Cierre de la Semana de la Lectura - La ganadora del Hans Christian Andersen estará en la Medioteca desde las 16
“La escuela y la biblioteca pública son lugares de construcción de lectores”
Lo dijo la escritora Teresa Andruetto, quien este jueves participará en el conversatorio «Mientras el lobo no está: mediaciones de la lectura en tiempos revueltos»Sin lectores, dice, “no hay nada”.
Sin lectores, dice, desaparece la industria cultural de la edición de libros: adiós a los escritores, a los editores, a los correctores, a los directores de colección, a los ilustradores, a los imprenteros.
Cabralense nacida un 26 de enero de 1954, criada desde pequeña en Oliva y radicada ahora en Unquillo, María Teresa Andruetto, de 69 años, es la mujer que ganó en 2012 el Hans Christian Andersen (premio que distingue a la creación de narrativa infantil), es la lectora intensa que dejó de dictar talleres literarios hace quince años y que además escribió literatura infantojuvenil -como “La mujer vampiro”, “Benjamino” y “Clara y el hombre en la ventana”-, novelas -como “Lengua madre” y “Los manchados”-, cuentos -como “No a mucha gente le gusta esta tranquilidad”-, poesía -como “Kodak”, “Tendedero” y “Cleofé”-, ensayos -como “Hacia una literatura sin adjetivos” y “La lectura, otra revolución”- y crónicas -como “Extraño oficio”-.
Hija de un piamontés que se jubiló de la Cooperativa de Luz de Oliva y de una ama de casa que trabajó durante su juventud como maestra no titulada, María Teresa Andruetto publicó más de cuarenta libros, sigue escribiendo y estará este jueves desde las cuatro de la tarde en el cierre de La Semana de la Lectura, en el hall central de la Biblioteca y Medioteca Municipal y Popular Mariano Moreno, con el conversatorio “Mientras el lobo no está: mediaciones de la lectura en tiempos revueltos”, acompañada por el poeta villamariense Marcelo Dughetti. La jornada, si bien es abierta, está destinada especialmente a promotores de lectura, escritores, bibliotecarios, docentes, y estudiantes de carreras vinculadas a la enseñanza, la cultura y la bibliotecología.
Durante la siesta cálida de un sábado de junio, sin viento, ella no habla ni demasiado lento ni demasiado rápido: lo hace con una cadencia justa que se aprecia cuando menciona que a la literatura de un país la construye la cantidad y la calidad de lectores de ese territorio, “eligiendo, desechando, prefiriendo en el boca a boca, sosteniendo a algunos autores, dejando de lado a otros o a algún tipo de textos o géneros”. Por celular se oye esa cadencia, el modo en el que acomoda los gerundios, la forma en que los vuelve tan necesarios, tan suficientes.
“Un lector se puede formar de muchas maneras”, dice. Tal vez, cuenta, alguien nace en una casa con libros donde los adultos leen y hay dinero para comprarlos, y entonces el lector se hace “de un modo más espontáneo”. Sin embargo, a ella le interesa otra cosa. Y lo destaca: “La escuela y la biblioteca pública son lugares de construcción de lectores”. Le importa cuidar esos espacios para que “haya cantidad de libros y mediadores de lecturas, y maestros lectores, y bibliotecarios para la construcción de una sociedad lectora”.
De estos temas, y por los que Dughetti la “vaya llevando”, imagina que hablará el jueves.
“Tiempos revueltos”
“No es mío el título, me sorprendieron con eso”, comenta sobre el nombre de la charla. Los tiempos sociales en la Argentina están “bastante revueltos” y la lectura ayuda a “revolver”: a hacer girar, a mostrar el otro lado, a buscar lo que está escondido. “Leer revoluciona algo en nosotros; revuelve, podríamos decir, y hace que volvamos a ciertas cosas, o que las demos vuelta; que las pensemos de otra manera, que nos interpelemos, en definitiva”, dice. Y con más precisión añade: “Para eso sirve la lectura: para preguntarse acerca de la vida, de nuestro modo de estar en el mundo”.
Su modo de leer
Hay un momento en el que la manera de leer de Andruetto deja de ser la misma: sucede en la Facultad de Letras de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), entre sus 17 y 21 años. “Aprendí a leer en contexto un libro, una novela, un libro de poemas, de cuentos; en relación con una tradición literaria, una lengua, un país; con escritores distintos de ese que estaba leyendo, comparando”, cuenta. Esa matriz de lectura, dice, “ya no cambió”.
Sí se modificaron, en cambio, los autores: hubo enamoramientos temporarios y otros se quedaron para siempre. Continúa, desde hace años, la “lectura intensa” de mujeres, el ensayo -cada vez más-, la poesía y la literatura para niños.
Su recorrido como lectora se podrá leer en un libro que se llamará “Lectora de provincia” y que quizá se publique antes de que termine el año. Saldrá por Ampersand, “que edita libros que tienen que ver con libros y lectura; tiene una colección que se llama lectores y ahí hago como una biografía lectora: desde mi infancia más remota hasta el presente”. Los lectores podrán conocer, de algún modo, a aquella niña que en aquellos años leía con voracidad. Y podrán -como ella dice-, acompañarla: mirar cómo aprendió a moverse -como tantos, según sus gustos, sus pasiones, sus intereses laborales...- en el mundo de los libros, al que describe como un “bosque”.
Reaparecen los mismos asuntos
“En una misma época coexisten historias muy diversas, escritores muy diversos que tienen distintas percepciones, experiencias, condiciones geográficas, de clase, de género”, explica. En su escritura tienden a aparecer -a reaparecer- los mismos asuntos: las mujeres de clase media baja pueblerinas, la memoria histórica, la dictadura, el insilio -las secuelas del terrorismo de Estado en la subjetividad-, los caídos del sistema, la inmigración, las migraciones, la infancia. Los bordes sociales, resume Andruetto.
“Ahí va mucho la mirada, pero no tanto por una decisión personal, sino porque eso soy yo, eso he mirado siempre”, comenta.
La búsqueda de “formas estéticas”
“Las formas estéticas que busco para decir lo que mi interior necesite decir van cambiando y entonces eso modifica también, de alguna manera, los asuntos; los hace variar. Eso sería un poco”, agrega, y cuando dice “eso sería un poco” parece que lo dijera -porque así se la escucha- como si no estuviera convencida de haberse explicado bien del todo; parece que lo dijera con cierta timidez o como si en el fondo dudara, y puede que dude, porque para entender de qué se trata esto se podría pensar en ese párrafo del libro “La pasión y la condena”, del mexicano Juan Villoro, que dice: “Cuando el escritor sale con las manos vacías de su estudio, no sabe a ciencia cierta qué sucede. Algo impreciso no marcha bien en su otro mundo, y se resigna a cenar una sopa que no le sabe a nada en este. “¿Cómo es posible que no puedas decir qué tienes? ¡Te dedicas a usar las palabras!”, le reclama alguien demasiado próximo, sin saber que escribir consiste, precisamente, en tener problemas con las palabras”.
?“Me conmueve mucho”

?“Aldao” es el nombre de la última novela de María Teresa Andruetto, editada por Random House Mondadori y publicada en febrero pasado. El jueves, además de la actividad que se desarrollará en la Medioteca, ella conversará sobre esta obra, a las 18, en el?Centro?Cultural Comunitario Lenoardo Favio, junto a Mariana Barcelona y Beatriz Vottero, ambas profesoras de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM).
Una hora más tarde, también en el?Favio, la escritora será distinguida por Eduvim, la editorial de la casa de altos estudios, como Profesora Honoraria. “Me conmueve mucho y me provoca mucho agradecimiento”, dijo sobre el reconocimiento que recibirá el 8 de junio, día en que también se celebra el decimoquinto aniversario de Eduvim. Y al respecto, Andruetto recordó que junto con Juana Luján y Carolina Rossi publicaron por ese sello una colección de rescate de narradoras argentinas olvidadas. “También, mi agradecimiento a la editorial por cobijarnos hace ya más de diez años”, resaltó.