Entrevista a la profesora de la UNVM, Beatriz Vottero

Docente local coescribió el “Libro del año” en materia educativa

“La escritura en taller...”, que escribiera Vottero junto a su colega Fernanda Cano, recibió el premio Isay Klasse en la reciente Feria del Libro de Buenos Aires. En este diálogo, Vottero se refirió a la producción como material para plasmar una “nueva pedagogía” de trabajo en el aula

Escribe Juan Ramón Seia
De nuestra Redacción

El pasado 2 de mayo la profesora villamariense Beatriz Vottero y su colega bonaerense Fernanda Cano recibieron el Primer Premio Isay Klasse de la Fundación El Libro por la publicación “La escritura en taller, de Grafein a las aulas”, en el marco de la reciente edición de la Feria del Libro de Buenos Aires.

Dicho galardón se reconoce como el “Libro del año”, dentro del período 2017-2018, para el rubro educativo dentro del destacado evento de alcance nacional e internacional. De hecho, la ceremonia de presentación contó con la participación de personalidades del ámbito académico como Guillermo Jaim Etcheverry (exrector de la UBA y Academia Nacional de Educación) y la reconocida política y pedagoga Adriana Puiggrós, entre otros.

Por semejante distinción, El Diario dialogó con la docente local y referente del Profesorado en Lengua y Literatura de la UNVM, acerca de la obra y también del premio al cual lo interpretaron como “una sorpresa más que agradable”.

 

“El taller es un continuo”

“Entiendo que nuestra propuesta, más allá de que hoy existe bastante bibliografía sobre la temática, se diferenciaba del resto”, indicó. Para remarcar tal afirmación, Vottero deslizó algunas razones.

“En primer lugar, no quisimos hacer que el libro sea un reservorio de consignas para que el docente pudiera llevar y trasladar directamente al aula. Sino, más bien, que cada docente haga de estas propuestas que volcamos allí, su propia adaptación”, indicó.

En segundo término, se explayó, “hacemos un recorrido muy crítico, incluso hasta bastante severo, sobre lo que se realizó en las últimas décadas acerca de la enseñanza en la escritura. Vale decir que en los 90, en plena época de las reformas educativas, la gramática tradicional y la historiografía literaria no tenía cabida y se pasa a lo que luego se denominó el ‘eje comunicador’, donde aparecía la necesaria articulación entre la vida y el aula, y por el cual ingresaría el texto periodístico para su lectura y trabajo”.

En este punto, Vottero no se manifestó en reticencia, sino que remarcó la pérdida desde esa época de la producción de escritura literaria.

Y por último, destacó como razón de peso la propuesta de una nueva pedagogía en el aula con otras perspectivas: "Nosotras no hablamos de escritura creativa, sino de escritura de invención. Nos basamos en la retórica clásica aristotélica que hablaba de ‘inventio, dispositio y elocutio’; es decir, inventar desde algo ya que viene con uno, armar ese discurso en base a ello y concretar el acto mismo de la elocución. Por eso, tampoco hablamos de ejercicios, sino de consignas, algo que se creó en el seno del grupo Grafein (colectivo de talleristas bonaerenses de exploración lúdica), que impulsara Noé Jitrik".

"La diferencia es que el ejercicio es estudiar lo teórico para desarrollar algo práctico mientras que en la consigna te lanzás a lo teórico con lo que tenés previamente para realizar una producción. Y de la misma manera, tampoco usamos el término mediador para referirnos al docente, porque no tiene que dejar solos a los alumnos para que hagan sus producciones, sino que precisa de un trabajo muy activo y fuerte tanto del docente, leyendo borradores, haciendo devoluciones, como de todos los miembros de esa comunidad llamada clase. Lo que uno investiga le sirve al otro ya que es un trabajo colaborativo, dando por tierra aquello de ‘no miren al compañero’. Y también se puede incluir la presencia de dispositivos móviles, como los celulares, para consultas alusivas".

En el mismo sentido subrayó: “No podemos dejar al taller de escritura como un espacio extracurricular para el día viernes para cuando todos estamos cansados y hacerlo sentados en almohadones. Y tampoco para dar una tarea que hagan en casa y que luego vengan a esperar una nota. El taller es un continuo donde una consigna puede llevar muchas clases y donde el docente tiene que saber mucho de la teoría y de pedagogía para ir viendo los aciertos y los problemas de esos textos en proceso, abordando la poesía desde la antipoesía o trabajando sobre el error consuetudinario para tomar conciencia de los efectos del lenguaje. Más que antiacadémico sería un gesto contraacadémico”.

 

Vincular el profesorado con carreras artísticas

Al final de la charla, la profesora soltó una propuesta de articulación institucional y académica que irá más allá de los alcances del profesorado.

“Nuestra carrera, que está circunscripta al área Pedagógica en la Facultad de Humanas de la universidad, debería estar más ligada a carreras como Música y Diseño y Producción Audiovisual; es decir, las carreras artísticas. Pienso que ningún profesor de Lengua y Literatura puede enseñar a escribir si no ha experimentado la lectura y escritura de ficción. Es algo fundamental, más allá de que después ese docente no se dedique a ser un escritor o que termine siendo un gran autor”.

 

“Estamos preparando una continuación”

Vottero, a la par de ser docente de la UNVM, fue alumna de posgrado de Fernanda Cano. Con ansias de presentar un material bibliográfico sobre la temática de la escritura, Beatriz le había mostrado un borrador de lo que sería el libro en ciernes. “Es como yo lo hubiera escrito”, le respondió Cano. Por lo tanto, de acuerdo a las distancias de residencia, la producción a cuatro manos resultó mayormente virtual y con algunos encuentros cara a cara.

“Ya estamos preparando una continuación”, adelantó Beatriz a este medio, “dado que nos piden más consignas de trabajo y que fundamentemos con mayor detalle qué vendría a ser un taller de escritura. Del mismo modo estamos indagando en los varios talleres que se dictan en nuestra ciudad, por ejemplo”.

Respecto al sello editorial, Arandú de Goya (Corrientes), precisó que “fue un acercamiento de María Teresa Andruetto, quien además nos escribió el prólogo. Queríamos publicar en un sello pequeño como acto de militancia, como solidarizarnos ante un contexto económico adverso que están atravesando las editoriales en nuestro país. Por suerte, el premio que nos han otorgado también fue para la confección y edición del libro”.

Asimismo, Vottero confirmó que el servicio de distribución de la reimpresión de dicha obra estará a cargo de Eduvim, el sello de la UNVM.

 

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