Propone reflotar el primer formato del Festival de Peñas

El cantautor villamariense Sergio Castro, actualmente radicado en Plaza Huincul, Neuquén, pide en el siguiente artículo que tituló “El golpe de gracia”, que además del actual festival internacional, en enero se retorne al original encuentro folclórico
miércoles, 19 de febrero de 2020 · 09:19

Febrero 2020.

La última edición organizada en la Villa, demostró en plenitud, la desaparición definitiva del mismo festival que se pregona a sí mismo en su propia falacia. Como se decía antes: "Te mirás al espejo soñando con la pinta de Gardel".

En los últimos años, desde su cambio de fecha, fuimos lentamente "hachando el árbol" y podríamos decir ya, sin temor a equivocarnos, que el Festival Nacional de Peñas de Villa María ha desaparecido. ¿El motivo? No lo sabe quién suscribe. Ojalá lo supiera.

Es probable que no haya una sola causa:  ¿lo económico? ¿los años que pasan? ¿lo nuevo sobre lo viejo? ¿el inconsciente colectivo?

Tan solo pensar en la ley que incluye en las escuelas estudiar folclore, y lo expreso no solo como músico, también como docente:  si tuviera que planificar contenidos para enseñar folclore en las escuelas, seguramente habría un capítulo dedicado a la historia de la difusión del folclore en la Argentina, y en él, habría que contarles a los chicos cómo se fueron difundiendo los grandes autores, dónde grabaron sus primeras obras.  Qué festivales fueron los fundacionales, los que iniciaron todo.

Afortunadamente en esas respuestas se encuentra Villa María. El Festival Nacional de Peñas, chicos, que se inició a mediados de los 60, fue un festival fundacional,  junto al de Jesús María y al de Cosquín.  Acá empezó una parte de la historia. Bien. Hoy ya no existe. Lo borraron del mapa. Borraron la historia. No les interesa. Y parece que hay mucha gente contenta con ello:  suenan trompetas, se salta, se grita, se canta.

Las grandes canciones, los grandes autores, los nuevos, que los hay, maravillosos, los viejos como fuente a abrevar, se pierden en las "peñas" de la costanera, entre la gente que pasea distendida, como deber ser,  los que compran un anillo abrillantado con todo su derecho, los que esperan en la cola el locro, los que eligen un "chori" y etcétera. Y así, a través de ese "formato", le contamos al país desde el escenario mayor  que "acá estamos de peñas cumpliendo más de 50 años." ¿Cómo?

Prohibido prohibir. Ya sabemos de esto en nuestro país. No lo repitamos. Este festival que aún no tiene nombre que se hace todos los febreros en Villa María, no debe desaparecer, todo lo contrario. debe crecer. ¿Debe ser Viña? ¿Por qué no o por qué sí? ¿Debe elevar la vara? Seguramente. ¿Puede ser mejor? Debería serlo cada año y crear su propio trayecto, su propio nombre y sus propios objetivos. Es otro festival. A quién le guste más, menos o nada, no forma parte del proyecto para que siga existiendo. A lo sumo, si sigue nivelando hacia abajo, la gente toda, que es sabia, "que no solo salta y canta" será la que decida sostenerlo o no. De todas maneras, a ojos vista es un éxito económico, que no es poco, pero no es todo.

 La "canción es urgente": la cultura es urgente.

Ya es hora de pensar, sin ninguna duda, en el Colosal anfiteatro iluminado en enero, recuperando el Festival Nacional de Peñas de Villa María, recuperando la historia con las nuevas y viejas generaciones de músicos, autores, que sobran en este  país. Ocupando el lugar que hemos perdido vaya a saber en qué parte del camino.

Si tenemos ganas de laburar, no nos alcanza una semana de programación artística con nuestra música popular, reconocida en el mundo, que ha crecido, que ha evolucionado notablemente, pero mirando a aquellos que inventaron todo, se crece aprendiendo del pasa do. ¿Cómo era?  "Los pueblos que se olvidan de su historia están condenados a…?”.

La cultura es la sonrisa.

Fin.

Sergio Castro

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