LAS CALLES - Pablo Colabianchi
El primer vicario de la ciudad
El nombre fue impuesto por Ordenanza 949, del 14 de septiembre de 1954, durante la Intendencia de José PerazzoloPablo Colabianchi Cicerone era oriundo de Italia, había estudiado en el Seminario de Loreto. Poco tiempo después de ordenado sacerdote, al llegar a nuestro país, la Diócesis de Córdoba lo destinó a nuestra ciudad, en 1908.
Ejerció su ministerio apostólico poniendo marcado tacto, equilibrio y talento en la difusión de su obra evangélica.
José Pedernera, en la “Historia de la ciudad de Villa María”, reseña: “Colabianchi se hace cargo de la administración parroquial el 29 de junio de 1908. Durante la regencia del presbítero Colabianchi, la parroquia de Villa María fue elevada de categoría.
En 1932, el obispo diocesano, monseñor Fermín Lafitte, en cumplimiento con lo dispuesto por la legislación canónica, dividió la jurisdicción en numerosas vicarías foráneas.
Conforme a aquella resolución episcopal, la parroquia de Villa María obtuvo la jerarquía de Vicaría Foránea, con jurisdicción sobre seis parroquias: las de Villa María, de Villa Nueva, de Dalmacio Vélez, de Oliva, de Villa Ascasubi y la de La Playosa, cuyo párroco residía en Pozo del Molle.
Para desempeñar las funciones de vicario foráneo, fue nombrado obispo el 11 de marzo de 1932.
En esta nueva organización de vicarías foráneas correspondió a Villa María la designación de Vicaría número uno y el cura local, Colabianchi, continuó al frente de la misma.
Veintidós años más tarde, Villa María se transformaba en sede episcopal, con una jurisdicción territorial virtualmente igual a la del primitivo Curato del Río Tercero”.
La creación de esta nueva Diócesis la dispuso el decreto-ley del 18 de enero de 1957, dictado por la autoproclamada Revolución Libertadora de 1955, suscripto por el presidente de facto, general Pedro Eugenio Aramburu, el almirante Isaac Rojas y otros partícipes de ese régimen.
“El 11 de febrero de 1957, la Santa Sede, accediendo a lo solicitado por el Gobierno argentino, erigió doce nuevas Diócesis episcopales en la República, entre las que figuraba Villa María”, concluye Pedernera.
Ya retirado de su misión evangélica, Colabianchi falleció a mediados de la década del 30.
Colabianchi y las Rosarinas
En “Historia de la Educación en Villa María”, del profesor, historiador y excolaborador permanente de este medio, Bernardino Calvo, se expresa lo siguiente: “En un salón ubicado en calle Entre Ríos, esquina Carlos Pellegrini, que oficiaba de capilla, bendecido por monseñor José Orzali y perteneciente a la Congregación de Nuestra Señora del Rosario, bajo el patrocinio del presbítero Pablo Colabianchi Cicerone, un grupo de religiosas, en el año 1932, impulsó la creación de la primera Escuela Profesional de Mujeres, cuyas actividades se iniciaron el 12 de febrero del año siguiente, funcionando el primer año del Secretariado Comercial, Jardín de Infantes y cursos especiales de música, pintura, corte y confección, y “un curso nocturno gratuito para niñas pobres, obreras o empleadas, dictándoseles clases de manuales, labores, economía doméstica, dactilografía, etcétera”. En el año 1933, el Gobierno de la Provincia de Córdoba aprobó su Secretariado Comercial autónomo, que es el primero de esta índole en la ciudad, y desde el año 1937 funcionaron los cursos de la Escuela Normal de Maestras, con primero, segundo y tercer año, constituyéndose en el primer establecimiento que cuenta con el Curso Normal Nacional.
Tres años antes, debido al numeroso alumnado inscripto, la congregación trasladó sus actividades a un edificio de bulevar Alvear y Corrientes, por entonces "situado en el floreciente barrio del Norte", siendo identificado como "Instituto del Rosario".
Posteriormente, el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública de la Nación incorporó la Escuela Profesional de Mujeres a los cursos del magisterio, y quedó creada su escuela de nivel secundario. Veinte años más tarde, en 1958, impulsado por el presbítero doctor Avelino Antuña y por la religiosa Gabriela Moscoso, se iniciaron en sus aulas las primeras carreras de nivel terciario, no universitario, de formación docente; primero, con "Literatura y Castellano" y, a poco andar, con catorce secciones de grado”.