“La ‘autoayuda’ a veces puede ser muy bastarda y facilista”

-¿Ya habías venido varias veces a Villa María a disertar?

-Sí, muchas veces. Villa María fue una ciudad clave para iniciar mis giras cordobesas. Ocupa un lugar muy caro en mi corazón como ese hermoso Teatro Verdi que se llenaba y había que poner gente arriba del escenario. Siempre fueron eventos benéficos donde lo que se cobraba se donaba a alguna institución. Es cierto que hace rato que no vuelvo. Pero Córdoba, en general, si te quiere te abraza y te multiplica los dones, y si no te quiere te pega una patada en el culón (sic). Por suerte se han portado muy bien conmigo.

-¿Qué temáticas vas a abordar en esta ocasión?

-Hablaré de cómo crear la mejor versión de uno mismo, cómo crear la vida que creés que te merecés, al menos en este plano, y precipitarla ya mismo. Cómo cesar con los efectos del pasado acumulado, con el miedo al futuro y la mirada social. Cómo salirse de la “matrix”, de ser un zombie que tiene que responder a mandatos desde la crianza hasta la tumba y de haber vivido una vida que no ha sido la tuya. Una vida que te ha sido implantada, que has vivido como vidas ajenas, donde no puedes ser libre de brillar y tienes que seguir perteneciendo al grupo de turno. A la vez que el elogio no me llene de orgullo y que la crítica no me tumbe. Dejar de ser un actor de reparto triste de una película ajena para ser protagonista de tu propia historia.

-Los psicoanalistas suelen estar en contra de los referentes de la difusión de la llamada "autoayuda", porque indican que abrevan en "recetas facilistas". ¿Cómo rebatís a esa postura?

-No hay nada que rebatir porque puedo acordar. La llamada “autoayuda” no fue nunca un término interesante porque a veces puede ser muy bastarda y muy facilista. De todos modos, la mayoría de los psicoanalistas sólo se quedan en el plano de lo mental y no son muy plenos en el potencial de ayuda a la gente. Si se abrieran a un camino práctico espiritual, no a delirios místicos, pueden ser explosivos en su tarea, incorporando valores como la virtud, la compasión, la nobleza, la búsqueda interna.

-En el último tiempo se han puesto de moda expresiones como "soltar". ¿Creés que se han banalizado un poco las enseñanzas alusivas a lo espiritual?

-Jamás diría esa palabra. “Soltar amarras” se decía en la mitología griega, en la “Odisea”, que yo decía en “Odol pregunta”; una metáfora que utilizaba Homero para que los griegos pudieran vencer la maldición de Agamenón con Ifigenia para que pudieran finalmente llegar a Troya para rescatar a Helena. Yo diría vivir el aquí y ahora y detener el “parabrisas de la mente” que te lleva del pasado al futuro pensando: “La relación fracasó, para qué enamorarme”. Tu vida es este instante y hay que hacer una experiencia muy dichosa de eso. Había un poema gauchesco que decía mi abuelo: “Soltá las penas al viento y alumbrá tu pensamiento con una nueva ilusión”. Hay que expandir la propia conciencia y ser mejores personas para que nos dure el planeta por nuestros propios hijos.

La “crisis perfecta”

-¿Cómo se puede abonar ese camino en una actualidad tan urgente y apremiante como la argentina, en plena crisis?

-Estamos en una “crisis perfecta” aunque es una expresión jodida de entender. Es la ocasión para que una persona despierte. Plantearse lo siguiente: ¿dependo del gobierno de turno, de mi expareja, del sistema de crianza y de creencias que tuve? ¿Estoy condicionado a esa vida? ¿Soy el actor minusválido de mi propia historia? Si una persona se plantea sacar sus recursos infinitos que no está explorando puede que su destino sea el de la abundancia que no tiene que ver con la guita, sino con salud, endorfinas, deleite, relaciones mucho mejores, momentos lúdicos, de creatividad y de actividad. Si entrás en esa posibilidad vas a poder pagar mejor las cuentas y afrontar las crisis externas de turno. Vas a ser un ser abundante.

-En algunos momentos de tu carrera estuviste en la "picota" de los medios por ciertas polémicas. ¿Creés que eso te ha afectado?

-Hay que ver por quién sos atacado. Tener la grandeza de ver que si te ataca o te critica una persona genuinamente inteligente y reflexiva, quien te merece una admiración, significa un excelente llamado de atención para tu vida. Ahora, si los que te atacan son los que ya conocemos, es un estímulo. Hay una frase de Madre Teresa que decía: “Fíjate la vida de los que atacan y mira si no vas por un gran camino”. Lo que uno aprende es a no contestar. Beto Casella me decía que entre 5 y 6 años van a volver a aparecer los mismos que te critican. Ellos se caen a pedazos y viven pseudovidas. Diez años atrás iba a explicarles que estaban equivocados, ahora ya no. No voy a querer convencer a alguien de algo que no quiere ser convencido. Si esos ataques hubiesen tenido efecto no tendríamos un suceso tan masivo, con un millón de seguidores y 14 millones de réplicas en las redes sociales en América Latina. Este es el mejor momento de mi vida, en éxito masivo. Aunque el verdadero éxito es ser libre y estar bien internamente. Valoro mi familia, mi esposa y mis hijos antes que el rating de Ibope. Además, no hay nada más ridículo de pensar que yo quisiera, como se dijo en un momento, crear una secta cuando siempre digo: “Rájense de todas las sectas”. No le des a nadie la posibilidad de que maneje la llave de tu vida.