INVENTARIO/Esquel

Patagonia con todas las letras

Ubicación: noroeste de la provincia de Chubut. Distancias: 1.750 kilómetros al suroeste de Villa María. Población: 37.000 habitantes

Escribe Pepo Garay
Especial para El Diario

1) Copioso entorno natural y cultural

Acariciando las estribaciones de los Andes, entre montañas robustas y el aura de patagónica que marcan los vericuetos del noroeste de Chubut, Esquel se presenta como un destino digno de conocer. Primero, por su entorno natural privilegiado, el cual comienza ahí, bien cerquita del centro urbano.

En ese sentido, lo primero que destaca es la Reserva Natural Laguna La Zeta (con chapuzones veraniegos incluidos en su laguna), y los llamados “Senderos Periurbanos”. Estos últimos son una serie de circuitos que deambulan en el rededor inmediato de la ciudad y que, elevándose por los faldeos, regalan cautivantes panorámicas.

Algunos de los más importantes son “Las Mutisias” (en el Barrio Bella Vista), “De la Patagonia”, el “Cañadón de Borquez”, el “La Cruz” (con dos alterativas de trepada: por barrio Badén o barrio Ceferino) y “La Zeta”.  Más alejados, representan opciones recomendables las nacientes bodegas (y sus viñedos, obvio), el pueblito de raíces galesas de Trevelin (25 kilómetros), la Comuna Rural de Alto Río Percy y el Area Natural Piedra Parada (la piedra de 210 metros de altura es realmente impresionante), por caso. 

 

2) Parque Nacional Los Alerces

Sin dudas, el mayor atractivo de Esquel reside en su rol de principal centro de servicio para quienes visitan el vecino Parque Nacional Los Alerces (casi 260 mil hectáreas de extensión). Uno de los espacios naturales más bellos de todo el país (no exagera ni un ápice el viajero), cuyos dominios comienzan apenas 30 kilómetros al oeste de la ciudad.  

Allí, las montañas de picos nevados son gloria eterna, igual que lagos prístinos (el Futalaufquén, el Rivadavia, el Menéndez…), ríos furiosos e increíbles (igual que sus cascadas), bosques valdivianos tupidos como sueños de verdores y múltiples senderos (algunos de varios días de duración, como los tramos correspondientes a la célebre “Huella Andina”, por ejemplo). Al citar opciones con nombre propios, los primeros en levantar la mano son el Alerce Milenario y el Glaciar Torrecillas.   

 

3) Esquí y mucha diversión en la nieve

Otro hechizo de peso de la zona es la nieve, que se disfruta a pleno en el Centro de Esquí La Hoya. Uno de los emprendimientos en su tipo más elegidos por la clase media, ideal para a absorber los encantos patagónicos y divertirse de lo lindo con esquís, snowboards o trineos.

La Hoya, ubicado a solo 12 kilómetros del centro y a un promedio de 1.500 metros de altura sobre el nivel del mar, cuenta con todos los servicios, 30 pistas y 11 medios de elevación (aerosillas).

 

4) Tren a vapor, se dice “La Trochita”

En el inventario de Esquel, tampoco puede faltar “La Trochita”. Se trata de uno de los pocos trenes a vapor en funcionamiento del mundo, que realiza varios recorridos semanales de 18 kilómetros (tres horas) por los salvajes e inspiradores paisajes de la zona.  

Nacido en el año 1945 y declarado Monumento Histórico Nacional, el famoso Viejo Expreso Patagónico llega hasta la Estación Nahuel Pan, plaza fuerte de una comunidad mapuche-tehuelche. La oportunidad, previo al regreso, se presenta próspera para conocer la Casa de las Artesanas (decenas de productos de todos los materiales, realizados por manos nativas) y el Museo Nahuel Pan.

 

5) Rafting, kayak, pesca y hasta túneles de hielo

Como si le hiciera falta, Esquel le agrega a su propuesta todo lo que tiene que ver con actividades de aventura. Además de los ya citados deportes de nieve, hay que sumarle el rafting (los muchos y revoltosos ríos de la zona, como el Corcovado, que llega a Chile, son un elixir para la acción), kayak (especialmente por los lagos del Parque Nacional Los Alerces), canopy (casi un vuelo entre los bosques regionales), cabalgatas (por el área del Valle Chico y el Cerro Nahuel Pan, incluye visitas a chacras y estancias) y hasta la pesca deportiva (salmones, truchas, percas y pejerreyes patagónicos).

Párrafo aparte merecen los fabulosos túneles de hielo del Cerro La Torta (a unos 50 kilómetros de Esquel), que llegan a los 100 metros de extensión y potencian la admiración del viajero por esta bendita región del sur argentino.

 

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