Edificio de la Escuela Profesional de Mujeres, de "Las Rosarinas"

En los años 30 del siglo XX, la Congregación de Nuestra Señora del Rosario, junto al clero y familias católicas de la ciudad, dieron nacimiento a una institución educativa cuyo accionar llega hasta el presente, con importante proyección al futuro
domingo, 10 de noviembre de 2024 · 09:30

Inicio de la escuela de las Hermanas Rosarinas

El diario provincial “Los Principios”, en la página 4 de su edición del día sábado 27 de enero de 1934, publicó un artículo bajo el título “Tendrá su edificio propio una escuela de Villa María”. Se anunció que “en parte” estaría habilitado  para el mes de marzo de ese mismo año. El referido diario, de orientación católica, señalaba que el establecimiento de la nueva escuela, con edificio propio, sería “un verdadero foco de luz espiritual en una barriada distante de la parroquia”, agregando que “el establecimiento de las Hermanas Rosarinas lleva ganados muchos prestigios”.

Para entonces, hacía un año que en Villa María funcionaba “la Escuela Profesional a cargo de las beneméritas Hermanas Rosarinas”. Según el corresponsal de “Los principios”, en ese “corto lapso de tiempo, la Escuela ha adquirido un gran prestigio por la bondad de sus métodos, la orientación moderna de la enseñanza y las finalidades prácticas que persigue. La hermosa exposición de las labores de fin de año y los brillantes exámenes de las alumnas del Secretariado Comercial, han puesto en evidencia que esta es la escuela de la joven que desea prepararse para las contingencias de la vida”.

 

Primero, en un local alquilado

Durante todo el año 1933, la escuela funcionó en un edificio alquilado, en la esquina formada por las calles Entre Ríos y Carlos Pellegrini. Un grupo de católicos de la ciudad se hizo cargo del pago del alquiler. Entre quienes colaboraban con la nueva escuela podemos mencionar a: Vita de Repetto Adúriz y Compañía, “La puerta del Sol”, presbítero Pablo Colabianchi, el juez letrado Federico Marcó Guzmán, Fernández Voglino, Molino Fénix, Farmacia Pinardi, Blanco y Negro, Manuela de Casas, monseñor Francisco Ferrero, familia Pizzolato, José Suárez Vila, Antonio Carricaburo, Ernesto Alínez, Elisa de Pereyra, Juan Müller, F. Frossi, Carlos Urquijo, Vidal Ceballos, Francisco Vargas, José y Claudio Bermúdez, José Pérez Benítez, Nicolás Hillar, José María Maciel, Antonio Maldonado, familia Abburrá, Palmira de Bonetto, Cipriano Rigo, Carlos Mirotti, José Salgado, Melitón Pedraza, Rafael Pujal, Ramón Vijande, Pignatelli Hermanos, Asunción de Reino, Carmen B. de Severín, Isabel de Ceballos y Carmen de Heredia.

Según escribió Bernardino Calvo en su “Historia de la Educación en Villa María”, el salón que ocupaba la escuela también “oficiaba de capilla”. Fue en ese lugar que se ideó la creación de la Escuela Profesional de Mujeres que, según el mismo Calvo, inició sus actividades el 12 de febrero de 1933. Dictando el “primer año del Secretariado Comercial, Jardín de Infantes y cursos especiales de música, pintura, corte y confección, y un curso nocturno gratuito para niñas pobres, obreras o empleadas”, a las cuales se les dictaba clases de manualidades, labores, economía doméstica, dactilografía, etcétera.

 

Dos comisiones para juntar recursos económicos

Luego de pagar alquiler por un año, se resolvió la construcción de un edificio en terrenos, propiedad de la curia, ubicados “en la intersección de las calles Corrientes y bulevar Argentino” (actual Alvear).  El diario Los Principios destacó que, en realidad, “los católicos de aquel importante barrio” carecían “de un local para poder asistir a los actos del culto”, aclarando que “la iglesia parroquial queda a 10 cuadras de distancia”. Por ello, se previó una capilla al lado de la nueva escuela.

En enero de 1934, cuando se publicó la nota en el diario cordobés, ya se habían confeccionado los planos y “firmado el contrato correspondiente con un constructor, a fin de que para... marzo” pudiera habilitarse parte de la nueva edificación.

Para la recolección de los fondos que demandaba el proyecto, se constituyeron dos comisiones, una de mujeres y otra de varones. Esta última fue presidida por el doctor Arturo Scopinaro, en tanto que la de damas estuvo presidida por Amparo Parajón. También integraron esta comisión, María Sobral, Herminia Callegari, Dora Pedraza, Ofelia Herzog, María Menardo, Benita Guerrero, María Caballero y Ernestina Seppey, entre otras.

 

Lo construido

El 20 de febrero de 1934, Los Principios volvió a publicar una nota relacionada con la Escuela Profesional de Mujeres de Villa María. Allí se escribió: “Aunque no se trata de una edificación monumental, y ni siquiera de una gran escuela, sin embargo, el edificio reúne todas las condiciones para que pueda funcionar muy holgadamente la Escuela Profesional y el Jardín de Infantes”. Si bien luego se harían varias ampliaciones, para entonces se realizó una importante obra que comprendía: “Las dependencias para las Hermanas... Un gran salón de treinta metros de largo por seis de ancho; otra aula más para el conservatorio, una pequeña capilla, sala, etc.”. Una de las maneras de juntar recursos económicos se hizo colocando, entre los vecinos, “acciones de 10 pesos en favor de esta construcción”.

A finales de febrero de ese año se abrieron las inscripciones. La escuela iniciaba una nueva etapa de las muchas de crecimiento que tendría a lo largo de los años, incorporándose a la prestigiosa historia educativa de la ciudad.

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