Viajeros Villamarienses / Dublín / Irlanda

Las múltiples virtudes de una capital “fuera del mapa”

Nombre: Leticia Rietschi

Edad: 40 años

Profesión: diseñadora de indumentaria, community mánager y organizadora de eventos y ferias de emprendedores.

Lo que más me gustó: todo. La arquitectura, el ambiente, las costumbres, la gente. Es una ciudad de la que cualquiera se puede enamorar y te dan ganas de volver e, incluso, quedarte a vivir. 

Lo que menos me gustó: tal vez el clima, pero no puedo decir nada negativo de esa ciudad, ¡me encantó!

 

El nombre Dublín suena familiar al oído del amante del viajar. Sin embargo, poco sabemos sobre la capital de Irlanda. ¿Por qué deberíamos visitarla?

-Es una ciudad hermosa, y con mucho carácter. No es tan grande, al menos no del tamaño de grandes urbes europeas como Londres o París, por ejemplo, por lo que uno se siente muy tranquila. Está todo muy bien organizado. Hay mucha historia y lugares para recorrer, durante el día y durante la noche.    

-A juzgar por tus palabras, se antoja como un destino muy seductor. ¿Cuáles son los lugares que nos recomendarías para conocer? 

-Hay un montón de lugares. Lo primero que destacaría es la famosa universidad de Trinity College, que está hermanada con Oxford y Cambridge, y es una de las seis universidades más antiguas del mundo, con todo lo que ello significa. Después está la catedral gótica de San Patricio, que está dedicada a ese personaje histórico, patrono de Irlanda y considerado uno de los “salvadores” del cristianismo. También está la Oficina Central de Correos, escenario clave del conocido como “Levantamiento de Pascua” de 1916 y donde, tras esa revuelta, se declara la República de Irlanda, es decir, la independencia del país. Tampoco hay que dejar de visitar el Museo Histórico Nacional, donde hay mucho de la antigua y riquísima cultura celta, el Palacio de Justicia, el Phoenix Park, que es el parque más grande de Europa, y otros múltiples espacios verdes como el Parque de San Esteban, el barrio de las embajadas, los teatros, la Biblioteca Nacional, la zona del muelle y la costanera del río Liffey... en fin, que hay cantidad de cosas por conocer y disfrutar.

-En general, el irlandés promedio suele ser muy amigable, bastante más desestructurado que sus “cofrades” de la isla vecina, los británicos. ¿Compartís esa óptica? 

-Te puedo decir que la gente es superamable y muy atenta. Bastante desenvuelta, con buen humor. Es un lugar en el que llueve bastante y que puede ser muy frío y nublado, sobre todo en invierno. Pero a los locales pareciera que no los afecta. No sé si podría compararlos exhaustivamente con los británicos. Pero a grandes rasgos, puede ser que sean un poco más estructurados que los irlandeses, o al menos que los habitantes de Dublín.

-Alejémonos un poco de Dublín y vayamos a conocer los alrededores, ¿qué nos podes contar en tal sentido?

-Bueno, por suerte pude conocer la zona. Camino al condado de Kerry, en la zona de Galway, ves antiguas aldeas rurales, algunas de ellas con techos de paja, que supongo que serán así por las antiguas tribus celtas. De cualquier forma, creo que, lejos, lo mejor que vi y realmente el que va a Irlanda tiene que visitar sí o sí, son los acantilados de Moher, que tienen más de 200 metros de alto y, según lo que me acuerdo, unos ocho kilómetros de largo. Ahí se puede caminar y sentarse a apreciar el paisaje. Fue uno de los lugares más hermosos que vi, me emocioné hasta las lágrimas al estar ahí. Después está Londonderry, ubicada en una región donde aún pervive la cultura ancestral y el lenguaje gaélico. Es una zona muy bella, con las murallas, el lago de Inagh, la abadía de Kylemore. Incluso, es posible pasear en barco por los Fiordos Killary. Realmente hermoso.

-Volviendo a la ciudad, no podemos dejar de lado el célebre ambiente nocturno de Dublín. ¿Pudiste recorrer algunos de esos tradicionales bares, cuyo estilo ha servido de inspiración en la creación de locales nocturnos de todo el mundo? ¿Qué podés contarnos al respecto?

-¡Sí! Los bares son muy pintorescos y animados, hay un ambiente cálido adentro, con muchos clientes “habitués”, es una parte importante de la cultura irlandesa. La vida nocturna en general es superanimada en todos lados. Dublín tiene un promedio muy alto de cantidad de bares por habitante, o al menos eso escuché. La zona más conocida para ir a tomar es la de Temple Bar, es una de las áreas más caras para vivir. Es preciosa, con callecitas adoquinadas y pegada al río en varios sectores.

-En la pregunta anterior, queda incluido el tema de la cerveza, otro ícono local. ¿Es tan buena como dicen?

-Es muy rica la verdad, y se nota que hay una cultura desarrollada en ese sentido. La marca local Guinness es muy famosa a nivel mundial, y en mi experiencia es una de las más ricas. De las variedades que probé, me quedo con la cerveza negra.

-¿Algo que quieras agregar?

-Decir que la mejor época para viajar es el verano europeo, porque el invierno es muy duro, por el frío. El verano es mucho mejor. Lo único, llueve mucho, pero no molesta, es como una llovizna. Así que no se olviden de un paraguas y una campera impermeable en la mochila.

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