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El León apeló a su mística

Alem lo empató sobre el desenlace del encuentro y se llevó el pase a la final desde los doce pasos. Fabián Montiel fue una figura excluyente
lunes, 8 de julio de 2024 · 13:00

En una vibrante definición, Alem avanzó a la final del Torneo Apertura tras dejar en el camino a Rivadavia, de Arroyo Cabral, venciéndolo por penales tras imponerse en el tiempo reglamentario 1 a 0.

El Tricolor villanovense consiguió una verdadera hazaña jugando con nueve hombres, gracias a un gol sobre la hora de Jenaro Heredia, que le permitió forzar la definición por penales. En la misma, la figura de su arquero, Fabián Montiel, fue fundamental para terminar de dar forma a la hazaña, atajando los remates de Javier Demarchi y Agustín Moreno. En la ida disputada en la Leonera, el Verde había triunfado 2 a 1.

El partido disputado en cancha de Rivadavia tuvo todos los condimentos necesarios para armar una historia futbolera de esas que perdurarán en el tiempo. La previa hablaba de una victoria del Verde en la Leonera por 2 a 1, pero con la baja sensible de uno de sus mejores hombres (Franco Gozzerino) por expulsión. Además, se sumaba la ausencia de Kevin Roda por haber llegado al límite de amonestaciones. Un verdadero desafío para su entrenador, Amadeo Perossi, pensando en la conformación del once inicial. Enfrente, Cristian Agosto tampoco la tenía fácil, con un plantel corto y con muchos futbolistas que no llegaban en su plenitud física. Afrontaba un doble desafío:  no solo mejorar la pálida expresión futbolística de sus hombres en la ida, sino ganar en Cabral si pretendía que su querido Alem se instalara en la gran final. La realidad nos mostró ayer que los vestidos con la camiseta tricolor supieron mejor que sus adversarios cómo debía encararse el juego. Alem, aun con su evidente falta de juego, comprendió que los partidos también se juegan desde la actitud y lo emocional. Por el contrario, Rivadavia encaró el encuentro pensando demasiado en la ventaja parcial conseguida en Villa Nueva y cedió la iniciativa a un rival que no luce por su fútbol, pero que no negocia nunca su entrega.

Como podía y con enormes dificultades a la hora jugar,  Alem se paró con una actitud desafiante ante un rival que optó por esperar el momento de sorprender. Fue clave la posición de Fabián Martínez abandonando la cueva y parándose en la zona media. Conformó un tándem interesante con Alexis Agosto para imponer una clara supremacía en esa zona clave del partido. Los volantes de Rivadavia nunca lograron equilibrar la lucha y sobre todo lucieron desordenados. La tarea creativa fue una carga excesiva para Maxi Le Roux, que, rodeado por hombres del local, le costó demasiado y la mayoría de las veces y, al carecer de apoyo y opciones para jugar, sucumbió en los duelos individuales. En ataque, la visita contó con el despliegue generoso y sacrificado de Heredia, pero resultaba insuficiente. Faltaron apoyos y variantes (volantes o defensas sorprendiendo) y hasta sufrió la baja por lesión de Tiago Androvetto (no había llegado bien).

Parecía una tarde tranquila para el local. Pero lo peor que hizo Rivadavia fue olvidarse de atacar. Lo más peligroso que logró armar se dio a casi 10 minutos del cierre del primer parcial. Una salida apresurada de Fabián Montiel le permitió a Ignacio Córdoba sorprender con un remate por arriba, que Ramiro Llampayas logró desviar casi sobre la línea de gol.

La más clara para la visita la tuvo Jenaro Heredia. Gran habilitación de Maxi Le Roux y el pibe Heredia, tras ganarle a Marcelo Berardo, no logró definir, permitiendo el rechazo al córner de Guillermo García (a los 30 minutos).

El complemento arrancó con una gran atajada de Fabián Montiel. El “uno” de Alem -siempre atento y seguro- desvió en gran forma un cabezazo de Lautaro Saravia, a quemarropa, tras una buena jugada colectiva.

El partido no cambiaba en cuanto a su desarrollo, pero el ingreso de Lautaro Pereyra mejoró el funcionamiento de la visita. El volante le otorgó mayor claridad al juego de su equipo y resultó importante, porque ahora Alem podía pensar a la hora de jugar la pelota. Esa pausa que le aportó a sus compañeros fue clave. Pero Rivadavia seguía luciendo como contenido y sus movimientos lucían forzados. No lograba claridad para jugar y sus llegadas resultaban esporádicas. La impotencia ofensiva de Alem parecía avalar esa postura, pero la ventaja era mínima.

Las expulsiones de Boglione y Bertoldo no lograron alterar el curso de las acciones. Pero Rivadavia dejaría pasar buenas chances en sendas llegadas de Francisco Pérez y Córdoba. La roja para Nicolás Pedernera por agresión parecía señalar el comienzo del fin para las ilusiones tricolores.

Pero, por suerte, el fútbol es una gran caja de sorpresas. Los muchachos de Alem (con un jugador menos) se jugaron el resto. Apretaron a un rival que lucía desconcertado y lo tomaron del cuello (futbolísticamente hablando). Alentados por su seguidora hinchada, que dijo presente en gran número, y con el poco físico que les quedaba fueron por la hazaña. Iban 44 minutos cuando llegó el centro desde la derecha para que, en el segundo palo, Jenaro Heredia metiera el cabezazo goleador y desatara el delirio de los hinchas visitantes.  Rivadavia, herido en su amor propio, fue en busca de lo que le estaban sacando en su propia casa. Generó un par de chances que tuvieron en vilo a todos. Y en la última, Fabián Montiel le tapó un cabezazo a Javier Demarchi que parecía tener destino de red. Después, fue el tiempo de los penales y Montiel fue gigante. La serie empezó con polémica, porque Montiel atajó, pero no pudo evitar que la pelota ingresara, según la indicación del asistente. Los dos arqueros, de gran experiencia ambos, estuvieron notables (atajaron dos cada uno). Pero la fortuna favoreció a Alem en el disparo de García que rebotó en el poste derecho. La definición corrió por cuenta del Indio Fabián Martínez. La historia estaba escrita desde el fondo de la historia.

La figura: Fabián Montiel

Fundamental para el resultado final,  en cada intervención trasmitió seguridad. Coronó su tarde soñada atajando dos penales en la definición desde los doce pasos.

El árbitro: Leandro Domínguez

Bien. Tuvo una tarde tranquila. Acertó en la mayoría de sus decisiones. Correcto en las expulsiones.

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