Presentación del libro La mirada, de Sergio Vaudagnotto

La pluma de un pibe del Mar Rojo

El jueves pasado, en la Medioteca, ante una nutrida concurrencia
sábado, 16 de noviembre de 2019 · 10:24

El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que en verdad siente

Fernando Pessoa

 

Las presentaciones de libros, como los gorriones, se parecen todas, mucho, entre sí. Pero, como los mismos gorriones, ninguno es igual a otro. Así, se puede cronicar que hubo música, a cargo de Alvaro Montedor y Gastón Fontenla, quienes con sus guitarras y sus voces trajeron canciones y standars para amenizar la reunión, que ciertamente tuvo bastante de living de tu casa, por lo cálido, por lo suelto y relajado del momento.

También hubo vino y canapés, para que el nutrido grupo de asistentes (inusual para este tipo de actos) siguieran departiendo mientras el autor firmaba un ejemplar tras otro.

Hubo saludos desde la SADE y hubo una wipala acompañando a Sergio Vaudagnotto. Cuando el autor desplegó la bandera de los pueblos originarios sobre su mesa, hubo aplausos, aplausos sostenidos.

Después, hubo palabras; palabras del editor Darío Falconi, titular de El Mensú Ediciones, encargado de dar a luz el libro; palabras de Gustavo Caleri, a cargo de quien estuvo el prólogo y finalmente, palabras de Sergio Vaudagnotto, el autor.

 Nos parece pertinente compartir esas palabras, porque, justamente, son las que definen las diferencias con cualquier otra presentación de un libro, que puede parecerse mucho a la del jueves por la noche, pero fue distinta.

 

Darío Falconi, el editor

“Hoy estamos celebrando la palabra, la publicación de este nuevo libro de Sergio y me pone muy contento estar acá. Me gusta acompañar a los escritores, más, cuando uno entabla una relación tan linda. En mi caso particular hace casi diez años que estoy en la tarea de editar libros, con caso 250 títulos, que es una enormidad. Y si bien cada título se disfruta, en esta tarea uno se va encontrando con gente, con escritores, con personas y la verdad es que si bien a Sergio lo conocía de leer sus cosas y cruzarlo por allí, cuando uno trabaja en un proyecto conjunto puede empatizar con la otra persona. Con él me pasó algo muy lindo,  entre café y café, semana a semana para que este libro saliera. Un libro pequeño, de cien páginas, pero tranquilamente podría ser de mil, por la cantidad de textos que Sergio ha escrito, de este lado del mundo y del otro. El ha seleccionado algunos que, por distintas razones, han pasado la barrera del tiempo y ahora los vuelve a compartir”.

“Me da la impresión de que las historias que ha elegido son historias que lo han modificado a él. Y la verdad es que transmite esa sensación”.

 

Gustavo Caleri, el prologuista

“El relato que le da origen al libro que hoy nos presenta Sergio se llama La mirada, y hace referencia en su final a una flor, la flor de las nieves, edelweis, una flor que crece allá en los Pirineos, en la región aragonesa, donde Sergio vivió y trabajó caso siete años. Esa flor, en apariencia, es una sola flor, pero biológicamente, botánicamente, está compuesta por muchas florcitas que se amuchan para pasar esas terribles condiciones climáticas que se dan en los Pirineos. Me pareció una metáfora perfecta, porque esta flor tiene mucha similitud con el libro, en el sentido de que el libro está conformado también por muchos textos, disímiles en su origen y en su concepción, pero que forman uno solo, como esa flor de las nieves”.

“El libro está conformado por la trayectoria periodística de Sergio, en un arco temporario que arranca en 1983, con una entrevista, una osada entrevista, digamos, por la juventud de quien la hacía, a Jorge Luis Borges. Un chico que ni siquiera  era periodista todavía, se pone en traje de periodista y le hace una entrevista a Borges y, a partir de ahí, surge este camino que  llega en el libro hasta la actualidad”.

“Todos esos textos tienen una matriz periodística, digamos, menos dos. Justamente los dos relatos inéditos: Los chicos de la Sabattini y el otro es, justamente, La mirada”.

“La mirada es el relato que armó un poco el libro y tiene dos grandes aciertos, a mi entender. El primer gran acierto es convertir una experiencia en una imagen que tiene un poder tremendo, porque en esa imagen se sintetiza toda una vida. Y esa es la tarea de un gran narrador: elegir el punto justo donde poner el foco para que eso lo diga todo.  Y el otro gran acierto que tiene ese relato es la introducción, en el relato de la voz del escritor piamontés Cesare Pavece, cuya obra se refleja en esto, en el callar, en por qué callamos, por qué ese silencio. Los grandes escritores tienen esto; nos interpelan y nos desembocan dentro nuestro todas estas cuestiones. Creo que este libro tiene eso”.

 

Sergio Vaudagnotto, el autor

“Es un momento que es muy especial para mí”, arrancó diciendo el autor, visiblemente emocionado. Y acaso por esa misma emoción, buscó refugio en un lugar harto conocido para él: “Aquí, donde estamos, eran los galpones del transporte Mar Rojo, que le daba origen a la canchita que teníamos al otro lado de este galpón. Yo vivía acá enfrente, y el último escrito del libro habla de los chicos de la Sabattini; que son Ciriaco Luque; los Fagiolo, que eran cinco; Omar Bertella; los chicos Mana, el Félix Pedraza, cuando venía a la casa de su abuela... y acá se decía eso, que acá estaba la sede del Transporte Mar Rojo, donde los camiones entraban por una plataforma ubicada al lado y bajaban fardos y bolsas de cereal que se cargaban en los trenes y que se iban al puerto. Pero era mentira. En realidad lo que bajaban en este lugar, que eran los estudios de la Metro Goldwin Mayer y de la Paramount, eran grandes escenarios donde nosotros nos hacíamos todos los días la película”.

La mirada es la prueba cabal  de que Sergio Vaudagnotto continuó con aquella noble tradición.

 

75%
Satisfacción
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Esperanza
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Bronca
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Tristeza
0%
Incertidumbre
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Indiferencia

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