Una charla con Emanuel Molina, profesor universitario y editor de Eduvim
“La lectura enseña un vínculo con el tiempo totalmente diferente”
Dijo que en el Profesorado de Lengua y Literatura encontró “un modo de leer. Ese es el principal activo que te da la carrera”. “Se lee de una manera menos ingenua…, como si te agregaran un ojo”, contó. Expresó que es fascinante estar en la cocina de los libros, EduvimLlevábamos unos 15 minutos charlando en una calurosa siesta de diciembre cuando Emanuel trajo a la mesa esa “escena de iniciación”, que me confirmó lo que pensaba: su intensa amistad con los libros.
Estaba engripado, enfermo, a los 15 años, en la casa de su abuela materna, con pocas opciones de entretenimiento, algo acorde a la época. Sin computadoras, tablets, celulares o todo lo que hay ahora. Entonces, llegó a sus manos un libro que una vecina le prestó a su abuela. Era Ceremonia, de Julio Cortázar. Allí, dijo ahora, se le “abrieron las puertas de un mundo diferente al acostumbrado”.
Hasta el último año de la secundaria, a Emanuel Molina (41, papá de una hija de 20 y un hijo de 14, profe de Lengua y Literatura, trabajador de Eduvim, la editorial universitaria), no se le pasaba por la cabeza estudiar Letras.
Tras el Nivel Medio, ir a la universidad no fue una opción. Papá de joven, lo que hizo al terminar la escuela fue salir a trabajar. Hasta que llegó un día en que ingresó a la Universidad Nacional como nodocente, en un horario laboral de corrido (de 7 a 14), lo que le terminó abriendo el camino para decidir estudiar durante la tarde.
Ahí, de acuerdo a lo que nos contó ahora en esta siesta de diciembre, ya tenía la claridad de estudiar algo vinculado a la literatura. No estaba la licenciatura, sí el Profesorado, no tenía intención de ser docente, pero se metió a esas aguas. “Ahí encontré un modo de leer. Ese es el principal activo que te da la carrera”, expresó.
Entonces le pregunté qué es eso de encontrar un modo de leer. “Se lee de una manera menos ingenua…, como si te agregaran un ojo”, lanzó. “Empezás a leer o detectar cosas en la lectura, a mirar un texto con otro ojo, ver la costura de las cosas”.
Contó que hoy no puede leer casi nada sin googlear. Busca quién es la persona que escribe, de dónde viene, en qué año se da lo que cuenta el libro.
Le planteo cómo se puede incentivar a la lectura. Y cree que es generando las condiciones sociales y materiales para acceder de pequeño a esto, que es una forma de entender el mundo. “Para eso, hacen falta políticas sociales y garantizar condiciones mínimas de vida, en donde leer no sea un lujo y la lectura tenga un valor social”, estimó.
Nos vamos a esa “escena inicial” donde un libro le despejó la cabeza esos días en que estaba enfermo de gripe. Le planteo si un libro puede competir hoy con todos los estímulos que trajo la tecnología, como celulares, tablets, streaming y demás. “Si se va a competir en términos de entretenimiento, es una batalla perdida desde el vamos”, consideró.
Una experiencia con el tiempo
Luego, nos dijo que “la lectura es fascinante desde la experiencia como tal, es única”, y apuntó: “Es una experiencia con el tiempo, algo que hoy creo que muy poca gente está dispuesta a conceder”. “Enseña un vínculo con el tiempo completamente diferente”. Toda una definición en tiempos de ansiedad generalizada.
“La lectura permite vincularse con la realidad o la actualidad con cierto anacronismo, desde un lugar que no es el presente. Hoy hay una pulsión del presente, vivir el aquí y ahora. Es una trampa, es mucho más productivo entender el tiempo presente corriéndose del presente. Hay que irse un poco para entender el presente”, analizó.
¿Qué buscas al leer?
- En principio, creo que nada.
- Pero no es por entretenimiento
- No, eso seguro que no, aunque a veces es para poner la cabeza en modo avión. Pero si es por entretenimiento, voy a otro tipo de estímulo. Leer me genera una apertura al mundo totalmente diferente. Estamos muy expuestos a una cantidad de estímulos de entretenimiento, como quizás nunca antes. La lectura hoy es una alternativa. Lo mío no tiene que ver con el entretenimiento, sino como un viaje profundo a otras cosas. Igual, lo de que sea entretenimiento es saludable.
-¿Hay una vinculación directa entre la sensibilidad y la lectura?
-Busco algo que me conmueva, no necesariamente llorar o emocionarme, sino que me modifique mi subjetividad.
La charla deriva en la muerte, la semana pasada, de la escritora, ensayista y crítica Beatriz Sarlo. “Disfruté muchísimo leerla. Es una gran pérdida”, dijo de alguien a quien considera “una escritora brillante”.
Luego expresó, en base al ejemplo de Sarlo, que le gusta también leer escritos con los que no está de acuerdo, porque lo “estimula a pensar”.
-A veces creo que el leer puede conectarte mucho con el dolor o la tristeza.
-Creo que sí, es probable, pero también te permite conectar de otra manera más profunda con emociones como el amor, la felicidad.
-¿Qué género recomendarías?
-La poesía. Tiene la fuerza y la capacidad de llegar o llevarte a lugares donde con otros géneros te cuesta más.
Emanuel señaló también que siempre mira el contexto de lo que se escribe. “Es imposible leer a (Rodolfo) Walsh sin querer leer historia argentina, o del peronismo”, ejemplificó.
“Hay libros que han salvado las vidas. Eso es incomparable, me ha rescatado”, dijo en el tramo final de la nota.
Casi al despedirnos, le pregunté si quería decir algo. “Es muy importante tener universidad. Lo que para mí y para muchos significó la UNVM es incomparable. O mejor dicho, lo comparo con lo que veo en San Francisco. Te cambia la vida de una vez y para siempre. La literatura también”.
En la cocina de los libros
Emanuel, quien nació en San Francisco, pero vive en Villa María desde chico, contó que no viene de una familia muy lectora. “La biblioteca de mi viejo tenía libros que yo no leería, los de autoayuda. No estoy en contra de eso, pero la Universidad me llevó por otros lados”, confió.
Es el primer graduado de la familia, algo que lo hace valorar mucho a la UNVM.
Desde 2009 está en la editorial Eduvim.
Se considera un privilegiado por eso, porque “es superestimulante la cocina” de cómo se arma un libro.
Mira “con pánico” el mundo actual.
