Tainha, la película del villamariense rodada en Brasil, sube a la plataforma

Stocchero en Cine.Ar Play

martes, 14 de marzo de 2023 · 09:00

Escribe: Javier Morello (*) / Especial para EL DIARIO

Los ríos todos van al mar, y el

mar no se llena; al lugar de

donde los ríos vinieron, allí

vuelven para correr de nuevo.

(Eclesiastés 1:7-11)

 

Cuando el agua sea más clara,

todo se resolverá.

(Charly García)

 

Hace décadas, enamorado del agua, Stocchero filmó “Zambuites” (2002), y el proyecto fluye y se vincula con muchos otros de los que trataré de hablar ahora.

Es en esa película donde pibes huesudos color bronce se desafían unos a otros a  zambullirse (¡zambuite!) en un río que es el Tercero, el Ctalamochita, las aguas nuestras; el río ese.

Unos años antes, Sergio, el director, cuenta la necesaria historia de bandidos con “La  muerte de la Chiva Vázquez” (1987), y siempre el agua anda cerca. No diremos que es un director acuático, pero más o menos. Mira el agua, siente el agua, Stocchero. Contando a ese bandido, a ese pueblo cercano al río.

El mismo río que ama Juan Carlos Mulinetti y que se lo lleva. Ese Bombero, héroe local y regional. En “El Mula” (2006), Sergio nos hala sobre compromisos y obsesiones y siempre el río.

En 2009 planea y comparte “Se me ha perdido una niña”. Y ahí quedan dando vueltas las ausencias, como en un remolino. Porque a este río se le han perdido… Al Ctalamochita unas cuantas, pero acá hablamos de la pueblada, fluyendo como un río, buscando justicias.

Sabe de ríos y de aguas y de fluidez el director.

Digo que está enamorado del agua -y  te juego guita que me lo discute-, bien enamorado del agua, Sergio Stocchero.

¿Cuánto hace que vive a la distancia exacta del Ctalamochita? En una casa en la que si hacés silencio escuchás al río, ¿y olerlo?, ¿y meter las patas? Vive Sergio, y viven sus hijas e hijos cerca del río. Sergio mira los pájaros del río, y sabe los nombres, y Gabriela, su compañera, mira el agua, y el barro que regala el río. Ambos mirando el río, será eso lo que los une.

Enamorado del agua, Sergio Stocchero filma el río, escribe sobre el río, sueña con él. Aunque no haya hecho un manifiesto de eso. A veces toca blues en la guitarra, y el Mississippi tiene acento cordobés.

Socio de este diario, El Diario, que quien firma este artículo ama tanto, dirige “Barquito de papel, el diario de la gente” (2013). El lector ya se dio cuenta de que venimos hablando de aguas y fluideces, y no le hace falta más para asentir: un diario puede ser, (es) un barquito que navega y circula entre sus lectores… Y un  barco sin agua, ¿para qué?

Se ve que le gusta el agua a nuestro director. Y resulta que un día fue a Brasil.

Todos los argentinos van a Brasil.  Las chicas y chicos aprovechan para tirar chancletas, los más viejos para hacer el ridículo, ponerse sungas y probar comidas que nunca probarían.

Sergio no, Sergio fue para estar con amigos de siempre y para conocer otros.  Y después volvió  a ir. A un sitio al que muchos brasileños y argentinos van, y ven, pero nada más que eso. Sergio fue, y se ve que lo volvió a llamar el agua. Y la relación de ese pueblo divertido, curtido, brasilero, con ella.

Y como suele suceder, vio una película antes de que la película exista. Y entonces volvió, una, dos, tres veces, con cámaras, con amigos, con familia, y fue contándose y contándonos a nosotros, una historia que es brasileña, que es universal, pero que está contada (él se va a reír y capaz que lo niegue) desde Villa María.

Sergio Stocchero, que toca la guitarra, que escribe, que es periodista cooperativo, que es director, que es mi amigo,  encontró cómo contar de estas gentes que se pasan el tiempo esperando que llegue la pesca, y contarla desde cerca y desde adentro, porque es villamariense. Es una peli villamariense, no por su autor o por su equipo. Es una peli villamariense por su mirada. Sergio habla del mundo, habla de Brasil, de ese rincón de Pantano do Sul, y nos susurra sobre Villa María, aunque esa no sea su intención. También nos cuenta de la solidaridad, del héroe universal, de hombres y mujeres contra y a favor de la naturaleza, claro. Es un artista. Pero yo no dejo de ver la peli (y créanme que tuve el privilegio de verla muchas veces) en clave villamariense.

En Tainha está todo lo que vinimos viendo de la obra previa de Sergio. Pero ha llegado, tal vez gracias a la distancia, gracias tal vez  a haberse alejado de estas aguas y buscar otras, la madurez.

Desde el 13 de este mes, en la plataforma www.cine.ar se podrá ver “Tainha”, de Sergio Stocchero, producida por Alberto Bonafé y Guillermo Alonso, quienes merecerían otra nota.

Una peli que cuenta cómo una comunidad espera que el agua les traiga el milagro milenario de la multiplicación de los peces, y su repartija solidaria y equitativa.

La peli, grabada de modo independiente, con apoyo de la universidad local, hoy está en las plataformas de medios argentinos. Y es una manera de sentir que la agüita que mojó los pies de ese chico, hace décadas, y el mar que inspiró esta última obra, son las mismas, y llevan todas hacia el mismo lugar.

Cuenta sobre una aldea de pescadores brasileros, y contarás sobre tu ciudad argentina.

Cuente, Stocchero, que es lo suyo…

Posdata: miren los reflejos del cielo en el mar, y la llegada de las lluvias en la peli.

 

* Realizador, productor y guionista villamariense radicado en Buenos Aires

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