los editores, ya que no solo están sus poemas, sino también sus dibujos. Se intentó mantener todo lo que existía en los originales; la obra estaba dispersa, pero hubo una decisión de que la poesía esté reunida”.

“Es bueno que la obra de Edith vuelva a circular en papel. Con esto de las tecnologías la literatura tiene esto… es la que se niega un poco más a la virtualidad”.

La obra -que se encuentra en preventa- tuvo una buena acogida. Ahora, en manos de Eduvim, que hará la distribución, todos podrán conseguirlo desde la web del sello editorial (tanto en formato físico como e-book).

-Esto marca también una alegría enorme en los lectores, ya que se hacía difícil conseguir el material de Edith, ¿verdad? El hecho de que se organicen todas sus obras muestran también una especie de “viaje” para el lector.

-Sí. Además de la alegría y la celebración que implica para todos los que difundimos su tarea, esto abre la perspectiva.

Hace mucho tiempo la poesía de Edith Vera es tomada por estudiantes para sus trabajos finales de grado, ya sea en música o en carreras relacionadas con el cine. Esto abre la posibilidad de que una obra dispersa, y que circulaba por distintos lugares, vuelva. Libros, habían quedado muy pocos, incluso había incunables. Modificar la posibilidad de acceso a la obra es muy importante.

-También se pueden ver distintas versiones del “yo lírico” de Edith. Hablando de otras cosas, y más allá que de lo infantil…

-Hay diferentes momentos, y hasta se encuentra una poesía un poco más intimista. Yo creo que no podemos decir que todo sea una línea de tiempo, porque Edith no solamente publicaba poco y le importaba bastante poco -aparentemente- publicar, sino que su obra estaba dispersa.

Desde “Las dos naranjas” hasta los libros editados en Radamanto por Alejandro Schmidt (El libro de las Dos Versiones y Pajarito de Agua) hay también particularidades. Allí lo pequeño está muy presente y es una sencillez que no es ingenua.  También aparece una obra cumbre, que, a mi parecer, es “El libro de las dos versiones”. En ese ella hace un despliegue con una nueva mirada acerca de lo que pone en la primera versión.

Justamente, Normand Argarate, en su libro,  dice, que “el milagro se expande y va desde el niño que contiene al adulto y el adulto que acoge al niño. Hablamos de una complejidad hacia un adulto transparente”.

-Es un tema de miradas, también…

-En la “Casa Azul” (Editorial Garabato), nuevamente vuelve a aparecer en ese mundo de la infancia.  Yo digo que no solo destina su obra a niños, sino que ella ve el mundo con ojos de niña.

-En “Con trébol en los ojos” también la situación es otra.

-Cuando ella se relaciona con Marta Parodi -que trabajaban en la misma escuela- Edith era directora del Jardín y en el año 1979 le llegó una exoneración por parte del Gobierno nacional que la alejaba de cualquier espacio educativo. Allí, ella quedó sumamente dolida y en una situación complicada a nivel económico. Cuando Marta (Parodi) se jubiló, creó un taller literario y allí Edith se acercó. Si bien en un momento Marta se vio sorprendida, ya que ella no era poeta, sino que enseñaba acerca de literatura, a Edith le hacía falta.

De algún modo, ellas forman un vínculo donde Marta escribe esto a lo que yo llamo “Biografía autorizada” y le da esa antología de literatura tan distinta, donde aparecen el amor, la maternidad, la dictadura y sus desaparecidos, las injusticias… es otro yo lírico y hay una evolución. Además, también hay una serie de inéditos que son muy valiosos y no tenemos completos.

-Edith también alejó ese pensamiento de que la literatura infantil es un género menor…

-La literatura infantil está atravesada por las instituciones. La escritora María Teresa Andruetto explicó que hay una enorme cantidad de instituciones que vigilan a la literatura, y la literatura infantil tiene que agradarle a muchísimas instituciones escolares y morales.  De alguna manera, está tan vigilada que es difícil hacer buena literatura infantil.

Ella (Andruetto), cuando presentó “Parajito de Agua” dijo que “encontrar buena literatura infantil es muy difícil, pero encontrar buena poesía infantil es un milagro”.

-Tal vez lo bueno llegó por no obedecer a esta iniciativa didáctica y moralizante, que puede alejar al lector.

-Es que existen reglas del mercado, reglas de la didáctica, de la poesía y yo, como docente, veo que es una gran lucha que siguen teniendo mis compañeras. Se pone la literatura al servicio de otros temas y es una gran pelea que no ha terminado. Edith tenía una cercanía total con el mundo de los niños y con los docentes.

Cuando fue elegida como directora por el doctor Antonio Sobral, se dice que Edith circulaba por el patio recogiendo piedras, tréboles, plumas y todo aquello que le llamara la atención. A eso se lo ponía en el escritorio a las maestras y les decía: “Con esto den clase, rompiendo las reglas”.

-Rompiendo los esquemas, también se adelantó. Y creó algo que pueden leer tanto grandes como chicos.

-Creo que en la literatura infantil ese milagro puede darse. Sabemos que hay mucha (literatura infantil) y que es maravillosa y valorada por todos. Los adultos también la disfrutamos plenamente… y, la literatura no tiene adjetivos, la literatura es literatura.

-Sin dudas, esto será valioso para lo que viene

-La verdad es que me gusta lo que hemos hecho. Y también tiene que ver con las circunstancias de mi vida. Tengo “tiempo” por haberme jubilado y también el deseo. Pero no soy la única persona que quería difundir la obra de Edith, y quiero destacar a compañeras y compañeros. Pienso en Beatriz Vottero, y la celebración que hace en su cátedra, que tiene que ver con la alegría. También a poetas como Carina Sedevich, Gustavo Borga, Silvina Mercadal; a Normand Argarate, que después de muchos años vuelve a tomar a la poeta y analizar su obra, además del libro de 1996 de Marta Parodi. 

“El silbido…” se presentará este jueves 2 de junio desde las 18 en el Auditorio Mariano Moreno de la Medioteca Municipal (Gobernador Sabattini 40). El evento será moderado por Emanuel Molina y contará con la presencia de Normand Argarate, Beatriz Vottero y Silvia Giamboni.

 

Sobre Edith 

Edith Vera, docente, nació el 27 de agosto de 1925 en Villa María, provincia de Córdoba, y murió en esta misma ciudad en el año 2003. Recibió en 1960 el Primer Premio en el concurso “Campaña para una Buena Literatura para Niños”, organizado por el Fondo Nacional de las Artes, por Las dos naranjas (1969) y el Premio “Alberto Burnichon Editor”, al libro mejor editado en Córdoba en el bienio 1997/1999, por El libro de las dos versiones. En 1945 egresó de la Escuela Nacional de Villa María con el título de maestra-bachiller y fue a trabajar a diferentes poblaciones del interior de la provincia de Córdoba. En el año 1959 inició sus estudios en el profesorado de Jardín de Infantes. Fue maestra y directora de Nivel Inicial en la Escuela Normal “Víctor Mercante” hasta 1979, año en el que fue cesanteada por la última dictadura militar.

 

Perfil de Silvia Giambroni

Silvia Giambroni nació y reside en Villa María. Es profesora de Lengua y Literatura y Licenciada en Ciencias de la Educación por la UNVM. Trabajó durante 32 años en la docencia. Compiló el libro de ensayos "Escritos sobre jóvenes" junto a Silvia Paredes y Andrea Riva que fue editado por Eduvim. Tuvo a su cargo la sección de difusión poesía en la revista digital Barbaria. Escribió el prólogo de "El silbido de vientos lejanos", poesía reunida de Edith Vera.

Comentarios