Oficio - La vocación presente desde pequeña

Esa mujer y una mirada con oficio

Patricia Gatti ganó la segunda edición del Certamen de Crónica Policial de Aproximación en la categoría “Periodista” con un texto que aborda un femicidio
sábado, 21 de mayo de 2022 · 08:51

El día después de haber recibido en la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) el certificado que la reconoce como ganadora, en la categoría “Periodistas”, de la segunda edición del Certamen de Crónica Policial de Aproximación, ella está en un bar del centro, hablando con un abogado, entrevistando a otro.

Patricia Gatti, 57 años y  periodista porque no sabe hacer otra cosa, se crió en Oliva y llegó a Villa María un 27 de septiembre de 1996. Esta mañana, al fondo del bar, se acuerda que iba a quinto grado de la primaria cuando leyó en una revista un perfil del actor estadounidense Michael Landon. “Quería contar de la forma que contaban en esa revista. Me encantó pensar que podía entrevistar a gente que uno admiraba”, dice.

Patricia Gatti quería contar historias.

 

El certamen

El certamen, organizado por la UNVM, es de crónicas de proximidad. A Gatti le parece interesante eso porque ocurre acá, a la vuelta y, a veces, con la “misma intensidad” con la que se quiere conocer aquello que pasa en Buenos Aires y que se conoce por los canales con alcance nacional.

“Entre las cosas que destaco del periodismo de cercanía es que la memoria le gane al olvido, como dijo Luis Luján, uno de los miembros del jurado. Rescatar estas historias, nuestras, que son de la época previa a lo digital, que a lo mejor no van a quedar registradas, que nuestros hijos, nietos no van a conocer y que de alguna manera van marcando la identidad de una comunidad”, comenta.

En la primera edición escribió un texto sobre el acoso laboral en el área de Tránsito del municipio y obtuvo una mención. Aquella vez, cuenta, tenía varios temas en mente y terminó decidiéndose por ese.

Ahora no tuvo dudas. La crónica se llama “Femicidio de una niña: el asesino que teme a los fantasmas” y habla de aquel caso en el que un camionero, Carlos Heredia Vivani, conocido como “Nene”, mata a Celeste Ayelén Caballero, una chica de 14, un día de febrero de 2018. Sin embargo, la historia es otra, las historias son otras y todas mucho más grandes: el desamparo, el abandono, la soledad.

Gatti no dudó porque se pregunta cómo puede ser que el caso no nos haya impactado como debería: o sea, comenta Gatti, mataron a una chica de 14 años y ni siquiera se dice infanticidio -se dice femicidio-, es una niña, pero una niña prostituida desde los 12, una niña abusada, una niña que casi muere de sobredosis, una niña a la que le pagaron por sexo oral antes de meterle un tiro en la cabeza. “Tenía 14, pero había vivido 100”, dice Gatti.

Y se pregunta, además, por qué ese final si, estima, una de las ventajas de los pueblos chicos es justamente esa, que son chicos. “Hay un vecino que ha visto que Celeste se drogaba al punto de casi morirse de sobredosis, ha visto que la prostituían, algún cliente ha pagado para tener sexo con una niña de 12”, remarca. Y agrega: “Entonces, por qué no funcionaron esas redes de contención que en los pueblos chicos debían funcionar, por qué nos superó. Y ni hablar de las instituciones que tienen la obligación y de sus actores que cobran para eso, para prevenir. Pero me llama la atención esto de quienes lo dejaron pasar y priorizaron el criticar, mirá, se droga, antes que decir querés venir a merendar”.

 

Mirar, tiempo después

La escritura tiempo después permite otras cosas: sobre todo, mirar de otra manera, no con la inmediatez con la que se cubre el caso, por ejemplo, cuando está ocurriendo, en el durante. Llegar tarde, digamos, es una forma de entender desde otro lugar: Gatti aprovecha y les agradece, además, a periodistas que le aportaron más miradas, que le hicieron preguntas a su texto para ver si sí o si no o cómo hacer que funcione mejor esto o aquello: Franco Gazzoli, Diego Bengoa y Juan Ramón Seia. Y les agradece, por otro lado, a René Bosio, el fiscal que instruyó la causa, y al secretario Pedro Diana por haberle facilitado información, por haberle recordado las impresiones -las suyas y las de familiares de la víctima, lo que vieron, lo que no quisieron ver.

Y Gatti, de pronto, habla de la culpa y dice que en la urgencia de las coberturas diarias fue algo que pasó de largo: porque “Nene” no podía dar vuelta la cara sin ver viva a Caballero y por eso confesó el crimen. “Son universales que uno puede ver cuando todo ha pasado, no en la inmediatez. El concurso da la posibilidad de ver distinto una historia del día a día”, dice.

Por lo demás, Patricia Gatti sigue siendo periodista: escribe, hace radio. Dice que siempre fue autocrítica con algunos aspectos de su vida: se pregunta si fue buena hija, compañera, amiga. Sin embargo, jamás se cuestionó ni cuestiona haber elegido este oficio. Por cierto, dice, el más lindo del mundo.

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