El recuerdo del videoclub villanovense de referencia

Arizona: la historia se cuenta de nuevo solo si está rebobinada

Raúl Suppo, propietario del espacio, rememoró una época que no se fue hace tanto, pero que se vive con nostalgia. El número de cliente, los VHS y los posters: un vocabulario que cayó en el olvido

Escribe: Daniel Rodríguez / DE NUESTRA REDACCION

Pasaron poco más de diez años desde aquel día que el videoclub Arizona cerró definitivamente sus puertas en Villa Nueva.

Dueño de una mística que ya se fue, el local ubicado en Córdoba y Buenos Aires (como último domicilio) fue perdiendo con el paso de los años aquel murmullo de jóvenes y no tan jóvenes debatiendo acerca de qué película lanzarían en la videocasetera.

Raúl Suppo, extitular del local, dialogó con El Diario y recordó los tiempos del VHS: “Le pusimos Arizona por el tema de las películas de wéstern. Recuerdo que en una ocasión un grupo de religiosos, de esos que andan en bicicleta, pasaron al frente y se pusieron a sacarse fotos abajo del cartel. Me contaron que ellos eran justamente de aquella zona estadounidense”, narró.

 Respecto a la historia del espacio, Suppo recordó: “Abrimos más o menos en 1995”.

 “Empezamos sobre calle Marcos Juárez casi Lima; aquel era un local chiquito que le compramos a otro dueño. Después, gracias a la buena atención, crecimos en muy poco tiempo y nos mudamos un  par de metros más allá. También hubo otro al frente de la plaza  y  pusimos una sucursal en Villa María (entre La Rioja y San Juan)”.

“En 2005 conseguimos un local propio, en Córdoba esquina Buenos Aires y lo remodelamos”.

“Fue una época en la que se trabajó bien. La gente iba los fines de semana y alquilaban 4 o 5 películas. También alquilábamos las videocaseteras y máquinas de videojuegos Nes y Sega (también se rentaban los cartuchos)”.

Aquellos momentos eran de emoción. De preguntar recomendaciones en el mostrador o de intentar tener el ojo bien entrenado para luego no comerse un “chasco”.

También estaban aquellos que pagaban recargo por olvidarse de devolver y otros que se dejaban el filme un día más porque querían volver a verlo.

“Una película que fue muy solicitada por aquellos momentos recuerdo que era Titanic; al principio la llegada de los estrenos demoraba (en relación a cuando fueron proyectadas en el cine), pero luego se fue haciendo todo más rápido”. 

“Fue una época en la que se trabajó bien. La gente iba los fines de semana y alquilaban 4 o 5 películas. También alquilábamos las videocaseteras y máquinas de  videojuegos Nes y Sega (también se rentaban los cartuchos)”. Raúl Suppo

 

 

La llegada del DVD

Aquellos tiempo de bonanza comenzaron a mutar con la llegada del DVD. 

“En esa época las películas ya se podían conseguir en cualquier lado; las vendían en la calle. El rédito era más complicado y los fines de semana había que tener más gente trabajando durante más horas. Eso, sumado a los impuestos, volvió todo más difícil”, plasmó.

“En cuanto al material que quedó (tras el cierre) se fue donando a instituciones. Otras películas que no se usaban más también se fueron regalando (tal como los posters). Solamente me quedan algunas en casa, una colección de películas de cowboys y algo más”, mencionó.

 

No sobrevivieron

En cuanto a los videoclubs que actualmente siguen funcionando, Suppo negó que los mismos hayan sobrevivido sino que más bien fueron mutando.

“Son personas que trataron de mantenerlo. Continúan, pero mezclan también otros rubros dentro del local: es un mercado más nostálgico porque la gente fue dejando de ver películas como veía antes y los jóvenes que se juntaban los findes a ver películas dejaron de hacerlo.

Con tantos años dedicados al rubro, el entrevistado valoró haber cosechado amistades y asegura que hasta el día de hoy muchos le comentan que fueron clientes de su comercio. Seguramente más de uno recuerda su número de cliente.

“Uno pudo vivir, pudo avanzar. La gente se volcó en aquel momento al VHS porque fue un boom y tuvimos mucha clientela. Estábamos prácticamente solos en el negocio con una buena atención y  una cantidad de títulos que lograba cubrir lo que era el espectro... conocíamos a nuestros clientes”.

“La gente era muy educada, sabía cuando alquilaba que tenía que devolverlo rebobinado. Eso fue una pauta que se fijó y se cumplió muy bien. La gente se portaba bien”, cerró.

50%
Satisfacción
33%
Esperanza
0%
Bronca
16%
Tristeza
0%
Incertidumbre
0%
Indiferencia

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