Memoria, para que la violencia no reine nuevamente
En nuestro país, hubo un tiempo de terror pero también de coraje. De criminales en el gobierno, pero también de aquellos que, aun con miedo, resistieron y se opusieron a la dictadura desaparecedora de personas. Desde el año 2002, cada 24 de marzo, conmemoramos el “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia” por las víctimas del proceso iniciado en 1976, que no solo tuvo una antesala, sino también reivindicadores en tiempos de democracia. El trabajo por la memoria colectiva es insoslayable para quienes pretendemos que nadie, desde el gobierno, vuelva a imponer el miedo como sistema de gestión social
Voluntad, trabajo y continuidad
La memoria colectiva no es algo dado, se construye, demanda un trabajo constante y plantea la necesidad de nutrirse con aportes de la historia, la antropología, la sociología y demás ciencias. Se sitúa en un espacio diferenciado de lo puramente académico, de allí que incorpora saberes que provienen de otras fuentes y logra maneras de comunicar diferenciadas de las utilizadas por la ciencia. Es por ello que, por ejemplo, apela a las expresiones artísticas, las cuales no son meros recursos didácticos para mostrar lo que pasó en otro tiempo; por el contrario, se trata de elementos que se construyen dentro de las dinámicas de la memoria colectiva. Las poesías, canciones, grafitis, películas, obras de teatro, intervenciones artísticas y demás, que hacen referencia al pasado de nuestra sociedad, son producidas desde la memoria colectiva y, a la vez, expresiones de la misma, que juegan en su constante andar.
No se trata de un proceso que se produce sin poner en juego la voluntad, es decir, que en su elaboración la intencionalidad es la reconstrucción del pasado a partir de los elementos mencionados anteriormente y la suma de vivencias y experiencias de los individuos y colectivos de la sociedad. Cuando decimos que se trata de un proceso voluntario, no referimos lo individual o, mejor dicho, no solo lo individual, es claro que se trata de lo colectivo que permite construir un sentido de pertenencia e identidad.
Potencia política de la memoria colectiva
Este proceso dinámico nunca termina, pues la memoria siempre está en un constante hacer; por definición, es inacabada. De allí que una de las oposiciones a la misma suele ser sostenida por el discurso que manifiesta que la memoria colectiva acerca de la dictadura fue construida, que ya se hizo suficiente por ella y que, incluso, puede impulsar su celebración, pero convirtiéndola en acartonados actos conmemorativos donde solo se recuerdan hechos sin establecer diálogo alguno entre el pasado y el presente. Si bien existen maneras más radicales de oponerse, la memoria colectiva sobre el tiempo del terror en nuestro país, la descrita, es especialmente peligrosa porque no la niega de manera abierta, sino que pretende detener su andar permanente a la vez que despojarla de potencial político (no partidario).
Otra característica de la construcción de la memoria colectiva es la posibilidad de renovar interrogantes acerca del pasado y, a la vez, incorporar las preguntas que realizan las nuevas generaciones. Como esa constante lectura de la historia se hace, como no puede ser de otra manera, desde el presente, la búsqueda de continuidades, rupturas, similitudes y diferencias entre aquel proceso y la realidad actual aporta potencia política a la memoria colectiva.
Docencia y memoria
La Ley 25.633, que estableció el “Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia”, también fijó que las autoridades educativas acordaran “la inclusión en los respectivos calendarios escolares de jornadas alusivas al Día Nacional instituido por el artículo anterior, que consoliden la memoria colectiva de la sociedad, generen sentimientos opuestos a todo tipo de autoritarismo y auspicien la defensa permanente del Estado de derecho y la plena vigencia de los Derechos Humanos”.
El trabajo de los docentes en la construcción de la memoria colectiva ha sido de gran importancia no solo en las aulas de los distintos niveles del sistema educativo argentino, sino también en los sitios de la memoria. Esto ha sido de tal magnitud que se generó el concepto de “pedagogía de la memoria”, que toma aportes de las posiciones del pedagogo Paulo Freire. Es así que se trabaja desde la construcción colectiva de las memorias desde una perspectiva de diálogo y de circulación de la palabra. Se habilita la pregunta de los educandos y se entiende el pasado como un principio de acción de las prácticas cotidianas.
Así, en las aulas, el trabajo por la memoria puede ser abordado desde la cotidianeidad del educando. Como docente e integrante de la Red por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo, me ha tocado trabajar en numerosas aulas de los distintos niveles educativos. En esas experiencias he podido comprobar que, por ejemplo, usando la técnica de taller y partiendo del reconocimiento de algunas libertades que tienen los/as niños/as o adolescentes actuales y luego introduciendo la figura de alguien que comienza a estigmatizar conductas a partir del discurso, para luego avanzar a prohibiciones, construyen saberes de cómo son los procesos donde avanza el autoritarismo. Posteriormente, la habilitación del diálogo e intercambio de pareceres no solo los lleva a construir saberes acerca de esas situaciones, sino que los habilita la necesidad de conocer más acerca del período más terrible de la historia argentina. Entre las reflexiones siempre está que los procesos autoritarios no arrancan con el asesinato, con la eliminación material de quien piensa distinto, sino que arranca con discursos violentos.
Desde hace años, marzo se ha convertido en el mes de la Memoria, se trabaja, de manera especial, en la construcción de la misma. Se reconstruye aquel terrible pasado, mirándolo desde este presente, en el cual, para algunos sectores se banaliza la crueldad cuando no se la pretende presentar como un valor positivo. Más que nunca es necesario el compromiso con la memoria colectiva, ya aprendimos que la violencia que sostienen algunos discursos impulsan acciones que atentan contra los derechos humanos.