Polémica literaria y educativa

¿Usted leyó Cometierra?

¿De qué trata? ¿Es pornografía para adolescentes? Una relectura de un texto ficcional que inquieta a los más grandes (y más conservadores)
domingo, 1 de diciembre de 2024 · 09:00

Son tres párrafos de la novela juvenil “Cometierra”, de Dolores Reyes, los que encendieron la mecha y generaron el debate en las radios, canales de TV, diarios y -sobre todo- redes sociales. Atrás de eso, una catarata de opiniones, verdugos, escritores que apoyan, otros que critican y demás.

Llegó un mensaje de la vicepresidenta Victoria Villarruel criticando pasajes de sexo explícito en sus páginas -las cuales forman parte de los contenidos de estudio en las escuelas de Buenos Aires-. Más tarde arribó una respuesta cruzada acusando a la dirigente, con un pensamiento de derecha marcada, de censura y listas negras. Pero no solo Reyes apareció nombrada. También Gabriela Cabezón Cámara, Aurora Venturini y demás, con otros títulos.

La pregunta, en rigor, para comenzar la discusión debe ser una: ¿leíste el libro? Durante los últimos días, la novela de la escritora argentina, publicada en 2019, volvió a ser best seller y lidera el ranking de ventas.

En Villa María, específicamente en la librería “LibreLibro”, las consultas durante esta semana que pasó han ido en crecimiento, aunque el ejemplar se encuentra agotado y durante las primeras semanas de diciembre volverá a los anaqueles.

El próximo viernes 13 de diciembre, docentes, escritores, escritoras, lectores y lectoras se convocarán para llevar adelante una lectura masiva, tal como se hizo en otros puntos del país. Silvia Giambroni y Andrea Farchetto, ambas autoras y docentes, fueron quienes hicieron punta en tal iniciativa.

 

Precedente

Pero antes de que Villarruel presentara su molestia, y Axel Kicillof, gobernador bonaerense, lanzara un tweet defendiendo la obra, el primer episodio de esta situación ocurrió en Mendoza, donde un grupo de padres del colegio Corazón de María denunció a un profesor de Lengua y Literatura por solicitar un trabajo a los alumnos.

A nivel Buenos Aires, el secretario general de Cultura y Educación, Alberto Sileoni, desmintió la idea de que el material esté dirigido (como dicen) a niños de 11 años. Explicó que es para estudiantes mayores, específicamente aquellos de 16 a 17 años. También explicó que los libros llegan a las escuelas para que las autoridades dispongan de ellos y no directamente los alumnos. ¿Qué quiere decir esto? Que no estaría, a priori, entre los contenidos obligatorios.

 

¿De qué va?

Hasta ahora no hablamos del libro. Porque es más fácil opinar, siempre. Vamos a eso.

Cometierra narra la niñez y adolescencia de una mujer en un barrio del conurbano bonaerense. El abandono, los femicidios rodeando su existencia y un componente digno del realismo mágico: metiéndose tierra en la boca, la protagonista puede tener visiones. Esto la convierte en una especie de “pitonisa”, por decirlo de alguna manera.

En dos capítulos, ya casi arribando al final, la muchacha lleva adelante una relación sexual con un hombre que -en ese momento- significaba para ella un lugar de confianza -por lo menos-. Las descripciones gráficas inquietan porque uno no las espera, pero sería falaz decir que se trata de pornografía.

Ejemplo: en varias películas de cine nacional, que son anunciadas como comedias, dramas o terror, aparecen escenas de sexo. Pero a nadie se le ocurriría presumir que tales filmes son pornográficos. A saber: un pene en “El secreto de sus ojos”; una mujer semidesnuda en “Plata Dulce” y la lista sigue.

Esta atmósfera también llevaría a los adultos a negar que las adolescencias poseen mayores herramientas para acceder a dichos contenidos de manera autónoma: solamente mediante su celular.

 

¿Literatura  pornográfica?

Ni pornográfica ni erótica. El hecho de pensar que por una narración descriptiva, de un momento en particular, todo el texto toma otro cariz, es poco serio. Podríamos afirmar que en “El Matadero”, de Esteban Echeverría, se fomentan los asesinatos de aquellos que piensan distinto. O que aquel que mira todo el tiempo un canal religioso puede volverse cura. Inaudito.

En el medio, muchos aquellos que son los que están en contra de la Educación Sexual Integral (ESI) también aprovechan este tópico para utilizarlo como caballito de batalla o Caballo de Troya.

Eso sí, en la escena, los protagonistas no se cuidan, utilizando preservativo. Esto último dicho no corresponde al autor de esta nota, sino a la observación de un lector en diálogo con su autora.

El hecho de pensar en autores, obras y cuestiones vedadas, las listas negras nos recuerdan lo más oscuro de nuestra democracia. La dictadura eclesiástica, militar, civil, empresaria y demás generó un grupo de censores que desaparecieron grandes obras.

La cigarra, María Elena Walsh; Operación Masacre, Rodolfo Walsh; El Frasquito, Luis Guzmán; Respiración Artificial, Ricardo Piglia; o Ganarse la muerte, de Griselda Gambaro, son algunos. En la memoria también queda Haroldo Conti, con Mascaró, Cazador Americano o Alrededor de la jaula, títulos que le hicieron desaparecer.

 

Perfil de la autora

Según Filba, Dolores Reyes nació en 1978 al oeste de la provincia de Buenos Aires, donde vive y escribe.

Cursó el Profesorado de Enseñanza Primaria en el Colegio Normal 10, y Griego y Culturas Clásicas, con Victoria Juliá y Leandro Pinkler, en la UBA.

Trabajó su novela Cometierra con Selva Almada y Julián López. La novela fue publicada en 2019 en Argentina y España por Editorial Sigilo; y en Colombia, por Rey Naranjo (Finalista Premio de novela Fundación Medifé-Filba. Finalista Premio Memorial Silverio Cañada. Finalista Premio Mario Vargas Llosa-Finalista Premio Nacional de novela Sara Gallardo).

Cometierra se tradujo y publicó al inglés por Harper Collins; al italiano, por Solferino; al francés, por Éditions de l´Observatoire; al sueco, a través de PalabraForlag; al polaco, por Mova; y se encuentra en proceso de traducción y publicación al holandés, griego, portugués, noruego y danés.

En la actualidad, Dolores Reyes dicta talleres de escritura. Escribe un libro de cuentos y está finalizando Miseria, la novela que será la segunda parte de Cometierra. Además, trabaja en el proyecto Untold Microcosms, para el British Museum de Londres y el Hay Festival, a publicarse en septiembre 2022 por Anagrama y Charco Press.

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