Está ubicado en?Buenos Aires 466 y la idea es que se hagan diferentes exposiciones
Su atelier, una “fábrica de arte”
El arquitecto y artista plástico Martín?Enricci inauguró en su lugar de trabajo, con el nombre de “Mono espacio”, la muestra “A qué sabe la tierra” con una gran convocatoriaDesde hace veinte años, Martín Enricci, de 38 y nacido en Las Perdices, es arquitecto y artista plástico. Así se presentó: lo que no dijo, apenas comenzó la charla, es que también hizo la carrera de Turismo y que la terminó. Sobre eso, sin embargo, habla después, hacia el final.
La arquitectura, ahora, es pasado: hace siete años que la dejó.
El presente es otra cosa: la madera, el algodón, el cáñamo y las tintas naturales que extrae de plantas, tierra, carbón y humo para sus obras.
Durante la pandemia, como miembro del Chalet Hereje, tuvo su atelier ahí, en la casona de Lisandro de la Torre y San Juan, en el Centro norte de Villa?María.
Después, hace dos años, se mudó relativamente cerca, al Centro oeste. No recuerda cómo, pero, a través de una inmobiliaria, alquiló el espacio donde funcionaba la fábrica de dulces “Dulcor”, en Buenos Aires 466. “El lugar estaba deteriorado y le pudimos dar un poco de vida y sigue siendo una fábrica, pero de arte”, contó. Y agregó: “Es muy grande, muy cómodo”.
La Salamandra, un centro dedicado a las artes escénicas, desarrolló su actividad durante 15 años, justo al lado del atelier donde trabaja Enricci. Hace poco, el lugar se puso en alquiler y él no dudó. “Probablemente, iba a quedar abandonado y digo: 'Bueno, es ideal para alquilarlo, unificarlo con mi espacio y poder usarlo como arte, como venía siendo para que no se pierda esa energía'”, sostuvo.
En estos dos últimos años, además, pensó que en su atelier se expusiera, que se hicieran muestras.
Este domingo, entonces, con dj, intervenciones en vivo, el atelier, bajo el nombre de “Mono espacio”, inauguró con su muestra llamada “A qué sabe la tierra”.
A Enricci, de chico, le decían “Mono”: esa es una de las razones del nombre. Pero también, hay otro motivo: trata de representar el lazo, la unión entre lo que él hace y este sitio nuevo.
El lugar, que nunca había estado abierto al público, recibió desde las 21 a gente y gente y otra tanta no pudo acercarse por la tormenta.
Sin embargo, el arquitecto tiene previsto abrir la semana que viene o el próximo finde para que lo visiten quienes no pudieron ir.
“La idea de ahora en adelante es que se hagan diferentes tipos de eventos de ese tipo, privados. El espacio no va a estar abierto todos los días, sino solamente cuando haya alguna presentación”, mencionó.
Anteayer exhibió alrededor de 60 obras, del año pasado, entre las que hay cuadros y cerámica. En marzo, esta muestra se montará en el barrio porteño de Palermo, en el marco de la presentación de un vino al que él le hizo la etiqueta.
Su estilo
“Hago arte puramente abstracto. Esa es la base de mi proceso. La técnica ha cambiado, pero el estilo no. Cada artista se aloja en la técnica y en el estilo que quiere, pero más allá de eso, me hace sentir más libre y no condiciona tanto a la gente a que sienta lo que yo le digo que tiene que sentir cuando ve una obra: me parece que cada uno siente cosas diferentes a base de lo que ve, en el momento en el que y en el estado anímico en el que ve. Si yo te pongo un cuadro figurativo, no sé, triste, vos vas a sentir tristeza siempre”, describió sobre su estilo.
En este plano, se refirió a la arquitectura, a la que calificó como “un arte”, y dijo: “Me sirve como inspiración para poder guiarme en el proceso creativo”.
Sobre las obras expuestas, precisó: “Trabajo mucho con productos naturales. Eso tiene que ver con la muestra”. Y agregó que casi todas las obras presentadas “tienen alguna tensión con la tierra o son de tierra”. Y agregó: “Me gustaba la idea de que sea un poco más consciente con el planeta en que vivimos y con lo que nos deja, y el daño también que uno le está haciendo. Es más o menos mi concepto de siempre”.
Hacia el final de la charla, habló de su otra carrera, de Turismo y de la relación que encuentra con el arte. “Por suerte tenemos muestras en diferentes partes del mundo programadas a lo largo del año. Viajar es parte de eso y conocer es parte de eso: la cultura de cada lugar es diferente y el arte se tiene que amoldar a eso. En algunos países mi arte funciona y en otros no. En algunas ciudades funciona, en otras no”, apuntó.
Y, luego, reformuló: “No es que no funciona, sino que no es el estilo del lugar y eso está bueno también; ir con una propuesta que no encaje puede llegar a ser bueno o puede llegar a ser malo”. Y, como si no estuviera seguro, volvió a reformular: “Siempre es bueno. No te voy a decir que sea malo, sino que llama más la atención cuando no es un estilo del lugar”.